Y todavía dicen, sí, que no hay amor al arte. Eso no será por el volumen de muestras artísticas. Qué exponente: Nada menos que 131. Es el número de muestras que registró la capital zamorana el pasado año. Cada dos por tres (exactamente, cada 2,5 días), inauguración. Y si se tiene en cuenta la temporada estival, "cerrado por vacaciones", y las festividades laboralmente sacrosantas, pues día sí y día no. Somos pocos, cada vez pintamos menos, pero el afán de ilustrarnos, por lo visto, no nos lo quita nadie.

El recuento estadístico sitúa a Caja España, con dos salas, en lo alto de la lista. Nadie con más superávit. Si se echan cuentas, resulta que la obra cultural de la entidad de ahorro contabilizó 25 exposiciones. Hay nombres: Ramiro Tapia, Andrés Alén, Albano López. Predominan, no obstante, las colectivas sobre las individuales. Y, con unas y otras, las piezas de los Premios de Pintura y Escultura que convoca y patrocina la entidad financiera. Caja Duero, también con dos salas, organizó 18 muestras. De lo más "variado". Por ejemplo: la interesante abstracción de Fernando de Dios, los tapices de Angela Alvarez y las fotografías de David Arranz.

La Biblioteca Pública del Estado, siempre selectiva en esa programación, abrió su sala a 7 exposiciones. Tres sobresalían: por su testimonio, por su estética, por su proyección. Una, "España, diez miradas": Creadores con sus imágenes conmovedoras, sorprendentes, profundas y brillantes». Publio López Mondéjar, el comisario, eligió a García-Alix, Masats, García Rodero..., quienes, como observadores críticos, reflejaron la transformación experimentada por España en el último cuarto del siglo XX. Dos, "Francisco García Lorca, 1902-19762: un recorrido «por la vida y los intereses artísticos y literarios» del granadino de Fuentevaqueros. Tres, "Pérez Villalta ilustra Los viajes de Gulliver": eran 88 acuarelas que daban «una nueva vitalidad» al texto de Swift. Si comenzó la anualidad con "Bibliotecas en guerra", en enero, finalizó -cuando las fiestas y el bullicio que se descorcha- con la evocación de "Las Misiones Pedagógicas".

Las salas temporales de los museos dieron acogida a distintas muestras. El Etnográfico de Castilla y León presentó 6 exposiciones. Nada se parecía a nada. Comenzó 2007 con "Instrumentos musicales", y prosiguió con "La prensa diaria en Castilla y León": letra centenaria. Posteriormente: el escaparate dedicado a "El comercio y la industria en la provincia de Zamora". O, por otro nombre, "Nec Otium". El negocio de la vida y de la subsistencia. Otra cosa, tan distinta, lo que vino después: "Luz y aceite", la obra investigadora del pintor zamorano Ignacio Parrilla. Como, también, "Etnoproyecta 07". La sala se convirtió en una mediateca: para "ver, oir y tocar". Para conocer el patrimonio inmaterial (ritos y tradiciones) de Navarra. "Plomadas" , con la colección de Primitivo González, atrajo el interés sobre aquel antiguo símbolo y la construcción. Un bosque que habla de gravedad y levedad. El Museo de Zamora programó otras tantas muestras temporales: 5 se adscribían a "Constelación Arte": obras de Fausto Blázquez, Carlos de Gredos, Jorge Vidal, Angel Sardina y Javier Ayarza. Y, además, aquello de las Tablas de Arcenillas, donde se exhibió la obra del taller de Fernando Gallego existente en Asturias.

"Espacio 36", la única galería privada de la ciudad, sumó 20 exposiciones. Por la sala pasaron estéticas distintas, aún opuestas, de artistas con trayectorias firmes, como Pennetier, Acilu, San Esteban, Limia, Vizán, Esteban Ramírez... Figuración sobre todas las cosas, que deja poco a la imaginación-interpretación. Todas las realidades son una realidad. Igual cifra, una veintena, registró La Alhóndiga municipal. Allí presentaron sus creaciones Serrano, Gargallo, Francisco Somoza (los dibujos del arquitecto reflejan y, sobre todo, sugieren), Núñez Portela, José Carlos Guerra ("Coños", título vertical y "pradiano")... Y las "temáticas": sobre "El Empecinado" (de Rosa Martínez) y "La escuela de tu vida" (nostalgia y recreación).

El Colegio Universitario registró 10 muestras. Su claustro trinitario fue espacio de heterogéneas muestras: de los Encuentros Te Veo a Subimagen, de la obra de Esperanza del Amo a la conmemoración empresarial. Lo mismo sucedió en las actividades expositivas acogidas en La Encarnación. Lo último: ese Belén navideño, reconocimiento a la figura del profesor carbajalino Rodríguez Pascual, el etnógrafo de palabra mesurada, como apegada a la tierra con tempero. Se "zamoranizó" la fiesta cristiana. La tradición, cuando se aleja de las arqueologías, permanece viva. Porque se renueva.