Música de jazz y poesía, fusionadas, desde la improvisación libre. La propuesta, sin embargo, «va más allá de la mezcla» de una y otra. El cuarteto "Sin Red", el único de estas características existente en Castilla y León -aquí tiene su base-, ofrece el próximo lunes un recital en la Biblioteca Publica del Estado, en un acto organizado por el Foro Ciudadano de Zamora. El grupo, creado hace cinco años -en sus actuaciones, efectúa una introducción didáctica para situar al público-, destaca por su rigor interpretativo «y su radical contemporaneidad expresiva», explican algunas fuentes. Sin partituras, sin previos acuerdos, el conjunto -integrado por músicos, poetas, compositores: Chefa Alonso, saxo soprano y percusión menuda, además de licenciada en Medicina; Cova Villegas, voz; Víctor M. Díez, poesía, objetos; e Ildefonso Rodríguez, saxos, clarinetes y juguetes- consigue que la palabra y el ritmo «renazcan en la re-escritura de voces e instrumentos». Víctor Díez, que ha obtenido algunos galardones literarios, cree que se trata de «una aventura de libertad y riesgo, de la que el espectador se siente partícipe».

El cuarteto nació «entre León y Madrid», como una «propuesta interdisciplinar donde se ponían en diálogo música, poesía y danza». "Sin Red" ha actuado, desde aquel 2001, en festivales de Londres, Brighton, Southampton, Leeds, Lancaster, Sheffield, Liverpool, Manchester (Inglaterra), Viena (Austria), Rio de Janeiro, Sao Paulo, Niterio (Brasil), Madrid, Oviedo... En este 2006, ha participado en conciertos programados en varios países de Europa y América. El Instituto Cervantes le eligió «como una de las propuestas de mayor interés, entre las actuales, del panorama musical y poético», por lo que han presentado su espectáculo «en más de media docena de sus sedes».

La propuesta es novedosa, sí, y, también, arriesgada. De ahí que haya funcionado «como extraordinario contrapunto en congresos de poesía, festivales de música de corte más convencional, encuentros culturales», siempre en búsqueda de «lo nuevo y experimental», que, inicialmente, resulta costoso de aceptar por el público. Víctor M. Díez se muestra convencido: es un grupo de «creadores inconformistas, que hemos buscado nuevos caminos expresivos». No se trata explica, de unos músicos que acompañan a un poeta. «Mi trabajo se basa en mis propios textos, pero la lectura que hago de ellos es musical». Y en el caso de los otros, el trabajo sólo puede ser «poético». Su gran peculiaridad, tal vez la primera, ésta: «funcionamos muy compenetrados como grupo». El público, añade, «percibe algo extraño, interesante y que nunca antes había visto», excepto «aquellos que asisten a un festival especializado o son músicos de una órbita similar». Una improvisación libre. Porque «no es jazz» (?), «ni siquiera free jazz». No hay «estructuras previas», tampoco existen «preacuerdos». Una composición "en tiempo real" que «se basa en la escucha del otro y en el hallazgo instantáneo. No se elige el virtuosismo ni la repetición convencional. Esa búsqueda y esa ruptura no es algo «gratuito ni frívolo». Menos aún ese viejo afán de "epatar", que algunos pobrecitos practican con gusto. Se trata de «ejercer un "repentismo" en el que el bagaje personal de cada "actor" del grupo emerja con naturalidad, interrelacionándose, recreándose, y que sea así lo más auténtico posible».

El singular conjunto realiza, además, una «labor pedagógica», a través de seminarios, «para artistas interesados en la improvisación de todos los campos», se explica. Quién sabe si, también, para algunos ciudadanos que se sientan, observan y calan. Un espectáculo, un arte, que escapa de normas y cánones.