Lo habitual es que los recién nacidos alcancen un peso de entre tres y tres kilos y medio, algo menos en el caso de las niñas, pero se considera normal un peso de entre 2,5 y cuatro kilos. El bebé de siete kilos nacido en Madrid se puede calificar, pues, como una rareza que nunca se ha dado en Zamora, al menos que recuerden los médicos del principal paritorio de la provincia, el Virgen de la Concha. Los bebés de mayor tamaño que han llegado al mundo en Zamora se sitúan entre los cinco y los cinco kilos y medio, un peso más que considerable que puede originar problemas, sobre todo a la hora del parto y en los primeros días de vida del niño.

El pediatra Víctor Marugán y el jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia, José Luis Castaño Almendral, explican que se considera un niño macrosómico aquel con un peso superior a los cuatro kilos. La causa más frecuente de este anormal crecimiento del bebé suele hallarse en la aparición de diabetes en la madre durante el periodo de la gestación. Un buen control del embarazo puede detectar este problema y permite tratar a la madre para mantener al niño dentro de un peso razonablemente normal. Marugán cree que en los tiempos actuales es difícil que se produzcan este tipo de casos, precisamente por los controles rutinarios a los que se someten todas las mujeres embarazadas, aunque Castaño Almendral explica que no siempre es posible en determinadas pacientes el control de la diabetes. El pediatra apunta otras posibles causas para explicar el nacimiento de macrosómicos, como pueden ser las genéticas o la existencia de determinados síndromes poco frecuentes.

El ginecólogo, que ha atendido un parto de una criatura de 6,4 kilogramos cuando trabajaba en el hospital Vall d`Hebrón de Barcelona señala que lo normal es sacar a los niños grandes mediante cesárea, ya que de otra forma se corren más riesgos, como lesiones en los hombros del bebé.

Eso sí, el recién nacido puede sufrir problemas de salud en las primeras horas de vida, fundamentalmente hipoglucemias neonatales, pero pasadas las complicaciones iniciales suele tener un desarrollo normal. El doctor Castaño aclara que el hecho de que el niño sea grande no significa que esté más desarrollado que otro bebé, y de hecho «recién nacidos tan grandes suelen ser más frágiles».

Marugán cree que es más fácil que se dieran casos de niños demasiado grandes hace unas décadas que en la actualidad, debido al ya apuntado factor de los controles del embarazo, importante no sólo para evitar crecimientos exagerados sino también para detectar posibles malformaciones y otros problemas que puedan afectar al feto.

Por debajo de los 700 gramos la supervivencia es complicada

En el lado opuesto se sitúan los niños prematuros, que si están por debajo de los 1.500 gramos suelen requerir tratamiento en una unidad de cuidados intensivos pediátrica de la que Zamora no dispone, por lo que se envían a Salamanca. El pediatra explica que se han llegado a salvar niños por debajo del medio kilo de peso, pero por debajo de los 700 gramos es difícil que sobrevivan e incluso aunque lo hagan pueden quedar con secuelas físicas o psíquicas. Hay que tener en cuenta que estos casos son de prematuros, con apenas 24 ó 25 semanas de gestación.