Un humanista. "Luis Cortés. Fotógrafo y cineasta". Así se titula el libro que evoca la figura y la memoria del catedrático de Francés de la Universidad de Salamanca, zamorano de adopción, que falleció en 1990, cumplidos los 65 años. Y así se titula, también, la exposición que, con 70 de sus obras, de gran interés documental, se muestra en la capital helmántica: en la sala de Santo Domingo. Posteriormente, podría contemplarse en Zamora, pues aparecen tipos, paisajes y rincones de esta tierra.

La colección Cortés Vázquez consta de más de 5.000 negativos, que se hallan depositados en la Filmoteca de Castilla y León. Sus primeras imágenes -testimoniales, etnográficas...- datan de 1953, cuando adquirió una cámara fotográfica. Además, desarrolló una importante labor, de 1956 a 1964, como cineasta aficionado, con cortometrajes, documentales y obras de ficción en 16 milímetros.

El libro, que incorpora un DVD con las películas del docente, ofrece una semblanza de Luis Cortés Vázquez a cargo de su viuda, Paulette Gabaudan. Esta relata que el profesor-fotógrafo-cineasta aprendió, en sus inicios, con Pepe Núñez, reportero gráfico de un periódico salmantino. Y le enseñó que la imagen constituye «un lenguaje artístico. Permitía dar forma a una sensibilidad estilística». Encuadre, luz, emoción ante el hecho u objeto a captar... El laboratorio, «si se puede emplear un nombre tan pomposo para designar un cuartito de aseo», que resultó «destrozado por los ácidos». Y la bibliografía, para ver y aprender de los buenos, de los mejores, como Robert Doisneau. Los que querían retratar la vida. O, en otra honda, Ortíz de Echagüe.

La filmación de las películas requería un laborioso trabajo por la precariedad de medios. "El porqué de una ciudad", "El río, cine-poema del Tormes", "El viaje", "Un domingo" y "Los pájaros". «Se puede decir que con esta película se cierra una época en la vida de Luis Cortés. La cátedra de Universidad, ganada en 1965, hace que abandone el cine y, paulatinamente, también la foto en blanco y negro de revelado personal», apunta Gabaudan. «Seguirá haciendo algo, pero cada vez menos», añade, «hasta pasar definitivamente al color con el revelado industrial».

El libro recoge 197 fotografías. Y ahí aparecen el Lago, Bercianos de Aliste, Hermisende, Lubián, Trefacio, Pereruela, Moveros y las fiestas de San Pedro en la capital zamorana. Paulette Gabaudan destaca que «los estudios de Luis lo llevaron a Zamora, de donde era oriundo y donde se encontraban zonas muy primitivas y de especial interés». Sin embargo, «de todas las comarcas estudiadas o visitadas, ninguna contó tanto en su corazón como Sanabria. Fue la que había escogido para su tesis doctoral, que versaba sobre la toponimia». Y fue, también, «su primer contacto con los pueblos retirados del mundo», que visitó en el estío del año 1947.

«Se sumergió totalmente en el ambiente, compartiendo la vida de la gente, durmiendo en un arcón con una manta prestada por ellos, comiendo su pan y su sopa». Y debe señalarse que «la tal sopa, de ajo y pan migado, estaba confecciona por las viejas que machacaban el ajo con sus dientes pochos y lo escupían a la olla». Así, ganaba su confianza. Y de esa forma obtenía, «después del trabajo, en las veladas, sus informaciones: vocabulario, palabras y cosas, técnicas olvidadas en otra parte, cuentos, romances, leyendas». Esa información y esas vivencias propiciaron dos libros: "El dialecto galaico-portugués hablado en Lubián" (de 1954) y "Cuentos, romances y leyendas de Sanabria". Con los días, apareció "Mi libro de Zamora".

El Instituto de Estudios Zamoranos, el Ayuntamiento de la capital y Caja España ofrecieron un homenaje -sus orígenes estaban en Fermoselle, estudió el bachillerato en el instituto "Claudio Moyano" y aquí se halla enterrado- al profesor Cortés Vázquez, quien publicó una treintena de estudios sobre etnografía, toponimia, lingüística y arte popular, en el año 2002. Y tal circunstancia dio lugar a la edición del libro "El nombre de Zamora. Un problema de toponimia española".

Un humanista. Si lo decía Fernando Lázaro Carreter... Y otro académico, José Antonio Pascual, considera que «fue importante para varios dominios de la dialectología y la etnografía». Un humanista de aquellos.