Crear una biblioteca pública sin apenas ayudas, de la misma forma que levantaron hace años las pistas deportivas o, más recientemente, una piscina, por mucho que entonces «todos nos llamaran locos», como recuerda Artemio Pérez, presidente de la Asociación de Pinilla. La agrupación vecinal pide ahora libros y muebles para reconvertir en sala de lectura lo que hasta no hace mucho era el bar de la viejas escuelas del principal barrio de la margen izquierda.

Abierto durante años y cerrado hace meses por insalubridad, el bar parece haber pasado a la historia. Frente a la barra en la que antes se servían café y copas están ya los armarios que contendrán los libros. Son muebles viejos, prestados por el Ayuntamiento de Zamora, que lucen ya una nueva capa de barniz. Es lo que hace la escasez económica, pero eso no parece arredrar a la directiva vecinal, que en dos meses quiere tener abierta la biblioteca-ludoteca aunque aún no disponga ni de los libros. Lo que sí parece haber es un gran convencimiento. La de Pinilla es la única asociación no sólo de la capital, sino de la Comunidad autónoma, que tiene piscina, construida con el esfuerzo, económico y laboral, de los propios vecinos. Y ninguna otra en la ciudad se había atrevido hasta ahora a montar una biblioteca.

La iniciativa, asegura Pérez, responde al interés vecinal. Y al deseo de dotar al barrio de cuantos más servicios mejor para evitar al máximo tener que cruzar el río y dirigirse al centro capitalino. La asociación no sabe aún de donde sacará el dinero para contratar una persona y mantener abierta

la biblioteca, pero eso no parece echar el sueño por tierra, con la esperanza puesta en alguna ayuda de las instituciones.

No hay estudios en torno a la demanda que tendrá el nuevo servicio, pero se espera que no sea poca en un barrio que atesora gran número de jóvenes, sobre todo si se compara con otros de la capital. La biblioteca-ludoteca estará abierta a todos, sin necesidad de ser socio de la agrupación vecinal.

La sala que ocupará la biblioteca ha sido, al menos hasta ahora, la de la discordia, la misma que se han disputado las asociaciones de Vecinos "El Puentico" y de la Tercera Edad "Santiago", las dos agrupaciones que comparten las viejas escuelas de Pinilla y que durante años han mantenido un pulso por una sala que ambas creen suya desde que se produjera la desafectación del Ministerio de Educación.

Fuera como fuese, el Ayuntamiento de Zamora ha aprobado en pleno el cambio en el uso de ese espacio para que pueda utilizarse como biblioteca, en propuesta de la Asociación de Vecinos, lo que antes era un bar. Ahora, la Asociación de Vecinos reclama la devolución de algunos muebles que estaban en el bar y que se llevaron los socios de "Santiago". «Nos los llevamos porque eran nuestros, porque nos los dieron a nosotros, y para cogerlos no forzamos ninguna puerta, que estaba abierta», se expresa el presidente de la Asociación de la Tercera Edad, Felicísimo Vecino. El tema ha sido llevado de al Procurador del Común, aunque Abad niega que ese nuevo intento por competir por el local haya partido de la directiva de la asociación que preside. «Yo ya no quiero más disgustos», dice.

Por el bar de las antiguas escuelas de Pinilla pasaron al menos cinco adjudicatarios. «Todos se fueron por culpa de los jubilados, porque les hacían la vida imposible», según Artemio Pérez, quien hace un llamamiento al trabajo compartido. «Que se dejen de chorradas, de si es suya o no esa sala, que el barrio es de todos y todos tenemos que trabajar por Pinilla, lo que queremos es que las viejas escuelas estén llenas de gente». Otra de las salas ha sido bautizada ya como la de la Juventud. En ella varios jóvenes aprenden todos los días a jugar al billar.