Leí con mucho interés el artículo de J.A. Casquero sobre el señor Francisco, el señor del carrito, que me amplió y completó lo que yo sabía de este hombre, al que conocí, pues le hice varias fotografías y, en una época en que el gran Herminio Pérez dirigía EL CORREO DE ZAMORA, y yo colaboraba publicando fotos mías con el correspondiente comentario literario, escribí sobre este personaje.

Yo hablaba de la dignidad de este buen hombre, que mendigaba pero no pedía, no era un pedigüeño. digamos, y que no hacía espectáculo de su minusvalía, como otros mendigos hacen habitualmente, y, sin embargo, la gente sin esperar ninguna súplica de él, le dejaba su donativo, incluso también comida. Yo por entonces viajaba mucho y me desentendía de las reacciones y comentarios de lo que había escrito, pero, cuando volví a ver a Herminio, él me dijo que no sabía si decirme una cosa que a él le había disgustado y que no se atrevía a decirme para no causarme a mí también disgusto. Yo le rogué que no tuviera reparo y que me lo dijera. Se trataba de un artículo del ilustre Magistral de entonces, don Francisco Romero, que, comentando lo que yo había escrito, se rasgaba las vestiduras, porque yo había dicho que cuando "el hombre del carrito terminara sus días en la tierra, seguramente en la otra vida estarían esperándole para recibirle los perros con los que el convivió en este mundo". Algo más o menos escribí yo. ¡Menuda blasfemia! . ¡Perros en el cielo!? A mí no me disgustó la reacción del insigne eclesiástico, creo que más bien me divirtió sintiendo solamente que él no tuviera mejor sentido del humor.

Este buen hombre, el del carrito, era uno de los personajes entrañables de una Zamora que ya no existe y que añoramos muchos.

Deberíamos animar todos a Herminio Pérez para que escriba sus memorias. Sería un magnífico libro de la historia e intrahistoria de una Zamora inolvidable.

José Luis Viloria es director de cine y realizador de TVE