Su afición por los temas militares le condujo ante el mismísimo Rey de España, a quien tuvo ocasión de conocer y del que recibió un apretón de manos y una calurosa felicitación. El joven zamorano Rubén Seivane Rivera tocó el cielo durante unas horas, las justas para recibir de manos del monarca español un premio por el trabajo universitario titulado "El problema del agua en el conflicto árabe-israelí", elaborado junto a otros dos compañeros, junto a los que obtuvo matrículas de honor en tres asignaturas de libre elección de Económicas relacionadas con la defensa: Aguas en la Defensa, Cultura de Defensa y Defensa Nacional. El trabajo premiado, relacionado con la primera de esas áreas, será editado «en una publicación interna del Ministerio de Defensa y podrá consultarse», explica Rubén Seivane, acompañado por su madre, Nieves Rivera, ambos aún emocionados por la experiencia del pasado 7 de junio, cuando tuvo lugar la recepción en Madrid.

El estudiante zamorano de la Universidad de Salamanca se había dado por satisfecho con las matrículas de honor, quizás por eso cuando le llamaron para darle la buena noticia «creí que era una broma». Fue el profesor que les había dirigido el trabajo el encargado de comunicarles la concesión por parte del Centro de Estudios de la Defensa (Ceseden) de un diploma, que implica la recepción de «una cantidad de dinero que aún no sabemos». «A mí me hizo muchísima ilusión», declara Rubén, alumno de tercer curso de Empresariales.

Los tres compañeros de estudios se encontraban entre 50 civiles, procedentes de las universidades de Salamanca, Santiago de Compostela y Complutense de Madrid, galardonados con el diploma, relacionado con la Cátedra del Almirante Martín Granizo. El resto eran militares que realizan cursos del Cesden, «algunos con rango», apostilla la madre de Rubén, la única de la familia que gozó del privilegio de presenciar la ceremonia de entrega de premios: «para eso soy su madre», apunta. En la recepción posterior, el padre y las tías del alumno zamorano se unieron a la celebración.

La parte más emotiva para el joven Rubén fue, sin duda, cuando el mismísimo Rey Juan Carlos «se acercó para felicitarnos y nos dijo que ojalá el trabajo nos fuera de ayuda. Nos dio la mano». Ya en la recepción «el Rey estaba por allí conversando con la gente, como uno más; muy agradable, muy del pueblo. Asequible para todos, a pesar de que allí había grandes jefazos. Incluso me felicitó a mí», añade Nieves Rivera, que guardará entre sus mejores recuerdos este episodio de la vida académica de su hijo. «A mí no se me va a olvidar en la vida, tengo las fotos enmarcadas», se apresura a señalar Rubén. «A nosotros tampoco», apunta su madre para aclarar que no han podido traer el diploma a la entrevista porque «lo tenemos para enmarcar».

En cuanto al trabajo, en el que emplearon más de un mes en la recogida de datos -«yo utilicé Internet y las publicaciones militares a las que estoy suscrito»-, les permitió descubrir otras aristas del conflicto árabe-israelí, donde no sólo el dominio de las tierras o el enfrentamiento religioso tienen un lugar preferente, «las dificultades para el abastecimiento de agua también está presente, así como las obras que se están haciendo para controlar el cauce de los ríos», explica el joven zamorano, que todavía no ha decidido qué hará con el premio en metálico, aunque no descarta un viaje de placer. También como premio.