El Cabildo Catedral llevará los estudios realizados por el arquitecto Angel Casaseca sobre la construcción de un museo de tapices a la Dirección General de Patrimonio, en Valladolid, para que la iniciativa pueda ser reconsiderada después del rechazo inicial de la Comisión Territorial, a principios de este año. La propuesta rechazada suponía la construcción de un edificio de planta semicircular, subterráneo y visible en la superficie mediante una estructura acristalada.

El Cabildo estima de máxima urgencia la construcción de un museo que reúna condiciones de conservación idóneas para la colección de telas flamencas, considerada única en el mundo por su calidad. El propio Casaseca asegura que, tras la negativa en primera instancia, ha realizado un estudio en profundidad basado en el Plan Director de la Catedral, que ya contemplaba la construcción de un Museo sobre la rasante, además de analizar tanto las necesidades como los condicionantes que presenta la actuación. El objetivo es llegar a un entendimiento con la Administración que haga posible realizar el proyecto.

Aunque Patrimonio habría sugerido la idea de construir el museo fuera del recinto catedralicio, tanto el Cabildo como el propio arquitecto autor del Plan Director de la Catedral de Zamora coinciden en la conveniencia de que las telas permanezcan dentro de su entorno histórico. Sobre esa base, el arquitecto asegura que sólo habría dos posibles zonas para habilitar el centro: la primera de ellas, en la explanada situada el Parque del Castillo que rodea la muralla, donde en su día se levantara el escenario utilizado en conciertos. Es aquí donde había concebido el subterráneo, cuya parte superior «se levanta en forma de graderío para ofrecer la espléndida vista sobre la ciudad que existe en la zona», explica Casaseca. El proyectista reconoce que tal localización exige una labor arqueológica cara e intensa. Fue precisamente el valor arqueológico de la zona (que coincide con los propios orígenes de la ciudad), el argumento que defendió la Comisión Territorial de Patrimonio para rechazar la propuesta anterior. Casaseca asegura que, a cambio, sería el lugar idóneo y con menor impacto visual.

Como alternativa, señala la posibilidad de levantar un edificio «de fachada neutra, en el único sitio visualmente posible, entre la denominada Casa del Campanero y la Torre». Angel Casaseca también está dispuesto a intercambiar impresiones con Pepa Garrido, restauradora cuyo estudio de Madrid ha realizado las últimas intervenciones de conservación de las telas, «para entre todos lograr hacer el mejor museo posible» para unas piezas de valor incalculable.

Una colección única expuesta en condiciones limitadas al visitante

La exposición de los tapices de la Catedral de Zamora nunca ha sido la más afortunada, ni por las condiciones de conservación ni por las meras de observación para el visitante del Museo Catedralicio, donde pueden verse habitualmente.

Cuando, ocasionalmente, han salido de su entorno habitual, en el que se encuentran problemas de espacio que producen peligrosos pliegues en las telas, además de impedir admirarlos en toda su plenitud, los tapices de la Catedral de Zamora han brillado con luz propia. Fue lo que ocurrió en la exposición temporal del Metropolitan Museum de Nueva York, o más recientemente, en la muestra celebrada en Salamanca con motivo de la capitalidad cultural europea de la ciudad vecina.

Se trata de una colección del siglo XV de Tournai Arras y del siglo XVI de Bruselas. Estos últimos corresponden a la serie de Aníbal. El más renombrado es el "Tarquino Prisco", del siglo XV, tejido en Tournai y que se encuentra entre las seis piezas que la Junta de Castilla y León restaurará en los próximos tres ejercicios económicos, con una inversión de 290.000 euros.

Otras cuatro telas son las correspondientes a la Guerra de Troya. Junto al "Tarquino" forma una colección de tapices góticos que los expertos consideran únicos en el mundo. Fueron donados a la Catedral por el sexto conde de Alba.