- El pasado viernes la Federación de Asociaciones de Vecinos de Zamora (FAVE) le otorgó la distinción de Vecino del Año. ¿Cómo se siente ante este reconocimiento de la ciudadanía?

- Muy agradecido, aunque lo acepto en nombre de la cofradía y de la Virgen de la Concha, no en el mío propio. Yo creo que este año quien se lo merecía realmente era Antonio Vázquez al dejar la Alcaldía de Zamora. De hecho le otorgaron una insignia como vecino de honor.

-El próximo año se celebran elecciones para la presidencia de la Virgen de la Concha. ¿Habrá alternativas a Conrado Eguaras?

- Espero que sí. A ver si se presenta alguien que me jubile...

- Eso se lo he oído decir en muchas ocasiones...

- Pues sí, pero es que no hay nadie que quiera tomar el relevo. Todos me dicen «adelante, Conrado», y lo cierto es que yo ya estoy cansado física y mentalmente. Tengo 73 años y la capacidad que tenía hace 27 años, cuando comencé con la presidencia, ya no es la misma. Cada vez me cuesta más.

- ¿Dimitiría de no encontrar un relevo?

- Dimitir, nunca. Yo la cofradía la llevo muy dentro, no me puedo permitir eso porque si lo hiciera sería traicionarla, como si no la quisiera. Ni siquiera contemplo esa posibilidad.

- ¿Ha pensando en alguno de sus hijos como sucesor del cargo?

- Yo no quiero que sea así porque no me gustaría que dijeran que han heredado el cargo. Tampoco quisiera forzarles a mejorar mi labor y prefiero que sigan siendo hermanos, sin más.

- ¿Quizá ha dejado el listón demasiado alto como para que cualquier hermano quiera afrontar el reto?

- No lo sé pero está claro que nadie es insustituible. Me han aconsejado desde el clero que aguante todo lo que pueda. Además, si Dios me da salud y la Virgen me ayuda, quisiera gozar de la romería como un hermano más. Por mi cargo tengo que estar siempre pendiente de los protocolos y de que todo salga bien. Es más, ese día a mi mujer la veo por la mañana y no volvemos a encontrarnos hasta la noche. Me gustaría también disfrutar con ella como un romero de tantos. De todos modos, si no tienes un buen equipo es imposible que puedas estar en todos los sitios. Yo he estado muy encima de las instituciones pero el esfuerzo es de toda la directiva, que está muy unida y compenetrada. Entre todos hemos conseguido que lo que empezó siendo una romería de un grupito de personas se haya convertido en un encuentro anual de más de 10.000 zamoranos.

- ¿Ha faltado alguna vez a la peregrinación a La Hiniesta?

- Es una espinita que tengo clavada. El año pasado me operaron y no pude ir andando, ha sido el único año que me ha ocurrido. Gracias a Dios estoy muy bien de salud y este año he tenido la satisfacción de poder ir a pie.

- Quizá sea una indiscreción pero... ¿qué le ha pedido este año a la Virgen de la Concha?

- Que ampare y ayude a mis hijos y allegados. Y para Zamora, que le conceda el cobijo suficiente para que salga adelante y esté más arriba que en la actualidad.

- Habla de La Concha con veneración máxima. ¿Es consciente de lo mucho que le va a costar dejar de ser su presidente?

- Sí, soy consciente, pero ahora es el momento. Estoy convencido de que la cofradía necesita un nuevo impulso, que venga alguien que la renueve para que haga subirla como hice yo hace 27 años. Lo ideal sería que entrara una persona joven, de unos treinta años.

- ¿Qué le vincula con esa fuerza a la Virgen?

- En mi familia siempre ha habido mucha devoción. Mi tía fue una entusiasta de La Concha y Dios quiso que muriera la fecha de su fiesta, el 8 de septiembre. Un día antes de morir, la llevaron al traslado de la Virgen desde la iglesia de San Antolín a la de San Vicente, y le dijo a una hermana mía: «ayudadme a levantar, quiero ver a la Virgen por última vez». Eso me marcó tanto que cada vez que lo recuerdo no puedo evitar emocionarme.

- No hay zamorano que no conozca al Conrado Eguaras presidente de La Concha. Pero, ¿cómo es en su día a día?

- Una persona muy normal. Mi vida es muy sencilla y, sobre todo, familiar. Tengo cuatro hijos y cinco nietos y a los más pequeños les llevo todos los días al colegio. Estoy muy unido a mi mujer, que es la camarera de la Virgen, así que doble satisfacción.

- ¿Cómo le gustaría que le recordaran cuando ya no esté aquí, deseamos que dentro de muchos años?

- Me gustaría que me recordaran como un hombre que quiso que a la Virgen de la Concha se le rindieran todos los honores que se merece. Es lo único que pido, no quiero reconocimientos personales, te lo digo con sinceridad. Quisiera que pensaran en mí como la persona que se volcó al cien por cien con la Virgen porque la llevo muy dentro desde hace años.

- ¿Qué supone para usted el día del Corpus Christi que este domingo celebramos?

- Es una de las tradiciones más bonitas que hay. Me gustaría recuperar que la Virgen de la Concha volviera a desfilar en la procesión del Corpus. Hace muchos años así era pero desde mediados de los años Setenta dejó de estar presente en el desfile. Sería un gesto bonito volverlo a recuperar.

Perfil

Conrado Eguaras

Zamora, 6-01-1934

Es habitual encontrárselo a primera hora de la mañana con alguno de sus cinco nietos de la mano, rumbo al colegio. Tal vez esta costumbre sea la que justifique que Eguaras se autodefina como un hombre «familiar, muy sencillo y, sobre todo, con una devoción inmensa a la Virgen de la Concha». Una veneración que le lleva a emocionarse al hablar de la imagen y de lo que ha supuesto en su vida y la de su familia. A sus 73 años, sólo desea que cuando muera piensen en él como «un luchador por el reconocimiento de La Concha».

Fin de fiesta

Las actividades organizadas por la FAVE con motivo de la VI Jornada del Vecino concluyeron ayer con varias actividades infantiles en Valorio, donde se instalaron castillos hinchables, un tren infantil, circuitos de cars y motos. El bosque de la ciudad acogió también la tradicional carrera popular a cargo de Club de Atletismo y un baile popular. Por la tarde, se produjo la entrega de premios de petanca así como el sorteo de un collar y un juego de pendientes. La jornada festiva concluyó en torno a las 22.30 horas con el lanzamiento de cohetes.