Mil años de iconografía. Nada menos. San Ildefonso, toledano que ocupó la sede metropolitana entre los años 657 y 667, patrono de la ciudad de Zamora -aquí se guardan sus restos-, brillante intelectual, padre de la Iglesia hispana, cuenta con grandes representaciones. Importantes artistas imaginaron a esa figura eclesial en distintas escenas: Velázquez, Rubens, El Greco -su vista de Toledo ofrece, en la parte superior, el descenso de la Virgen a la Catedral para imponerle la casulla al santo, que es «algo que nunca se había destacado»-, Zurbarán, Murillo... No obstante, el programa iconográfico más completo se conserva en la capital zamorana, según apuntaron los expertos: Wifredo Rincón y Emilio Quintanilla. Sí: ese frontal del templo arciprestal, de piedra arenisca, policromada al temple y dorada, que se data en el último tercio del siglo XIII. (Habitualmente, se reduce a dos escenas: la imposición de la casulla y la aparición a Santa Leocadia. Sin embargo, los investigadores han comprobado la existencia de una veintena). Y sobresalen, también, la capilla del Cardenal de la Catedral zamorana, las Cantigas de Alfonso X el Sabio, la vida del santo reflejada en la puerta del reloj y en el techo de la Sacristía Mayor de la Seo toledana, un retablo de Covarrubias... Y los especialistas citan un millar de obras en su trabajo.

«Es un santo de época visigótica, muy importante. Y hay dos grandes bloques: la archidiócesis de Toledo y el foco zamorano», destacó Rincón García, director del departamento de Historia del Arte del CSIC. Y, con su defensa de la virginidad de María, resulta «muy mariano». Con la Reconquista, las nuevas iglesias recibían advocaciones de Cristo, la Virgen, los apóstoles y, después, «santos de la Iglesia española». No obstante, el toledano permanece a lo largo de la historia. Quintanilla Martínez reveló que la representación más antigua sobre San Ildefonso es un códice de 1067 que se halla en una biblioteca de Florencia (Italia). Pero su recuerdo iconográfico llega hasta el año 2000: un frontal de altar de una parroquia sevillana. Y, poco antes, los modelos esteriotipados de Olot, de mediados del XX. El catedrático de la Universidad de Navarra señaló que los momentos de mayor esplendor «fueron el Gótico, con la superior valoración de la piedad mariana», y la llegada de los Borbones, en el XVIII. «Con ellos, se revalorizó el culto a este santo», por aquello de su procedencia de la monarquía visigoda.

Una curiosidad que se refleja en el libro es la descripción física de Ildefonso, que data del siglo VIII. Se recoge en las Acta Sanctorum: «Fue, según consta en antiguas historias y escritos que han llegado hasta nosotros, de elevada estatura, de muy respetable rostro y aspecto digno de veneración, modesto, hermoso y verdaderamente regio, de color rosado, mezclado admirablemente con el blanco».

La diócesis de Zamora -la Cofradía de Caballeros Cubicularios surge para velar por la conservación de las reliquias, que Toledo reclamaba; los paisanos no cedieron a las presiones papales y regias- dispone de una abundante iconografía de San Ildefonso: retablos, frontales e imágenes de notable calidad. Sobresalen dos obras, sí: el frontal de piedra y el retablo de Fernando Gallego, realizado a finales «de la década de 1470». No obstante, varias parroquias cuentan con efigies del toledano. Y representaciones artísticas -la imposición de la casulla es un asunto con muchas versiones- existen en templos de Madrid, Toledo, Illescas, Segovia, Sevilla, Murcia... Y en Roma, Siena, Washington o Viena.

«San Ildefonso es patrono del Cuerpo de la Nobleza de Madrid», aunque se trata de «una corporación nobiliaria distinta a las tradicionales Ordenes de Caballería», destacó Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, barón de Gavín y editor de la obra. «Es palatina, y surge en la época de la Ilustración para administrar el Ayuntamiento de Madrid», cuando existía «la sociedad estamental». El proceso de "Iconografía..." «ha sido largo». Pero el Cuerpo de la Nobleza de Madrid «decidió realizar el encargo y encontrar a las personas adecuadas. En España sólo hay dos grandes especialistas en esa materia, que son Wifredo Rincón y Emilio Quintanilla», explicó. San Ildefonso aparece «con una numerosísima iconografía», y se trataba de analizar «la documentación verdadera, no la legendaria». Tal cosa «ha llevado a construir un libro moderno, representativo». Los asistentes a la sesión, en la sala de Caja Duero, aplaudieron a los expertos. Porque les habían ofrecido otra imagen del santo.