Miradas de Zamora: el difícil camino de la modernidad

La vanguardia ha sido rechazada en infinidad de ocasiones y lugares, también en Zamora

Miradas de Zamora: el difícil camino de la modernidad

Fernando Esbec

“A la gente le cuesta mucho asumir la modernidad”, afirma el arquitecto Francisco Somoza en esta nueva entrega de 'Miradas de Zamora' —una serie de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA—. A lo largo de la historia, numerosas innovaciones han enfrentado el rechazo inicial por parte de una sociedad que no estaba preparada para ellas. 

Ocurrió con la Torre Eiffel. Tras la Exposición Universal de París en 1889, hubo movimientos que abogaban por su demolición. Los parisinos de la época, acostumbrados a la armonía neoclásica del París de Haussmann, consideraban la estructura de Gustave Eiffel poco menos que una aberración. Sin embargo, hoy es uno de los monumentos más famosos de nuestro tiempo y nadie se imaginaría la capital francesa sin este icono construido en hierro.

Esto sucedió en París, pero no fue una excepción. La modernidad ha sido rechazada en infinidad de ocasiones y lugares, también en Zamora. Uno de los casos más recientes de rechazo a una estructura arquitectónica en nuestra ciudad fue la construcción del Puente de los Poetas, que despertó no pocas críticas entre los zamoranos, que consideraban inadecuada su ubicación y su estética moderna, acostumbrados a viaductos levantados con materiales más tradicionales.

Una hombre disfruta en verano de la tranquilidad junto al río Duero

Una hombre disfruta en verano de la tranquilidad junto al río Duero / Fernando Esbec

Pero el tiempo y la funcionalidad son los verdaderos jueces para una infraestructura de estas dimensiones. Como señala Somoza, este puente conecta la vida urbana con nuevas perspectivas y ha ampliado las posibilidades de disfrutar del paisaje zamorano: "Cuando pasas por él, en coche o caminando, ves cosas que jamás habías visto", explica el arquitecto zamorano en este episodio.

Tras más de una década desde su inauguración, el Puente de los Poetas parece haber encontrado su lugar en el corazón de los zamoranos. Lo que en su día fue un objeto de debate hoy es una pieza más del paisaje, una prueba de cómo la modernidad, aunque pueda ser rechazada en un inicio, termina integrándose en la vida cotidiana.

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