Santos de capa y “relaciones”

Zamora celebra a San Antón y San Blas

Santos de capa y “relaciones”

Santos de capa y “relaciones” / L.O.Z.

P. H. A.

Pasan las alegres fiestas navideñas y llegan, qué frío, los “santos de capa”. Y llegan también, en algunos pueblos, “las relaciones” versificadas: “¡Oh, glorioso San Antón / que el diecisiete de enero…”. Así se iniciaban. Esa invocación, con su relato, fue tradición muy arraigada (con la bendición de los animales) en el mundo rural. En Zamora, representó una manifestación popular con fuerte devoción. En Monfarracinos (su cofradía fue fundada en 1871, me cuentan), a dos pasos, se hacía relación desde el siglo XIX de lo más importantes sucesos del año. Ahí sigue. Un ritual.

Santos de capa y “relaciones”

Santos de capa y “relaciones” / Cedida

La capital zamorana cuenta con dos “santos de capa”, según la expresión popular, en sus templos. ¿Por qué ese calificativo? Porque se les representa vestidos con esa prenda de abrigo. San Antón (festividad: 17 de enero), patrón de los animales, se halla en la iglesia de San Antolín, situada en el barrio de La Lana. En su festividad, se bendice públicamente a las mascotas. (En algunas localidades de la provincia, como se ha indicado, se efectúan las “relaciones” ante el santo, donde se cuentan los acontecimientos del año anterior y se formulan peticiones para el futuro). La imagen de San Blas (3 de febrero), patrono de las afecciones de garganta y oído, se encuentra en el templo de San Vicente. Y son muchos los devotos que acuden a la iglesia para adquirir las protectoras ´cintas del santo’.

Santos de capa y “relaciones”

Santos de capa y “relaciones” / P. H. A.

Varias iglesias de Zamora han contado, a través del tiempo, con cofradías acogidas a las advocaciones de estos santos. Documentalmente, en el caso de San Antón, hay que citar a San Antolín (consta que ya existía en 1767), San Claudio de Olivares (mediados el XIX) y San Frontis (principios del XVII). En cuanto a San Blas, la parroquia de Santa María de la Horta acogió a una cofradía (ya existente a principios del XVII) con esa advocación.

Las tradiciones perviven, se renuevan, languidecen o mueren. Parece que el último caso es el más frecuente en estos días. No obstante, algunas permanecen con vitalidad, como sucede con la memoria y el culto popular a San Antón, sobre todo, y San Blas. Mano de santo, seguro

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