Inocentes masajes transformados en tocamientos y abusos sexuales a niñas: las claves de la condena al empresario de Villaralbo

La sentencia fija indemnizaciones de 140.000 euros para las menores amigas de sus hijas y medidas de alejamiento cuando salga de prisión

El empresario condenado, a su llegada a la Audiencia de Zamora uno de los días del juicio. | Batide Machado (Archivo)

El empresario condenado, a su llegada a la Audiencia de Zamora uno de los días del juicio. | Batide Machado (Archivo)

La Audiencia Provincial de Zamora ya ha emitido sentencia por el juicio al empresario de Villaralbo acusado de abusos sexuales a seis amigas de sus hijas, aprovechando fiestas de pijama de las menores y estancias en casas vacacionales en verano.

El fallo judicial, contra el que cabe recurso, no deja lugar a dudas, da por bueno como hechos probados las versiones de la Fiscalía y las acusaciones particulares, y condena a cuarenta años de prisión al procesado.

En concreto, se le considera autor de dos delitos continuados de abusos sexuales agravados a dos de las niñas, por lo que se le imponen diez años y medio de cárcel por cada uno de ellos. En el caso de otras tres menores, la pena es de cinco años de prisión por cada víctima por abuso sexual continuado y en el de la sexta niña se le imponen cuatro años de prisión por un delito de abuso sexual, sin ser continuado. Asimismo, el fallo judicial fija para el empresario procesado la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de cada una de las menores, de sus domicilios, lugares de estudio o trabajo, o sitios donde estas se encuentren, así como de comunicarse con ellas por cualquier medio, incluido por terceras personas, durante un plazo de 15 años una vez salga de la cárcel.

También se le impone la inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades, sean o no retribuidos, que conlleven contacto regular y directo con personas menores de edad, por un tiempo de 16 años, y diez años de libertad vigilada una vez quede libre, según la sentencia difundida por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.

Dos de las menores, las víctimas de las penas de mayor prisión, deberán además ser indemnizadas con 30.000 euros cada una por daños morales y las otras cuatro con 20.000, por lo que conjuntamente la cuantía indemnizatoria asciende a 140.000 euros, según la sentencia que hizo pública el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Del mismo modo, al condenado se le imponen las costas del juicio, incluidas las de las acusaciones particulares.

Contra el fallo judicial es posible presentar recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León en un plazo de diez días, una vez notificada la sentencia a todas las partes implicadas.

Los magistrados que han juzgado el caso consideran probado que entre 2016 y 2021, el empresario aprovechó que las amigas de sus hijas acudían a su domicilio, cuando tenían entre once y dieciséis años para celebrar fiestas de pijama, para valerse de que no había más adultos y de la confianza que tenían en él las menores y sus progenitores para cometer las delitos contra la libertad sexual. Algunos hechos se produjeron también en las vacaciones de verano.

La sentencia considera que los testimonios de las víctimas, que cuando declararon a principios de este mes en el juicio ya eran todas ellas mayores de edad menos una que estaba próxima a cumplir los 18 años, constituyen prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de inocencia del acusado.

En su testimonio no ha habido modificaciones ni contradicciones sustanciales en sus sucesivas declaraciones ante la policía, el juzgado instructor y el día del juicio. También se han valorado las declaraciones prestadas por las madres de las niñas sobre el estado emocional de sus hijas cuando volvían a casa tras lo sucedido y cuando contaron lo que pasaba.

El acusado convencía a las niñas para darles un masaje, a veces justificado por lesiones concretas, caídas u otras circunstancias, para "repentina y calladamente" transformar esos masajes en tocamientos de las partes íntimas de las menores. "El acusado sabía muy bien aprovechar la ocasión para deslizar sus manos y transformar lo que en principio iba a ser un inocente masaje en un acto lúbrico y sexual, totalmente ilícito por la edad de las menores", señala la sentencia. En los testimonios de las niñas no se aprecian graves imprecisiones, ni fisuras, ni discordancias, ni quiebras, subraya el tribunal, que explica además que las niñas primero trataron de negar y olvidar los hechos y luego, "según los iban narrando, no solo se revictimizaban, sino que incluso recordaban hechos que habían logrado olvidar".

"La sentencia es un éxito porque las víctimas han sufrido mucho y le tienen mucho miedo"

Uno de los abogados de la acusación particular, Francisco Fernández Martínez, ha asegurado que la sentencia ha sido "un éxito" tanto porque se juzgaban hechos muy graves y conductas que se habían repetido muchos años en un contexto de confianza como porque "las víctimas han sufrido y padecido mucho tiempo, con problemas psicológicos, y tienen mucho miedo a ese hombre", ha declarado sobre el empresario condenado.

A su juicio, la sentencia está "muy razonada y bien fundamentada" y coincide en lo básico con las peticiones de Fiscalía y acusaciones. Ha valorado positivamente tanto la pena de prisión como las medidas posteriores de alejamiento y ha recordado que los agresores sexuales de ese tipo de delitos son reincidentes en el 80% de los casos. Del mismo modo, ha aludido a las circunstancias de los delitos, en un ámbito muy familiar, aprovechando que las víctimas eran amigas de sus hijas y que celebraban fiestas o periodos vacacionales para cometer unos abusos que fueron constantes y muy reiterados, siendo ellas muy pequeñas. Esa metodología, ha apuntado, coincide "psicológicamente con la forma en que suelen actuar los pederastas".

Para dictar sentencia, el letrado ha indicado que lo esencial han sido las declaraciones de las víctimas, que cuando ocurrieron los hechos tenían algunas once, doce o trece años, pero que cuando han declarado en el juicio ya eran casi todas mayores de edad y han corroborado lo sucedido. En el juicio, celebrado a principios de este mes, declararon, además de las víctimas y las madres de algunas de ellas, una de las hijas del condenado, así como psicólogos y otros profesionales que han tratado a las menores de las secuelas de los abusos sexuales.

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