Manuel J. Castillo Garzón | Catedrático de Fisiología Médica
"El deterioro cognitivo no se puede detener, pero sí ralentizar el proceso"
"Es fundamental disminuir el estrés psicológico negativo, mantenerse activo física y mentalmente y llevar una alimentación adecuada"

Manuel J. Castillo participa en el VI Congreso Internacional Silver Economy de Zamora / Cedida
L. G. M.
El catedrático de Fisiología Médica de la Universidad de Granada, Manuel J. Castillo, participará en la sexta edición del Congreso Internacional Silver Economy de Zamora para hablar sobre el envejecimiento saludable y el deterioro cognitivo.
–¿Cómo se puede envejecer de manera saludable?
–El envejecimiento es un proceso natural, afecta a todo y a todos, es paulatino e inevitable, pero es influenciable. Podemos influenciarlo para mal, es decir acelerarlo. O podemos influenciarlo para bien, es decir podemos enlentecerlo. Aunque la mayoría de las personas envejecen normalmente, ni de manera acelerada ni enlentecida, todos conocemos gente que han envejecido o envejecen muy rápido, y se nota. También gente que se mantienen bien, que parece que el tiempo no pasa por ellos o pasa más lento. Y hay que decir que la edad que aparentamos tener se corresponde mejor con la edad que realmente tenemos (edad biológica) que, con la propia edad cronológica, que es la que viene determinada por la fecha de nacimiento.
–¿Cómo podemos ralentizar el proceso?
–Para envejecer saludablemente tenemos que evitar todo aquello que acelera nuestro envejecimiento y potenciar aquello que nos protege o retarda ese envejecimiento. Hay que saber que cada tejido, cada órgano, cada sistema tiene sus factores específicos que tienen un efecto u otro, y además hay otros factores que afectan a varios de esos o incluso a todo el organismo. El envejecimiento vascular, y más concretamente del endotelio vascular, tiene un efecto generalizado porque todos los tejidos están vascularizados.
–¿Hay alguna terapia efectiva anti-envejecimiento?
–Como tal, una terapia efectiva anti-envejecimiento, no existe. Y tampoco pienso que va a estar disponible en el medio plazo. Sin embargo, se ha comprobado, tanto en animales de experimentación como en humanos, que hay diversos tipos de intervenciones con cierto efecto, aunque no todas son igual de efectivas en todas las personas ni en todos los tejidos de una misma persona. Y hay que tener en cuenta que la genética y las circunstancias a la que esa persona se haya visto expuesta, incluso antes de nacer, o sea la epigenética, juegan un papel importante, incluso mayor de lo que en un principio se pensaba. El efecto de esas intervenciones no es, en ningún caso, detener el envejecimiento sino enlentecerlo o atenuar sus consecuencias.
–¿A qué intervenciones se refiere?
–Entre esas intervenciones está disminuir la ingesta de comida de una manera significativa, y en particular de diversas sustancias particularmente nocivas; someterse a planes de entrenamiento para mejorar el estado de forma y la composición corporal; ciertos fármacos, algunos ampliamente utilizados en la clínica también tienen ese efecto; ciertos suplementos nutricionales pueden ser de utilidad, fundamentalmente cuando hay carencias pero también usados de manera terapéutica. Por último hay una serie de productos en investigación que podrían ser de utilidad en un futuro. No puedo dejar de destacar la importancia que para una longevidad saludable tiene el apoyo social, el no sentirse sólo.
–En su ponencia hablará del deterioro cognitivo ¿qué diferencia hay entre el Alzheimer y el deterioro cognitivo?
–El deterioro cognitivo es la pérdida de capacidad cognitiva que se produce con la edad y esa pérdida puede ser considerada normal. Lo mismo que hay pérdida de capacidad funcional, con los años, en todos los sistemas de nuestro organismo. Cuando esa pérdida es ya muy acusada, se presenta a edades anormalmente precoces o progresa rápidamente y, además coexiste con factores que la aceleran, incluso en el propio tejido cerebral, hablamos ya de la enfermedad de Alzheimer, que ya es algo que deja de ser normal para convertirse en patológico.
–¿Qué síntomas pueden alertar del deterioro cognitivo?
–Cuando ese deterioro cognitivo progresa rápidamente y alcanza un nivel impropio para la edad de la persona se producen las manifestaciones propias de esa pérdida de capacidad funcional entre las que están la pérdida de memoria sobre todo de cosas recientes, dificultad para resolver problemas que antes no se producía, desorientación, dificultad para realizar tareas cotidianas bien de carácter laboral o doméstico, cambios en la personalidad y el estado de ánimo como volverse depresivo, ansioso, temeroso, tener sospechas sin fundamento…
–¿Se puede frenar el deterioro cognitivo?
–Si frenar se entiende como enlentecer, se puede decir que sí. Si se entiende como detener, la respuesta sería no. El deterioro cognitivo, como cualquier otra función de nuestro organismo se va a deteriorar con la edad y de lo que se trata es que ese deterioro ocurra de la manera más lenta posible.
–¿Qué avances se han dado para el tratamiento del mismo?
–Se conoce bastante bien, por qué y cómo se produce este deterioro, aunque no tengamos los medios para detenerlo. Hay dos factores clave, uno es disminuir el estrés psicológico negativo a la que esa persona se ve expuesta ya que ese tipo de estrés acelera el deterioro. La segunda es mantenerse activo física y mentalmente haciendo todo lo que se pueda hacer en ese sentido. También es importante mantener una adecuada alimentación, identificar y tratar carencias nutricionales. Y por último hay fármacos en uso y otros en investigación que también pueden ayudar a enlentecer el proceso.
–¿Hay métodos efectivos para rejuvenecer el organismo? ¿Tienen estos algún riesgo?
–Podemos decir que sí. Cuando se hace algo, siempre existe un riesgo pero los beneficios, según debe poner de manifiesto la evidencia científica, debe superar el riesgo. El ejemplo más fácil de entender es el del ejercicio físico que practicado con cierta intensidad conlleva un riesgo de lesión e incluso de muerte, pero los beneficios que conlleva y los riesgos de no hacerlo superan los riesgos. Igual con otros tipos de intervenciones. Obtener un beneficio con una intervención que se pretende sea efectiva sin que suponga ningún riesgo ni implique ningún esfuerzo es imposible.
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