"En mi escritura reflejo muchos de los miedos contemporáneos"

"Describo una realidad que veo a mi alrededor que puede parecer un espejo deformado, pero que cada vez lo es menos"

El escritor zamorano José Ángel Barrueco.

El escritor zamorano José Ángel Barrueco. / Yohe Cáceres

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El escritor zamorano José Ángel Barrueco regresa literariamente al barrio madrileño de Lavapiés, donde reside, para desarrollar en él su última novela "Los violentos. Una historia de Lavapiés", una historia donde el autor otorga visibilidad a problemas de la sociedad actual.

–¿Qué le hace volver a Lavapiés para esta nueva novela?

–Desde que tengo hijos todos los días hago los mismos recorridos al colegio varias veces al día. En esos paseos me fijo mucho en la gente de la calle. Por las calles por las que me muevo suele haber drogadictos, alcohólicos, hay muchas peleas, muchas broncas…. No obstante, la novela parte de tres ideas que van confluyendo poco a poco durante los años.

–¿Cuáles son?

–La primera es la huelga de limpieza que hubo en 2013 que convirtió las calles de Madrid, sobre todo este barrio de Lavapiés, en un escenario que parecía un poco apocalíptico. Estaban las aceras como un vertedero y las calles repletas de bolsas de basuras. A mí se me ocurrió que tenía que ambientar una novela en ese escenario, pero me faltaba una trama. La segunda surgió un día yendo por nuestra calle tuvimos un tropiezo con un joven, muy nervioso que yo creo que se acaba de meter "speed". La cosa quedó en nada porque a mí acudió la templanza. Luego me fijé que vivía en nuestra misma calle y durante unos días estuve obsesionado con el hecho de que por si me diría algo. La literatura yo creo que es un condicional y desde ahí se mueve el escritor con preguntas como qué ocurriría si… Empecé a preguntarme qué ocurriría si ese muchacho en vez de conmigo se hubiera topado con un grupo de alcohólicos o qué ocurriría si ese chaval se hubiera tropezado con estas personas que no tienen nada que perder.

–El tercer planteamiento ¿a qué correspondió?

–La influencia de películas y libros que estaba viendo y leyendo por aquel momento. A mitad de novela surge un virus que yo me lo inventé porque estaba leyendo ensayos sobre las películas de David Cronenberg, que siempre habla de virus, de mutaciones de la carne, y se me ocurrió que podía insertar eso para alejarme un poco del realismo de la novela. No quería que fuera un reflejo tan fiel a la realidad, quería hacer mucha ficción. Planteé la ciudad convertida en un vertedero y le pongo un virus, con lo que va a aparecer una novela casi de ciencia ficción. Lo que ocurrió es que poco después de escribir el borrador llegó la pandemia y la distopía que quise hacer el COVID me convirtió casi en realidad un libro que era casi como en una deformación en la realidad.

Planteé la ciudad convertida en un vertedero y le pongo un virus, con lo que va a aparecer una novela casi de ciencia ficción. Lo que ocurrió es que poco después de escribir el borrador llegó la pandemia

–Las páginas de la novela tienen mucho de vivencia persona.

– Sí, porque son, sobre todo, situaciones que he ido viendo e incluso utilizo frases y diálogos y expresiones que yo he recogido de la calle porque cuando uno escribe se dedica a escuchar y a observar. Hay un pasaje del libro en el que la chica describe una pelea de perros muy violento. Ese hecho es real, lo vi desde mi balcón. Tiene un montón de cosas sacadas de la realidad y me sirve también para reflejar lo que yo creo que son los miedos contemporáneos, la violencia, el machismo, el maltrato, las reviertas callejeras que hay a menudo, las plagas de insectos las sufrimos a menudo en Lavapiés, el linchamiento mediático en las redes… intento meter muchos miedos contemporáneos. Lo que quise fue darle esa pincelada para partir de la realidad y metí el virus. Y luego me atropelló la realidad.

–La violencia está tan presente que casi es un protagonista más de la propia novela.

–Quería que la violencia estuviera presente cada poco, que no solo hubiera de puñetazos, sino que fuera verbal. En Lavapiés la veo mucho. A veces puede parecer una exageración, pero casi veo broncas diarias o bien las escucho.

–Presenta una atmósfera hasta asfixiante.

–El paisaje es un protagonista y eso lo he tomado de J. G. Ballard, que habla mucho de cómo el paisaje, en sus novelas el paisaje acaba afectando a mentes, a las cabezas. Quería hacer unas descripciones muy detalladas también para que asfixiaran al lector con toda esa descripción de las basuras, de la suciedad y de los insectos.

–Una de las protagonistas se vale de las redes sociales para denunciar la situación de violencia machista que sufre.

–En el libro hay un par de mujeres relevantes. La más joven es la que simboliza la esperanza para mí y la que supone como un soplo de aire fresco para que no sea todo tan negativo. Ella empieza a interesarse por el feminismo como un modo de resistencia y cuando tiene esa situación violenta, el único recurso que se le ocurre es acudir a las redes. Eso es lo primero muchas veces que ocurre ahora.

–¿Lo más complicado que ha sido en la escritura de "Los Violentos"?

–Darle la forma que quería para que no fuera aburrida o pesada. El borrador era bastante más largo, había una disparidad entre los capítulos. A lo mejor el primer capítulo era corto, pero el segundo era larguísimo. Había una falta de ritmo en los primeros borradores. Lo que fui haciendo ha sido recortar, pulir y recortar para que todos los capítulos más o menos tuvieran la misma extensión y eso se nota, al final, en el ritmo. Me ha llevado años porque ahora tengo menos tiempo para dedicarme a literatura.

–Ese primer borrador ¿cuándo lo acabó?

–A principios de 2018 y lo dejé ahí aparcado porque nació mi segundo hijo. Lo retomé meses después y fue cuestión de volver a releer porque no estaba convencido. Lo he releído mucho hasta que he encontrado ese ritmo perfecto. Cargarte páginas no es fácil porque también había metido muchas descripciones, he recortado muchas descripciones y he metido más diálogos, lo que hace que fluya mejor.

– "Los violentos" ¿representa un espejo deformado de la realidad?

– Sí, es un espejo un poco deformado, pero cuando lo escribí parecía muy deformado, pero ahora ya no lo es tanto. Como decía el escritor Thomas Bernhard solo intento reflejar cosas, no quiero ni denunciar, ni entrar en debates políticos... yo lo que intento es describir una realidad, esto está lleno de alcohólicos, ahora mismo hay muchos drogadictos, hay mucha violencia, mucha suciedad... eso es lo que quiero reflejar. Reflejo lo que veo.

A Mario Crespo lo considero uno de los escritores más dotados e interesantes de su generación. Sé que le costó un poco ponerse en esa tesitura de escribir un prólogo cuando él no es lector de prólogos, pero él lo hizo muy bien

–El escritor zamorano Mario Crespo es quien escribe el prólogo. En esas páginas incluso confiesa que él no suele leerlos.

–A Mario Crespo lo considero uno de los escritores más dotados e interesantes de su generación y es mi amigo y conoce bien mi obra. Yo sé que le costó un poco ponerse en esa tesitura de escribir un prólogo cuando él no es lector de prólogos, pero él lo hizo muy bien. Y luego además es zamorano y ofrece una conexión con mi tierra. Como el libro solo ataña ambientes madrileños, pues bueno, a mí me gusta siempre volver a las raíces. Además la imagen de la solapa es una fotografía de una amiga también zamorana de adopción, Yolanda Hernández, Yohe Cáceres.

–¿Habrá una tercera novela ambientada en Lavapiés?

–De momento no. A lo mejor dentro de unos años sí, pero ahora mismo no porque el tema me ha dejado bastante saturado. El próximo libro que ya estoy escribiendo, la próxima novela, vuelvo a Zamora. Vuelvo a principios de los 90 y es ficción. Va a tener muchas cosas de la experiencia, anécdotas autobiográficas, pero me voy a inventar personajes, quiero reflejar cómo eran los 90, cuando pasabas del instituto a la universidad, ibas a Salamanca, las fiestas que hacíamos por entonces que es diferente a lo de se vive actualmente. El libro también va a ser un homenaje a la música, ya que antes comprábamos vinilos y compactos y escuchábamos mucho la radio. Ahora está todo en Spotify.

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