Entrevista | Luis García Jambrina Novelista

"La escritura, que ha transformado mi vida, tiene algo de aventura"

"Actualmente se publican demasiados títulos, soy partidario del libro bien hecho, bien concebido y bien editado"

Luis García Jambrina

Luis García Jambrina / Cedida

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El novelista zamorano Luis García Jambrina publica una nueva novela "Así en la guerra como la paz", texto que presentará en la Feria del Libro de la ciudad el próximo día 1 de junio.

–El título de su novela es toda una declaración de intenciones.

–El título tiene que ver con las fórmulas de los famosos votos matrimoniales y, en este caso, en la guerra y en la paz. Se trata, por tanto, de señalar lo importante que el amor es para la protagonista. Es el amor el que la llevará a acompañar a su marido a la guerra, pues en aquella época algunas esposas podían acompañar a los soldados británicos en campaña. El título nos dice que para la gente pobre, como la protagonista, la vida es siempre una guerra, una lucha por la supervivencia. Para los pobres y desahuciados del mundo la vida es siempre guerra.

–En este texto rompe con el tiempo de las investigaciones de Fernando de Rojas para avanzar en la historia de España y adentrarse en la Guerra de la Independencia. ¿Qué le impulsa a ubicar la novela en este período?

–En la novela se narra un hecho histórico relacionado con la Guerra de la Independencia: la retirada del ejército británico al mando de sir John Moore. Fue un hecho trágico y terrible, debido a las duras y difíciles condiciones en las que se produjo la retirada en el invierno de 1808 a 1809. Tuve noticia de esa retirada en tierras de Galicia mientras hacía una ruta alternativa del Camino de Santiago y me impactó. Me pareció que tenía no solo un interés histórico, sino también humano, pero lo que más me impresionó fue descubrir la presencia de mujeres en el campamento del ejército británico. Ellas sufrieron por partida doble, pues algunas viajaban con sus hijos de corta edad, esas penalidades.

Luis García Jambrina

Luis García Jambrina / Cedida

–El peso del texto recae en una mujer, en Catherine Gallagher ¿por qué?

–Ya había ensayado la presencia femenina en una novela mía anterior que pasó bastante inadvertida "La corte de los engaños", narrada y protagonizada por tres mujeres en el año de 1492. Ahora quería contar la historia desde dentro por una de las mujeres que estuvieron presentes en esa retirada.

Quería contar la historia desde dentro por una de las mujeres que estuvieron presentes en esa retirada

–Es una mujer con gran determinación, coraje y al tiempo empática y sensible. ¿Se ha basado en algún personaje histórico?

–Para construir el personaje de Catherine Gallagher me he basado en los testimonios que tenemos sobre esas mujeres que estuvieron presentes en esa retirada, muchos de ellos atroces. Todo lo que cuento en la novela relativo a eso está documentado. También me he basado en un diario de una mujer inglesa que estuvo presente en otras campañas de la Guerra de la Independencia, Catherine Exley. Mi personaje se basa en todas ellas y en ninguna en concreto. Me decidí por una mujer porque quería mostrar la retirada y la guerra desde los ojos de una mujer que hubiera participado en ella. Las mujeres ofrecen una mirada nueva, distinta sobre realidades que ya han sido muy tratadas por los hombres. La mirada de Catherine Gallagher es una mirada intrahistórica, como diría Unamuno. Y eso es lo que quería mostrar: lo intrahistórico, sin olvidarme de lo histórico. Lo emocional, sin olvidarme de lo racional; lo cotidiano, sin olvidarme de lo extraordinario. También el mundo de las pequeñas cosas, como, por ejemplo, mostrar lo duro que era ir todo el día con la ropa mojada y llena de barro.

Luis García Jambrina con su última novela en las manos

Luis García Jambrina con su última novela en las manos / Cedida

–Con la elección de una voz femenina ¿reivindica el papel que ellas han tenido a lo largo de la historia?

–-En efecto, mi intención era poner el foco sobre unas mujeres que fueron víctimas de una guerra, pero de las que luego nadie se acuerda, como si no hubieran estado allí.

–En la última entrega del Manuscrito el amor cobraba fuerza elevándose ahora ya que la protagonista está enamorada hasta el tuétano.

–A mí me gusta definir esta novela como una novela de amor en tiempos de guerra y debo confesar que la escribí estando muy enamorado, como no lo había estado nunca. De modo que le transferí todo ese amor que yo sentía en ese momento a este personaje. Creo que si no hubiera estado tan enamorado no la habría escrito así y Catherine habría sido muy distinta, si bien está inspirada en muchas de esas mujeres anónimas que participaron en las campañas del ejército británico en España. Es una historia de amor romántico en el sentido originario y fuerte del término. El amor es aquello que nos mueve y que nos salva aun en las peores circunstancias.

El amor es aquello que nos mueve y que nos salva aun en las peores circunstancias

–¿Le ha costado cambiar el rol y ponerse "en el pellejo" de una mujer?

–El gran reto de esta novela era ponerse en la piel de una mujer de hace más de dos siglos, de otro país y otra cultura y de una clase social muy específica. Eso es lo que para mí hacía este proyecto de novela interesante. Yo sabía que no iba a ser fácil, pero centré todos mis esfuerzos en crear un personaje y, sobre todo, una voz y una mirada que fueran creíbles y verosímiles y que tuvieran mucha fuerza.

centré todos mis esfuerzos en crear un personaje y, sobre todo, una voz y una mirada que fueran creíbles y verosímiles y que tuvieran mucha fuerza

–El libro como compañero tiene su relieve en el argumento, ¿con qué objetivo?

–A través de este personaje de origen muy humilde yo quería mostrar también la importancia que en la vida humana tiene la lectura y la escritura. Me interesaba mucho esa perspectiva, una mujer de origen muy humilde, pero que por circunstancias de la vida, también terribles e indeseadas, aprende a leer y a escribir, y eso la hace distinta de las otras mujeres de su entorno, le da una mayor conciencia y sensibilidad. Y enseguida tiene la oportunidad de poner ese don de la escritura y de la lectura al servicio de una causa noble, que es darle voz a sus compañeras y mostrarle al mundo lo que ha ocurrido. Al igual que en otras novelas mías, aquí también hay un homenaje a los libros, a la literatura, que sirve para hacer el mundo más habitable. Es la literatura y la escritura lo que la salva en los momentos difíciles.

–Se cumplen quince años de la publicación de su primera novela histórica, "El manuscrito de piedra", que lleva unas 40 ediciones y ha sido traducida a múltiples idiomas y ha pasado a ser un título ejemplo de cómo debe de escribirse la novela histórica.

–En estos quince años he escrito y publicado once novelas, un libro de cuentos, tres obras de teatro y varios ensayos. Tal vez demasiado. En todo caso, siempre tengo la sensación de que estoy empezando, de que aún me queda mucho por decir y por descubrir. Para mí la escritura tiene algo de aventura, de lanzarse a la búsqueda de algo que no conozco.

luis garcia jambrina con la portada del libro

luis garcia jambrina con la portada del libro / Edición Vitakora.club

–¿Volverá a retomar en algún momento al pesquisidor y sus aventuras?

–Sí, tengo pensado escribir al menos dos manuscritos más. Mi idea es publicar dos tetralogías y luego ya veremos.

–La novela histórica "es muy leída pero tiene mala prensa", ha comentado en más de una ocasión. ¿Lo sigue pensando?

–Ahora pienso que esa mala prensa es, en buena parte, merecida. Se publican demasiadas novelas históricas, la mayoría siguiendo fórmulas y clichés que han funcionado antes y que se repiten una y otra vez. Es lo malo del éxito, que se puede morir de éxito. Por suerte, hay novelas que superan esas expectativas y que van mucho más allá, incluso que trascienden el género. La novela histórica cuando se hace con voluntad literaria y con honestidad puede ser un género maravilloso, pues nos proporciona disfrute y emociones y, además, nos enseña cosas sobre nuestra historia y sobre la condición humana en general. Lo malo es cuando se convierte en género de consumo.

La novela histórica cuando se hace con voluntad literaria y con honestidad puede ser un género maravilloso, pues nos proporciona disfrute y emociones y, además, nos enseña cosas sobre nuestra historia y sobre la condición humana

–Ha cultivado el cuento, el teatro, la novela y el ensayo. En su actual momento vital ¿qué es para usted la escritura?

–La escritura para mí es algo vital. Es una parte importante de mi vida y ha transformado mi vida. Como suele decir una persona a la que quiero y admiro mucho, la literatura nos escribe, nos acaba haciendo. Escribo por necesidad; si luego eso que escribo se publica y se lee y se comenta y le sirve también a los demás, ¿qué más se puede pedir? La escritura fue mi aliada durante el confinamiento y la pandemia, me ha ayudado a superar muchas a cosas y a conocerme mejor, un poco como le sucede a mi protagonista. Mi objetivo es escribir cada vez menos narrativa de ficción pura y dura y más sobre mí mismo y sobre la realidad. Ya se irá viendo.

–¿Autoedición sí o autoedición no?

–Que cada uno haga con sus escritos lo que le parezca más oportuno. Yo no soy partidario de la autoedición, porque soy partidario del libro bien hecho, bien concebido y bien editado y, para eso, hacen falta buenos profesionales, enamorados de su trabajo. Hay editoriales para todos los gustos. Debemos confiar en que si el libro tiene algo que decir a unos posibles lectores acabará encontrando su editorial. Es importante involucrar a otras personas en la publicación de un libro. Tú no lo puedes hacer todo de una manera digna. Debo decir que la autoedición se ha convertido en un negocio muy lucrativo para algunas empresas, incluidas editoriales conocidas que tienen también un nicho para la autoedición.

La autoedición se ha convertido en un negocio muy lucrativo para algunas empresas, incluidas editoriales conocidas que tienen también un nicho para la autoedición

–¿Qué echa en falta en el panorama literario actual?

–Más bien creo que sobran muchas cosas. Se publica demasiado. Debería haber un mayor rigor y una mayor contención, tal vez yo también debería aplicármelo. No sé qué pasa, pero todo el mundo quiere publicar. En lugar de plantar árboles y tener hijos, a mucha gente le ha dado por publicar libros, lo que por cierto exige el sacrificio de muchos árboles y descuidar, a veces, a los hijos. Hay también demasiados eventos y festivales literarios, sobre todo de novela negra.

–El oficio de escritor conlleva horas de soledad y ahora comienzan las citas con los lectores en las Ferias de Libro. ¿A cuáles va a acudir y qué suponen para usted?

–He estado en la de Salamanca, presentando la novela el día de la inauguración y firmando libros. Estaré en la de Madrid y en algunas otras por concretar. Y el 1 de junio estaré en la de Zamora, que me hace especial ilusión. También estaré, en julio, en la Semana Negra de Gijón, que es también una especie de feria del libro, en la que he estado ya una docena de veces, y en Gata Negra, que se celebra en agosto en Moraleja y otros lugares de la Sierra de Gata en Cáceres. También estaré en el Instituto Cervantes de Dublín, en la patria de Catherine Gallagher.

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