Condena de doce años y medio a los dos violadores de una niña en Zamora: "Mamá, para mí empieza la vida"

La joven que sufrió dos violaciones en la parte de atrás de un coche verá entrar a los procesados en prisión durante 12 años y medio

Los magistrados de la Audiencia durante un juicio.

Los magistrados de la Audiencia durante un juicio. / LOZ

Con solo 13 años, fue agredida sexualmente, violada por vía bucal, en la parte trasera del turismo del padre de una amiga del parque. Allí el hombre, de unos 42 años, de iniciales J.M.R.V., y un amigo de este de unos 39 años, J.C.A., le obligaron a practicarles una felación a cada uno en julio de 2018. Unos instantes antes, los dos condenados antes agarraran a la niña con fuerza de los brazos para impedir que escapara y llevarla al asiento de atrás del vehículo, colocarse a ambos lados de ella, y cometer la agresión.

Los dos procesados no tardarán, por fin, en pisar la prisión de Topas, una vez confirmada la condena a 25 años de cárcel (12 años y seis meses para cada uno de ellos) por el Tribunal Supremo que en su sentencia reconoce que los dos delitos contra la indemnidad sexual de la menor ocurrieron tal y como la niña contó en el juzgado y en el juicio que celebró la Audiencia de Zamora en el año 2020.

Esta decisión del Supremo «es un alivio muy grande para nosotras más que felicidad porque lo pasado es muy duro, eso siempre queda ahí», manifiesta la madre de la menor de edad, «no es una cosa para celebrar, hubiera preferido que no le hubiera pasado nada a mi hija. Es quitarte un peso de encima, nada más». Un sentimiento que resume a la perfección la reacción de aquella niña convertida hoy en una joven de 19 años: «Por fin mamá, para mí empieza ahora la vida».

Jóvenes durante una concentración del 25N en Zamora. | Ana Burrieza

Jóvenes durante una concentración del 25N en Zamora. | Ana Burrieza / Susana Arizaga

El fallo del Supremo pone fin a cinco años de sufrimiento y de encierro entre las cuatro paredes de su casa, eso espera su madre, al menos. «No sale casi a la calle desde que ocurrió todo por miedo», explica. La joven, que acaba de cumplir 19 años, se ha pasado la adolescencia atemorizada porque «ellos estaban sueltos y mi hija teme encontrárselos por si la hacen algo».

Solo estará tranquila cuando sus dos «verdugos» entren en Topas, «esperamos que muy pronto, eso nos ha dicho el abogado, Miguel Ángel Martín Anero, al que agradeceré siempre todo lo que nos ha ayudado», declara esta madre a la que el gesto solo le cambia cuando menciona que a estos depredadores sexuales les espera la cárcel. Y es que uno de los acusados, de iniciales J.C.A., José, "es vecino nuestro. Es el padre de la niña con la ella jugaba en el parque".

Por eso, tras la sentencia firme del Supremo, "tiene más miedo que nunca a que le ocurra algo" porque al vivir cerca de ellas es fácil toparse con él, "por eso no sale de casa desde el jueves, cuando Miguel Ángel Martín Anero nos contó que había salido la sentencia, con un poco menos de pena por la Ley Montero. Mi hija no podrá rehacer su vida hasta que no entren en la cárcel. Yo quiero que empiece a relacionarse, que salga de casa como cualquier chica de su edad».

Pero el dolor y la angustia por el trauma sufrido atenazan aún a la víctima de la agresión sexual, «hay noches que todavía sueña y llora, aunque ya menos que al principio». Sin embargo, desde entonces «está mas cerrada en sí misma, solo tiene tres amigas».

La madre no supo hasta pasados unos días de la agresión sexual que su hija había pasado por ese terrible episodio que ha marcado para siempre su vida. En principio, solo supo que los dos hombres habían acorralado a su hija, arrojado contra un coche y que el padre de la niña que jugaba con ella en el parque le había hecho el gesto de cortarle el cuello, una amenaza que la mujer no dudó en denunciar.

Encerrada en su cuarto durante dos días llorando y sin luz

«Me enteré porque la niña se encerró en la habitación llorando y con las luces apagadas. Estuvo llorando durante dos días, al tercero me lo contó y denuncié», para entonces la Policía Nacional ya investigaba la otra denuncia que cobró todo el sentido cuando la menor detalló cómo fue forzada por los dos adultos.

La madre sabía que un tal José le mandaba mensajes al móvil de la abuela, él hombre «le decía que era su novia y que la iba a llevar a Sanabria a vivir con él», por lo que la mujer estaba ya preocupada. Las carencias que su niña ha tenido porque «su padre y yo nos separamos cuando ella tenía cuatro años, a la niña le ha faltado el padre, la he criado sola», explica su progenitora para aclarar que su niña vio en el padre de su amiga esa referencia paterna protectora.

La víctima no tenía esperanzas de que los tribunales condenaran a los dos hombres, «como somos extranjeras igual no hay justicia para nosotras», le repetía a su madre. El jueves pasado, 18 de mayo, comprobaron que sí. «Es una satisfacción el ver que han creído a mi hija y que existe justicia de verdad. Era una niña de casi 12 años, cómo se iba a acordar de lo que ocurrió. Miguel Ángel hizo muy bien su trabajo».

El vínculo entre madre e hija ha crecido, «es muy grande desde lo que pasó, mi hija tiene un corazón que no le entra en el pecho. Me cuenta más cosas. Tuvo que ir a la psicóloga, estuvo con Silvia Casaseca-Aliste», de la Oficina de Atención a Víctimas de Delitos de la Audiencia. Cuando la joven conoció el jueves la noticia solo acertó a decir «¿en serio, mamá?».

El Supremo rebaja en un año las penas de cárcel de la Audiencia y el TSJ

El Tribunal Supremo rebajó en un año la pena de prisión que la Audiencia de Zamora y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJ) habían impuesto a cada uno de los imputados por la violación de la menor de edad. Los dos amigos se han beneficiados de la interpretación de la ley del solo sí es sí que realizaron los magistrados del Supremo, lo que no había logrado su abogado ni en Zamora ni en Valladolid, donde la condena se mantuvo en los 13 años y seis meses para cada uno.

Frente a los motivos espurios de la denuncia de los delitos sexuales contra una menor de 16 años a los que alude el abogado de los acusados y a las contradicciones en el relato de la menor de edad sobre las agresiones sexuales, el Supremo niega tales circunstancias para indicar que en el testimonio de la menor solo se aprecian imprecisiones en la fecha o en el momento en el que los dos amigos, uno de ellos de 42 años y el otro de casi 40 años, la introdujeron en el coche a la fuerza para que les practicara una felación a cada uno, lo que el Código Penal califica como violación. Sin embargo, esas imprecisiones no desvirtúan los hechos relatados por la menor.

El Alto Tribunal estima probado que la agresión sexual ocurrió en el fin de semana comprendido entre el 13 y el 16 de julio de 2018, ya que la madre denuncia el 18 de ese mismo mes que los delitos han ocurrido tres o cuatro días antes y la menor concreta que fue el fin de semana. Los magistrados tampoco admiten como importante el hecho de que la niña hubiera quedado con el padre de su amiga de juegos, de iniciales J.M.R.V., el día en que sufrió la agresión, «detalles intrascendentes y accidentales», ya que «no es esencial», al tiempo que recalca que en este tipo de delitos «la declaración de la víctima es determinante como prueba».

En este caso, se dan la exigencias de «credibilidad y persistencia en la incriminación» para que exista el delito. El Supremo mantiene el resto de los términos de la condena de la Audiencia de Zamora dictada del 20 de noviembre de 2020 que prohíbe a los dos procesados aproximarse a menos de 500 metros de la víctima, a su domicilio o centro de estudios durante 18 años y seis meses tras salir de la cárcel, ni a comunicarse con ella por ningún medio, ni a través de terceras personas. Una medida que deben cumplir incluso aunque la víctima accediera a hablar con ellos o verles.

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