Entrevista | José María Mezquita Pintor zamorano

"Un artista tiene que tener muy claro aquello que quiere decir"

"Yo he renunciado desde el principio a tener un estilo, he evitado uniformizar mi trabajo y me guío por lo que me pide la realidad"

El artista junto a varias de sus obras en la sala del Etnográfico.

El artista junto a varias de sus obras en la sala del Etnográfico. / EMILIO FRAILE

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El artista zamoranoJosé María Mezquita protagoniza una amplia exposición que puede verse hasta mediados del mes de junio en la ciudad.

–El Museo Etnográfico y el Museo de Zamora albergan una cuidada muestra de su obra, tras un largo silencio expositivo.

–Hace tiempo me pregunté cómo en una ciudad donde nos conocemos todos no se interesaban por lo que estaba haciendo, como en su momento hizo Concha (González), quien se interesó por mi trabajo sobre las tiendas, lo que propició una exposición monotemática (en la Encarnación, la Biblioteca Pública del Estado y el Museo de Zamora). Lo que he percibido desde que surgió este nuevo proyecto expositivo es que había gente interesada en lo que estaba haciendo, que sí sabían lo que estaba haciendo y que entendieron mi trabajo, lo que para un artista es muy positivo.

–La temática ¿la marcó usted?

–Cuando vi la claridad de lo que querían, entendí que tenía que dejarles a ellos libertad total para que eligieran, aunque también planteé unas obras que tenían que estar. La selección fue común. No se planteó hacer una antológica sino una muestra de la obra más contemporánea. No obstante, en algún caso, si se recurrió a obra más antigua fue para explicar el proceso de trabajo y de creación que realizo.

–Cada sede está centrada en un ámbito. Así el Etnográfico presenta series muy personales como "La casa de Palomares" y a "Fábricas de harina", mientras que en el Museo de Zamora se exhibe "Estructuras de la emoción", su personal proceso creativo.

–Estoy satisfecho con cómo han planteado el reparto entre las dos sedes. Tengo mucha obra hecha, por lo que estuvo muy claro desde el primer momento que había que hacer una selección para que no se saturara la sensibilidad del espectador. Al visitante le aportamos el número necesario de obras para que entiendan el proceso y a la vez evitamos una sobrecarga de estímulos. Se han quedado cuadros en el estudio muy importante y de gran calidad, pero no importa porque se van a dar a conocer.

El pintor zamorano ante parte de la exposición que acaba de inaugurar.

El pintor zamorano ante parte de la exposición que acaba de inaugurar. / EMILIO FRAILE

–¿De qué manera?

–En el catálogo que se va editar se van a incluir algunas de las obras representativas que no han podido mostrar. En ese libro se han reservado un espacio para diez piezas.

–¿Qué le impulsa a pintar?

–Realmente es una necesidad innata. Desde niño he sentido el deseo de coger una herramienta que me permita manifestar sobre un soporte aquello que me emociona o que me gusta. Primero fueron los coches y los barcos que dibujaba cuando estaba en el colegio. A partir de una determinada edad comencé con un concepto de adulto que tienen más que ver con lo que entendemos con una representación artística. Es la necesidad de representar aquello que te emociona y te gusta y luego a través de esas imágenes comunicar.

"Hay muchas cosas que te pueden emocionar, me emociona la realidad en la que vivo, puede ser el aspecto que presentan las calles con una luz especial... por eso mi obra abarca diferentes experiencias"

–¿Qué le emociona?

–Me emociona la realidad que vivo. Puede ser el aspecto que presentan las calles con una luz especial, puede ser una persona que te impresiona o puede ser el mundo familiar en el que has vivido que conoces bien y que tiene un misterio. En el mundo que te rodea te encuentras con espacios que tienen que conectan con tu sensibilidad, como el caso de una fábrica de harinas que lleva muchos años sin funcionar, puede ser un taller y esa actividad y esas luces que se dan en esos lugares es lo que te emociona. Hay muchas cosas que te pueden emocionar y que tienen que ver con la activación de la sensibilidad, por eso mi obra no es monotemática, sino que abarca diferentes experiencias de la realidad. Desde el mundo vegetal, mineral y orgánico, es decir la naturaleza, hasta el entorno humano en el que vives o en que rememoras a través de la memoria.

–Como puede ser su serie sobre el comercio tradicional de Zamora.

–Efectivamente. En un principio lamentaba no haber podido seguir pintado la tienda que fue de mi familia, pero luego pensé que ese mundo se daba en los comercios y en los espacios que se correspondían con esa época. Me sentí identificado con un mundo contemporáneo al que yo viví y reconocí en ese mundo al que fue mi mundo, pues el comercio de mis padres fue mi segunda casa de niño.

–En las series que realiza ¿existe cierta reivindicación detrás?

–Sí, a veces encuentras un interés especial en esos lugares como es el hecho de que esos lugares son un reflejo muy potente de la vida que se realizó allí en un determinado momento y en realidad tienen que ver con el carácter de documento que testimonia una época determinada y yo lo trato de hacerlo con veracidad.

–¿De ahí que pinte in situ en el espacio que centra su obra?

–Es algo absolutamente necesario para mí. La realidad te aporta todos los datos que necesitas y el contacto con la realidad es lo que realmente te emociona, es el motor que te impulsa y te permite realizar el esfuerzo para sacar adelante esas obras. Es vital el contacto con la realidad que voy a pintar porque supone tener el contacto con esas sensaciones que quiero transmitir.

–Verdad pura…

–Sí. Tratas de hacer un trabajo donde lo fundamental es reflejar ese mundo con la mayor fidelidad.

–De ahí el hiperrealismo.

–He renunciado desde el principio a tener un estilo. No obstante, la gente me reconoce por la pintura que hago, es indudable. He evitado uniformizar mi trabajo. Me guío por lo que me pide la realidad. Ante la contemplación de un determinado tema yo tengo unas sensaciones que es lo que trato de transmitir y lo voy a hacer de la manera más idónea que disponga para que queden con la mayor potencia y claridad expresadas. Busco la técnica y el procedimiento más adecuados para expresar esas sensaciones. Siempre manda la realidad, es la que impone tu manera de trabajar, de modo que en un momento determinado un tema que has elegido te exige ser tratado de una manera determinada que te obliga a ser muy realista.

El reconocido artista zamorano, en el Museo Etnográfico

El reconocido artista zamorano, en el Museo Etnográfico / EMILIO FRAILE

–¿Qué importancia tiene para usted la luz cuando se plantea una obra?

–En cualquier obra siempre hay una clara voluntad de ir a lo fundamental, de prescindir de lo secundario y de lo anecdótico para potenciar la expresión. Es importante que en el cuadro reproduzcas el mismo orden que existe en la realidad. Es evidente que ese orden guarda relación con la luz y hay determinadas obras, temas determinados, donde la luz es decisiva a la hora de transmitir esas sensaciones. Por ejemplo, la obra elegida como cartel de mi muestra era en invierno en días con nubes y con nieblas y se daban también luces reflejadas. Había una luz muy especial que no se va a volver a reproducir nunca igual porque es muy difícil que se vuelvan a dar esas circunstancias. Lo que justifica la elección del procedimiento es que eso lo puedo resolver en un tiempo mínimo de una semana que es el tiempo que puede durar sea luz y tienes que ajustar muy bien tu obra para que se corresponda la luz exactamente a la que tiene la realidad.

–La línea y la geometría resultan cruciales en sus creaciones.

–Hay otras obras donde el elemento fundamental no es la luz, eso pasa, sobre todo, en el mundo de los árboles. En el mundo orgánico las formas y la geometría resultan muy complejas porque no son regulares. Todo ese mundo lo explico mejor a través de la síntesis y de la geometría. Y lo mismo podría decir de algunos temas que me he planteado últimamente, como son las sombras que también tienen ese carácter muy impreciso. En apariencia no pueden ser reducidas a unas formas precisas, todo es muy evanescente y los contornos se funden. Ahí también he encontrado la manera de explicar eso a través de la geometría y dar una mayor intensidad porque evito una mirada convencional, lo que puede contradecir un poco la realidad.

–¿También en la naturaleza?

–Hay otro fenómeno que tienen que ver con los árboles, que los pintas a determinada distancia. Hago un enorme esfuerzo por transmitir las formas que tiene ese mundo vegetal y es como si yo viese esa realidad a través de unas lentes de aumento. La necesidad de precisar esas formas me obliga a forzar la visión en el sentido de percibir más claramente las formas. Es un poco ver la realidad con unos gemelos, que tiene que ver, al final, con potenciar el resultado de esas imágenes que has conseguido. Cuando he abordado el tema urbano a partir de Cardenal Cisneros ese mundo se presta mucho al sistema que yo utilizo para medir. Lo mismo en el tema urbano que el tema de las tiendas he hecho una fotografía del proceso de ejecución y ahí aparece la geometría que luego desaparece. En el paisaje urbano quedan elementos sin terminar, quedan unas zonas que son pura geometría que son los datos que les aportas al espectador que entiendes que son necesarios. Yo me adaptado a las necesidades que me pide cada tema.

"La fotografía la empleo para documentar aquello que me gusta o para transmitir las sensaciones de un lugar donde he estado"

–Habla de concentración, de esfuerzo ¿la pintura conlleva para usted un sacrificio?

–Sí. Hay una parte mecánica que es construir el cuadro, que no lo puedes hacer en casa como cuando escribes un libro, tienes que trasladarte al campo, cargar con tu equipo hasta el lugar donde trabajas y hay un proceso de tomar medidas que es laborioso, aunque a veces solo sea mecánico, pero indudablemente es un trabajo.

–¿Para el que hay que tener un talento?

–Indudablemente. Lo importante en un artista es que tenga algo que decir y que tenga muy claro lo que quiere decir. Si un artista tiene algo que decir su creación se va a percibir enseguida. Si la persona que trata de comunicarse tiene una idea clara, va a llegar. Si lo que manifiesta es algo confuso, no interesará.

–¿Por qué utiliza la acuarela?

–Por varias razones. Muchas obras de otra manera no se podrían hacer. Yo cuando hago un cuadro la mayor parte del tiempo lo paso preparando el cuadro para el último momento que es cuando actúo como pintor, cuando voy a pintar, tenso, porque me la juego. Cuando tengo ya preparados todos los colores y los he probado, aplico todos los colores procurando que se mezclen unos con otros porque no me gusta que quede la pincelada recortada, pues contradice a la realidad. El óleo con su carácter grasiento tiene más corporeidad que contradice un poco la realidad y la acuarela tiene un carácter más inmaterial.

"La necesidad de precisar las formas del mundo del vegetal me obliga a forzar la visión como si viese con unas lentes de aumento"

–En los últimos años ha dado a conocer otras facetas artísticas mediante la publicación de varios libros.

–Son otras vocaciones. Cuando comenzó la pandemia estaba pintando un cuadro de raíces que pude terminar, pero el tiempo del confinamiento coincidió con el sentimiento de tener mucha obra realidad, con el estar en paz con mi profesión. Era el momento de realizar proyectos que llevaba muchos años con intención de efectuar, como el libro de la memoria de mi padre. Era una asignatura que tenía pendiente. Luego me di cuenta de otro aspecto interesante, las fotografías que hizo cuando volvió de Cuba en el año 1931. Son imágenes muy puras hechas por una persona que utilizó la fotografía para volcar el mundo que él amaba, sus raíces y su pueblo natal. A él le gustaba también le gustaba el tema de la electricidad.

–Luego publicó fotografías hechas por usted.

–La fotografía me resulta muy placentera y creativa. En un viaje que hice a Cuba retraté coches y pensé que era un material para un libro y lo hice que guarda relación con una de mis pasiones, los automóviles. La fotografía la he utilizado para documentar aquello que me gusta o para transmitir las sensaciones de un lugar donde he estado. Así en el caso de la pintura si iba a una fábrica elegía los temas que iba a pintar y aquellos otros que no iba a plasmar en un cuadro me apetecía documentar los en las fotografías que también se han publicado.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS