La tragedia rozó la plaza de Alemania

El andamio desplomado a 40 metros de altura, que pudo haberse llevado vidas, cayó segundos después de que pasara un autobús y se cerrase el semáforo de Víctor Gallego

Restos del andamio y la guía bajo los que quedaron los dos trabajadores heridos. | E. Fraile

Restos del andamio y la guía bajo los que quedaron los dos trabajadores heridos. | E. Fraile / Susana Arizaga

¿Por qué se desplomó el andamio de la plaza de Alemania? La pregunta tardará aún en tener una respuesta, no es momento de preguntar a los dos heridos, aún en shock tras el siniestro, operarios de la empresa familiar Montajes Mora y los informes periciales todavía tardarán en conocerse. Lo que sí se sabe es que el montacargas que cayó al vacío no había dado ningún problema durante las obras de reforma del décimo piso del inmueble número uno de la plaza.

El andamiaje soportó la carga decenas de toneladas de material para elevarlo a los más de 40 metros de altura donde se llevaba a cabo la reforma a lo largo de tres meses. "La máquina no dio ni un problema, ha resistido bien" durante la obra, explican fuentes cercanas al caso.

Los planetas se alinearon esa mañana del día 29 de marzo para que la desgracia no se cebara con la capital. Las consecuencias del siniestro ocurrido a las 11.04 horas podrían haber sido catastróficas al ocurrir sobre una de las plazas con mayor tránsito de peatones de Zamora, que más tráfico rodado tiene a lo largo del día, al situarse en la confluencia de arterias con mayor circulación de vehículos de la capital, que distribuye el tráfico del ensanche de la capital.

Esa era la reflexión entre las decenas de personas que se agolpaban en las aceras entorno a la plaza, policías, los bomberos y representantes de las empresas que acudieron rápidamente al conocer la pésima noticia. "En mis treinta años como empresario de alquiler de maquinaria, es la primera vez que me topo con un accidente de este calibre", manifestaba sorprendido un industrial zamorano.

Ese mismo asombro comparten los zamoranos y zamoranas ante el accidente que mantuvo en vilo a la capital durante varias horas hasta que se conoció el estado grave de los heridos, pero que su vida no corría peligro. Y que había dos víctimas, de 25 y 45 años, tío y sobrino, empleados de Montajes Mora, empresa de sobre conocida en el sector de la construcción.

La confusión de los primeros minutos llevó a pensar que había fallecido alguno de los operarios, el de más edad que no podía hablar cuando se le vio salir en camilla que le conducía a la ambulancia del 1 1 2 por el neumotórax que le provocó la rotura de una costilla. Sufrió, además, un traumatismo en el fémur que le afecta a la cadera. Su sobrino se rompió la tibia y el peroné de una pierna y tiene una lesión pequeña en un hueso del rostro.

Sin duda, la suerte tocó a la ciudad esa mañana, se dieron todas las condiciones para que el denso tráfico que suele haber no se viera afectado por el derrumbe de la torre metálica y que no hubiera gente en la parada del autobús que estaba al pie del andamio. "El semáforo de la avenida de Víctor Gallego se cerró en el instante justo para que un repartidor detuviera su marcha a escasísimos metros" de la parte de la torre guía que cayó a la calzada. "Este conductor lo presenció en vivo y en directo", le salvó la distancia de seguridad que se guarda entre vehículos. Justo antes de que el semáforo se pusiera en rojo había pasado un turismo.

"Por décimas de segundo, el autobús urbano con viajeros se libró de la estructura", explica un testigo, que todavía no se explica cómo fue posible que no hubiera nadie en la parada en la que confluyen cuatro líneas diferentes que llegan y salen a las 11.00 horas de ese punto: cuatro minutos antes de que el andamio con toda la estructura se precipitara sobre la acera.

Solo una mujer que pasaba con su bebé en el cochecito sufrió el golpe en el brazo de un hierro desprendido, más afectada por el miedo que pasó y el peligro que corrió que por la lesión leve que le causó el elemento metálico. Fue atendida por los servicios de emergencia y permaneció sentada en la marquesina unos minutos hasta recuperar el aliento. La fortuna quiso que tampoco hubiera personas esperando a entrar a la panadería situada tras la marquesina, negocio que normalmente tiene cola de espera justo al pie del andamio. Ningún vecino entraba o salía del portal del número uno de la plaza de Alemania. Uno de los médicos que reside en el inmueble, jubilado, Jesús Fernández, salió tras el gran estruendo para meterse en el amasijo de hierros y ayudar a los dos heridos en los primeros instantes del siniestro, salvó la vida al hombre de 45 años.

La escena no deja duda del innegable efecto "amortiguador" del chopo de la esquina con Víctor Gallego, impidió que la guía se estampara contra la zona a la que se precipitaron los trabajadores y que terminaran aplastados bajo los restos del andamio y la torre, "que quedó colgada de las ramas", indican otras fuentes. El aparataje desprendido tampoco llegó a invadir el carril izquierdo de la travesía urbana poco antes de su bifurcación hacia la avenida de Tres Cruces, gracias al árbol. La desgracia habría sido mucho más grande si la guía hubiera caído hacia el interior de la plaza de Alemania, hacia la fuente, "habría sido una catástrofe".

La seguridad se blinda para impedir accidentes laborales como el ocurrido el 29 de marzo, "se exigen muchos requisitos antes de autorizar este tipo de trabajos", indica un empresario zamorano.

Un trabajo de alto riesgo que exige tiempo, profesionalidad y experiencia

Los accidentados no tenían un plazo concreto para desarmar la estructura del andamio, "el contrato no lo especificaba, trabajan sin prisas, para desmontar nunca se establece un tiempo" por lo peligroso de este tipo de operaciones que se realizan en altura, "tratamos de minimizar ese riesgo", explica el responsable de la empresa que contrató a Montajes Mora, con la que trabaja habitualmente. Por ese elevado riesgo, existe un control muy exhaustivo de las medidas de seguridad porque "sabemos lo que nos jugamos": la vida de los trabajadores. Estos empleados tienen una formación muy especializada, "son profesionales muy acreditados, que han realizado cursos específicos y que tienen una amplia experiencia". De hecho, les acreditan multitud de documentos que les han permitido durante años ser una de las pocas empresas que trabajan para terceras sociedades en la realización de estas tareas.

Férreas medidas de seguridad para trabajar en altura

Montajes Mora "tiene lista de espera porque hay mucho trabajo, nos los rifamos, ¡es que no encuentras gente!". Hay muy pocas personas que se decidan a asumir este tipo de trabajo, en el que la seguridad es fundamental, tanto por parte de la propia empresa, como de quienes les contratan y la Inspección de Trabajo. La Administración exige información de todo tipo, desde certificados médicos sobre la salud de los trabajadores, hasta aspectos técnicos del aparataje que se emplea en el montaje y desmontaje de este tipo de estructuras.

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