"Hemos venido para que se vea cómo vivían los pastores"

El sector ovino de Zamora sigue exhibiendo músculo durante todo este fin de semana del 18 y 19 de marzo, de 11.00 a 20.00 horas. Lo hace en las explotaciones, en los mercados, en la mesa y también a través de los oficios conservados a lo largo del tiempo, que constituyen aún un pequeño nicho de negocio, pero que sobre todo representan el arraigo de las prácticas pastoriles de antaño. Esa fuerza de la tradición se percibe durante este fin de semana en la terraza del Teatro Ramos Carrión. Allí se han ubicado los puestos de talleres textiles, capas, calzado, bordado o muestra de piezas de lana que se siguen confeccionando o que forman parte del patrimonio familiar de quien las enseña.

Esta pequeña exhibición, con una cierta vertiente comercial, se inauguró este sábado en el marco del Festival del Lechazo y con la presencia del presidente de la Diputación, Francisco José Requejo, que reivindicó una vez más "el gran trabajo que se está haciendo para revitalizar el sector ovino".

El dirigente provincial animó a los ciudadanos a darse una vuelta por la terraza, particularmente a aquellos que vienen con niños, y destacó el valor de estos oficios y del sector en general como herramienta para fijar población en las comarcas zamoranas.

Los expositores

Tras sus palabras, Requejo se dio una vuelta por los puestos instalados, casi todos de Zamora, pero con una pequeña representación foránea. En ese grupo se hallaba Lucía Estal, una mujer madrileña que, junto a su madre, Lourdes de Dios, comercializa por internet sus "figuritas" y el resto de las creaciones que elabora a través de la técnica del fieltrado: "La artista es mi madre", advierte esta joven, que celebra la existencia de esta carpa de los oficios en Zamora: "Estas provincias son un buen mercado para nosotras", sostiene.

Unos metros más allá, María Alonso muestra las creaciones que mantiene expuestas sin inquietud alguna por comercializar sus piezas de lana: "Hemos venido para que se vea cómo vivían los pastores", subraya esta mujer de Mahíde, frente a varias representaciones de los objetos típicos de los ganaderos de antaño y ante algunas capas alistanas tejidas por ella misma: "Los mayores sí saben cómo se vivía antes, pero los jóvenes no", advierte esta zamorana, dispuesta a poner su granito de arena para arrojar luz sobre algunas prácticas que se han ido perdiendo.

El bordado carbajalino

También con el ánimo de que las tradiciones de su pueblo no caigan en el olvido llegó al Ramos Carrión Oilda Casas. Esta mujer de Carbajales de Alba es experta en el bordado típico de la localidad y advierte de la escasez de relevo generacional: "La gente joven no se anima mucho", constata, antes de explicar que las piezas que elaboran tienen "como materia prima" la lana. "Es nuestra seña de identidad", recalca la zamorana, que apunta que una de las claves de la fama del bordado carbajalino reside en "una combinación de colores muy llamativa y que atrae mucho".

En otra parte de la terraza, sentado en una silla y afanado en su tarea, Andrés Rodríguez elabora una de sus cestas de mimbre. No es la primera que hace: "Esta es una técnica muy antigua que viene ya de los celtas. Seguro que con el tiempo se perderá, porque de esto no puede vivir nadie. Para mí es una afición", narra este vecino de Camarzana de Tera, sin dejar de trabajar en la pieza. Aparte de esa elaboración, el expositor muestra bastones, cachas y elementos decorativos de distinta índole "relativos al pastoreo": "Todo está hecho a la antigua usanza", presume antes de volver a agachar la cabeza.

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