Entrevista | Nereida Carrillo Periodista

"Las noticias falsas están erosionando la relación de confianza entre la audiencia y los periodistas"

"Hay que saber si, como sociedad, preferimos cosas rápidas o de calidad"

Nereida Carrillo, antes de comenzar su charla en el Campus Viriato.
| |  J. LUIS FERNÁNDEZ

Nereida Carrillo, antes de comenzar su charla en el Campus Viriato. | | J. LUIS FERNÁNDEZ / B. Blanco García

Beatriz Blanco García

Beatriz Blanco García

La necesidad de luchar contra las noticias falsas no es solo de los periodistas, sino de toda la sociedad en general. Para ello, la periodista Nereida Carrillo ofrece unas herramientas que desgranó en su conferencia "Fake Over: cómo acabar con la desinformación", dentro del ciclo de charlas de CulturAlcampus, con los alumnos de la Escuela de Magisterio como principales receptores.

–¿Qué se entiende por desinformación?

–Es aquella información falsa y engañosa que nos confunde, que hace que no estemos bien informados y que alguien difunde de manera intencionada y sistemática para engañar a la opinión pública. Como ciudadanos, tenemos que hacernos preguntas críticas, algo difícil, porque todo nos empuja a ir demasiado rápido en las redes sociales. A veces, no identificamos el "clickbait" porque solo leemos el titular, no la noticia, o no vemos bien las imágenes porque las pasamos demasiado rápido haciendo "scroll" con el móvil, sin fijarnos en pistas que hay en la propia fotografía que ya nos indica que está manipulada.

–¿Es más complicado combatir esta desinformación en la actualidad?

–Es más complicado porque hay más y es más sofisticada. Desinformación ha habido siempre, pero ahora, con las redes sociales, se viraliza mucho más y llega a mucha más gente. Con la evolución de la tecnología tenemos herramientas para identificarla, pero también para crearla y difundirla. Como ejemplo está el "deep fake", una de las maneras más sofisticadas, donde, a través de inteligencia artificial, pueden mezclarse diversas imágenes y crear a una persona que no existe o un vídeo de alguien diciendo algo que no ha dicho o estando en un lugar inventado. Todo eso es más difícil de identificar. Pero hay otras maneras menos sofisticadas y más habituales, como las imágenes manipuladas o la información falsa, donde no citan las fuentes, hay errores o está escrita de manera interesada, manipulando los datos o no dando toda la información completa.

ZAMORA. CONFERENCIA COMO ACABAR CON LA DESINFORMACION NEREIDA CARRILLO

ZAMORA. CONFERENCIA COMO ACABAR CON LA DESINFORMACION NEREIDA CARRILLO / JOSE LUIS FERNANDEZ

–¿Juega en contra del receptor el vivir en un mundo globalizado ?

–Vivimos demasiado deprisa. A veces, cuando trabajamos con alumnos vemos que no leen textos largos o en profundidad. Pero también hay que ver qué valores tenemos como sociedad, si preferimos cosas rápidas o de calidad, una información que sea más espectáculo y banal o información sobre problemas sociales, para saber qué podemos hacer como ciudadanos. Es mucho más complicado de lo que parece y creo que todos podemos hacer algo, desde periodistas hasta partidos políticos, ciudadanos, docentes o familias. Todos tenemos una responsabilidad.

Desinformación ha habido siempre, pero ahora, con las redes sociales, se viraliza mucho más

–¿Y por qué la desinformación avanza con tanta velocidad?

–Porque no es una desinformación masiva, sino que tiene en cuenta nuestros deseos e intereses, ya que la desinformación es emocional. Las noticias convencionales las puedes leer, pero no las difundes porque no te asustan, ni te enfadan o te enervan, no son algo súper sorprendente. En cambio, la desinformación, como es algo tan emocional, tiene un componente de difusión. Hay un estudio del MIT que señala que un "tweet" falso tiene el 70% más de posibilidades de ser difundido que uno basado en una información real. Además está el algoritimo, que nos da desinformación muy targetizada, porque no es la misma información la que llega a un adolescente que a una persona mayor o con uno u otro pensamiento político. Ya está muy pensada para que caigas y para que la difundas.

Todos somos vulnerables a las "fake news", pero los jóvenes están muy expuestos

–Aunque sea falsa, hay un autor detrás. ¿A quién beneficia las "fake news"?

–Es la gran pregunta, porque la desinformación es una industria y se crea para obtener un beneficio personal, económico o político, a corto o largo plazo. En el primer caso, para alterar el resultado de unas elecciones o a la opinión pública con respecto a un determinado tema y, a largo plazo, para erosionar la confianza en un gobierno o en las propias instituciones democráticas.

–¿Se cuenta con algún arma para combatirla?

–Quizá no podemos evitar que nos mientan, pero sí que podemos evitar que nos engañen. Y eso se hace aprendiendo a verificar, como enseñamos desde la asociación Learn to Check, formada por periodistas y profesores de periodismo en la universidad. Existen herramientas o procesos de verificación que antes utilizábamos solo los periodistas, pero que ahora tienen que estar al alcance de todos, porque la información no nos llega a los móviles filtrada, contextualizada y verificada por los medios de comunicación, sino que nos llega en bruto. Por eso, tenemos que aprender a verificar y conocer las herramientas que existen, que son abiertas, gratuitas y fáciles de utilizar formulándonos preguntas básicas.

La información convencional no la difundes porque no te asusta ni te enfada o te enerva

–¿Cómo cuáles?

–Desde quién ha escrito esa noticia, hasta ver si cita fuentes, si son fiables, si hay evidencias en el texto, si lo que explica tiene sentido, si hay un interés detrás, quién lo está diciendo y por qué está emitiendo ese mensaje. También se puede uno fijar en las imágenes y si, por ejemplo, en una fotografía con tres personajes, dos de ellos tienen la sombra a la derecha y el tercero no, hay que desconfiar. Al final, se trata simplemente de hacernos preguntas y pensar en base a los conocimientos que tenemos e intentar contrastar la información con otras fuentes más fiables.

–¿Los jóvenes son más permeables a estas falsas noticias o nadie se libra de ser una víctima?

–Nadie está libre, todos somos vulnerables a las "fake news", pero es verdad que los jóvenes están muy expuestos, porque pasan mucho tiempo en la redes sociales. Otro público vulnerable es la gente mayor, porque, por un lado, no suelen tener tantas habilidades digitales y, por otro lado, aplica a Internet criterios de los medios de comunicación y no es lo mismo o incluso se lo cree porque se lo ha explicado una fuente de confianza, aunque a esa fuente también le pueden haber mentido. Su relación emocional con esa persona le hace creerse la información que le ha transmitido.

Un "tweet" falso tiene el 70% más de posibilidades de ser compartido que uno real

–Luchar contra ellas, como dice, es una labor de todos, pero afecta especialmente a la imagen de los periodistas. ¿Qué pueden hacer los propios profesionales para acabar con las falsas noticias?

–Los periodistas pueden hacer desde educación mediática en las escuelas, en colaboración con los docentes, hasta ser mucho más transparentes con su trabajo. Creo que deben buscar la excelencia en su labor periodística y no cometer errores, pero, a veces, se comenten por la precariedad en el trabajo, así que es el pez que se muerde la cola. Tienen que hacer demasiadas piezas y, en ocasiones, no pueden dar toda la calidad que se necesita, lo que va en contra de la credibilidad. Muchas veces, además, todo esto ocurre porque no hay suficiente financiación, así que la sociedad también debe invertir en medios de comunicación de calidad para que estos periodistas puedan trabajar. Así que está todo relacionado, pero creo que la educación mediática es muy importante, además de intentar ser transparentes en su trabajo para generar confianza en la audiencia e intentar hacer lo mejor posibles su labor para mantener nuestra credibilidad, apuntarlarla y afianzar una relación de confianza con la audiencia que la desinformación está erosionando. Hay buenas prácticas periodísticas, pero siempre se señalan las que destacan por lo contrario. Se debe subrayar que el buen trabajo periodístico es necesario para el derecho a la información.

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