En Zamora no solo casan los curas

Antonio Vela López, un maestro jubilado con siete nietos, se conviverte este sábado en el primer diácono permanente de la diócesis

Antonio Vela López, frente a la portada de la iglesia de Santiago del Burgo. | Jose Luis Fernández

Antonio Vela López, frente a la portada de la iglesia de Santiago del Burgo. | Jose Luis Fernández / Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Ya no hace falta ser cura para casar por la iglesia en Zamora. Los diáconos permanentes son una figura creada tras el Concilio Vaticano II implantada por la Iglesia en España el año 78 pero que la diócesis de Zamora no ha activado hasta que el actual obispo, Fernando Valera lo ha establecido el decreto para ponerla en marcha, en diciembre de 2022.

La primera persona que será ordenada diácono es Antonio Vela López, un maestro jubilado de 68 años, casado, con tres hijos y siete nietos, que ha vivido prácticamente toda su vida en Getafe, en Madrid, aunque con el retiro decidió volverse a su Zamora natal, junto con su esposa.

No le gusta a Antonio la definición de cura sustituto y tampoco cree que la existencia de los diáconos esté pensada para suplir la falta de sacerdotes, sino que son una nueva figura, por debajo del obispo, el principal la diócesis, los curas, que tienen el orden sacerdotal, y después ellos, los artífices de un ministerio de servicio "a imagen de la figura de Cristo, que vino a servir, no a ser servido". Serían "el tercer orden dentro de la jerarquía eclesiástica".

"En el contexto de un tiempo nuevo para la Iglesia Fernando Valera, obispo de Zamora, ha firmado el decreto de constitución del diaconado permanente", dice la información oficial del Obispado del pasado diciembre.

De hecho "en nuestra diócesis ya se preparan una decena de candidatos a los que, llegado el momento, el obispo les impondrá sus manos, consagrándoles con el sacramento del orden, para servir al Pueblo de Dios especialmente en el ministerio de la caridad, de la liturgia y de la palabra". Ese momento he llegado, al menos para Antonio Vela López, que recibirá la ordenación de diácono este sábado a las 18.00 horas en la Catedral.

Se admiten casados

"Los diáconos permanentes son hombres que habitualmente están casados y tienen hijos pero pueden ser también célibes. Su actividad profesional puede desarrollarse dentro o fuera de la iglesia. Los diáconos ayudan en el servicio del altar, celebran bautismos y matrimonios, presiden los ritos funerales, llevan el viático a los moribundos y ejercen el ministerio de la liturgia. Además proclaman el evangelio e la eucaristía, predican al pueblo y enseñan la fe católica, así ejercen el ministerio de la palabra".

Antonio explica que ya desde hace muchos años sintió la necesidad de servir a Dios y a la Iglesia. Se puso en contacto con el Obispado, ha recibido formación ya ha estado durante un año en María Auxiliadora preparándose. Ahora está en la Unidad Pastoral de Valer de Aliste, que lleva siete pueblos de esta comarca, el Espíritu Santo, San Claudio de Olivares y el monasterio de las Clarisas, además de ayudar en la misa de Santiago del Burgo.

"Mi familia por supuesto está de acuerdo con mi decisión, y por supuesto mi mujer, todo lo he hecho de acuerdo con ella", explica Antonio que estudió Magisterio en Zmora "porque era lo único que se podía estudiar" y, como tantos hijos de la tierra, tuvo que emigrar en busca de una plaza de docente en Madrid, donde se ha dedicado 38 años a la enseñanza.

Figuras con la de Antonio pueden celebrar lo que se llama la palabra y dar la comunión (aunque no consagrar), administrar el bautismo y el matrimonio, levar el viatico en los caso de extrema unción, proclamar la palabra y comportarse casi como auténticos curas, sin necesidad de ser célibes

Eso sí, este diaconado es permanente, para distinguirlo de otro diaconado, la ordenación de los seminaristas en el paso previo al sacerdocio. Es la situación en la que se encuentra el seminarista mayor Javier Prieto Prieto, que recibirá el orden del diaconado el próximo 11 de marzo de 2023 de manos del obispo diocesano, Fernando Valera, en la iglesia San Juan Bautista de Fuentasaúco a las 11.30 horas.

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