Desde el románico zamorano hacia el cielo

El Obispado prepara un proyecto para la apertura al público de las torres de las iglesias de San Juan, San Vicente y Santa María la Nueva

Imagen de la ciudad de Zamora desde lo alto de la iglesia de San Juan.

Imagen de la ciudad de Zamora desde lo alto de la iglesia de San Juan. / Emilio Fraile

Luis Garrido

Luis Garrido

Zamora es esa ciudad que todavía consigue reinventarse tras unos cuantos siglos de historia. Un lugar que redimensiona espacios que siempre estuvieron ahí, delante de los ojos, pero a los que pocas veces se les prestó atención. ¿Se puede en el año 2023 descubrir algo nuevo dentro de las pretéritas iglesias románicas? La respuesta es sí. Más aún. La respuesta es el cielo. La vista. El horizonte. Lo que los ojos alcancen a observar desde lo más alto de los templos de San Juan de Puerta Nueva, San Vicente y Santa María la Nueva. Estos tres emblemáticos edificios abrirán sus torres para que propios y visitantes puedan subir hasta lo alto y contemplar lo que el viejo núcleo medieval ofrece desde unos cuantos metros más arriba. Una realidad hasta ahora ignota, salvo para un puñado de privilegiados, que muy pronto estará al alcance de todo el mundo.

El Obispado de Zamora trabaja en un proyecto para sumar las torres de San Juan, San Vicente y Santa María la Nueva a la oferta turística de la capital. Una iniciativa que nace de la firme vocación de poner los bienes eclesiásticos al servicio de la sociedad que la Diócesis lleva a rajatabla desde la llegada de Fernando Valera. Por eso, aunque no es misión de la Iglesia Católica el desarrollo del turismo, sí que se ha visto preceptivo abrir las puertas a la ciudadanía zamorana de algo que, en cierto modo, también es suyo.

Desde el románico hacia el cielo

Desde el románico hacia el cielo / Luis Garrido

No son pocas las ciudades a lo largo del globo que ya han abierto las torres de sus iglesias al gran público y Zamora quiere formar parte de ellas. Pero, no de cualquier manera. Miguel Ángel Hernández, delegado episcopal de Patrimonio, defiende la teoría de que este proyecto no debe consistir en “subir a la torre, ver y bajar”. Lo realmente interesante, a juicio de la Iglesia, es dotar de contenido a ese recorrido. Hacer una suerte de centro de interpretación en cada uno de los monumentos. Que la visita sirva para conocer, para aprender, para divulgar.

El proyecto más avanzado es el que concierne a la iglesia de San Vicente. La visita a su torre, por ejemplo, servirá para conocer a fondo la historia del toque manual de campanas, recientemente declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En este templo se conservan cuatro campanas y es un lugar idóneo para explicar a todo el que quiera conocer qué es una campana, dónde se fabricaban, en qué lugares había fundidores o qué tipos de toque existen. “Todavía estamos en el inicio de todo un proceso, pero esto es lo que queremos plantear”, reconoce Hernández.

Torre de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva.

Torre de la iglesia de San Juan de Puerta Nueva. / Jose Luis Fernández

En Santa María la Nueva, por su parte, no ha resultado difícil extraer una asociación para dar contenido a la visita. Allí, si todo sale según lo planeado por el Obispado de Zamora, se ahondará en el Motín de la Trucha, episodio histórico clave para entender cómo funcionaba esta ciudad en épocas pasadas. La particularidad de este templo es que carece de torre, pero sí que se puede subir a la espadaña. Se trata de un lugar donde se podrían habilitar dos suertes de salas para dar a conocer este relato a quienes acepten llegar hasta el punto más alto.

Por último, la joya de la corona parece situarse en plena Plaza Mayor y se llama San Juan de Puerta Nueva. La iniciativa aquí es más compleja, teniendo en cuenta que el acceso al cuerpo de campanas es más difícil que en otros lugares. Las escaleras son de caracol y muy estrechas, por lo que resulta prácticamente imposible que se dé un acceso universal, habida cuenta de que para ello habría que instalar un ascensor y eso sería económicamente, visualmente y patrimonialmente inviable. Su contenido, según el primer boceto, estaría relacionado con su condición de templo al pie de la muralla, con su reloj y con su campana que siempre ha marcado el ritmo urbano de esta ciudad.

Espadaña de Santa María la Nueva.

Espadaña de Santa María la Nueva. / Jose Luis Fernández

El proyecto todavía está en fase de estudio y la ejecución final podría variar respecto a estas primeras impresiones. No obstante, eso afectaría solo a la divulgación. Desde el punto de vista arquitectónico, todas las torres son transitables y no sería necesario acometer obras para su adecuación, puesto que en cada una de ellas se puede subir hasta lo alto sin mayor complicación. Esto, sin duda, facilita la misión última que aquí se ha marcado el Obispado y que no es otra que devolver a los zamoranos esa parte del patrimonio eclesiástico que también es de ellos.

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