Entrevista | Esther González González Presidenta de la Audiencia de Zamora

“La ley del 'solo sí es sí' no favorece la impunidad a violadores, como dice Vox”

“El aborto es un derecho, quien cree que debemos escuchar el latido del feto nos considera discapacitadas, nos quiere tutelar”

Esther González
González, en su
despacho de la
Audiencia de Zamora.
| Emilio Fraile

Esther González González, en su despacho de la Audiencia de Zamora. | Emilio Fraile / Susana Arizaga

Fue la primera mujer jueza en la provincia de Zamora, la segunda mujer magistrada en la Audiencia y, ahora, la primera presidenta del Tribunal Provincial. Esther González González es una más en su ciudad natal, su posición no le impide hablar sin tapujos de cualquier cuestión que se le plantee, desde la Ley Montero, que defiende; a la reforma del delito de malversación, que cuestiona; o las medidas antiaborto de la Junta de Castilla y León que rechaza frontalmente. Alardea de venir de abajo, de empatizar con el ciudadano, escuchar.

–Tras una larguísima trayectoria como jueza, ¿qué implica ser presidenta de la Audiencia, aunque el nombramiento sea circunstancial por el bloqueo en la renovación del Consejo General Poder Judicial (CGPJ)?

–Es un honor, pero en estas circunstancias, que es por ser mayorica (ríe), la más antigua, rebaja un poco la condición, pero trataré de hacerlo siguiendo la estela de mis compañeros anteriores y espero hacerlo tan bien como ellos.

–¿Pero, a nivel profesional, qué supone?

–He ido rompiendo la estela en esta provincia porque cuando llegué al Juzgado de Toro era la única mujer jueza en toda la provincia. ¡Fíjate lo que ha cambiado la vida!, ahora somos todas mujeres en la Audiencia, a expensas de que llegue el nuevo magistrado. Y, en los juzgados, el porcentaje de mujeres es también mayoritario.

–No es la tónica en el TSJ, el Supremo, el Constitucional ni en el Poder Judicial, copados por magistrados.

–Sí, mientras en la parte baja de la carrera hay más mujeres que hombres, porque somos más las que aprobamos la oposición, en los cargos de libre designación, en presidencias de audiencias, de TSJ, Supremo, etc., es más difícil por muchas razones. Una de ellas es que hemos tenido que encargarnos mucho del cuidado de nuestros hijos, de la familia, de los mayores, nos ha preocupado eso más que la promoción profesional y hemos perdido un poco de cuerda. No hemos llegado al mismo nivel que los hombres.

"Esta sociedad es aún muy, muy machista, se ve en la necesidad de manifestar el poder y la fuerza frente a la mujer"

–¿Está cambiando o no todo lo que podría?

–Está cambiando, veo ahora tanto el marido de mi hija, como la pareja de mi hijo con las mismas posibilidades, se organizan la vida de otra manera, entienden el cuidado, el tener hijos o no de otra forma, por tanto, todas esas tareas no restan tiempo a las mujeres para poder promocionarse en el trabajo.

–¿El techo de cristal continúa existiendo o no?

–Creo que sí, a esos niveles que te decía antes y, en la Administración pública, en los cargos públicos, se ve mucho. Las fotos del Constitucional, del Consejo...

–¿Continúa existiendo predilección de quienes manejan las altas instancias por los hombres?

–Sí, pero también nosotras optamos muchísimo menos que los hombres a esos puestos. En la judicatura, cuando hay una plaza en el Supremo, con mucha probabilidad, hay más hombres que la piden.

La nueva presidenta del Tribunal provincial en un momento de la entrevista.

La nueva presidenta del Tribunal provincial en un momento de la entrevista. / Emilio Fraile

–¿Las mujeres tienen menos ambición?

–También el centro de nuestros intereses es otro: cuando eres más joven, el tener familia, hijos; y cuando eres mayor, cuidar a los padres. A lo mejor damos más importancia al acompañar, al “estar con”. Tengo compañeras que se han jubilado anticipadamente para poder disfrutar de sus padres el tiempo que les pudiera quedar de vida, sin tener que cuidarles, en lugar de promocionar.

–¿La educación, es esencial?

–Sí. Esta sociedad es aún muy machista, se ve en niveles culturales de media para arriba, con los micromachismos; y en los niveles más bajos y, en algunos de los más altos, el machismo puro y duro, palpable en esa necesidad de manifestar el poder y la fuerza respecto de la mujer. En lo laboral, no existe igualdad, las mujeres que se acogen a jornadas reducidas no llegan a mil euros de sueldo de media; ¡y creerán que nos hacen un favor porque podemos cuidar a nuestros hijos!. Muchas empresas tienen planes de igualdad salarial, los sindicatos los incluyen en los convenios, el techo de cristal se va reduciendo, pero existe.

"Contra la vorágine de la banca, nos tocó defender el derecho a la vivienda, un papel que recae en los políticos"

–Al impartir justicia, interpretar y aplicar la Ley, ¿una mujer tiene una visión mucho más humana, más empatía que un hombre, ellos son más fríos?

–No lo diría así. Las personas se conforman de una manera u otra a través de las vivencias diarias, en sus relaciones. Las de las mujeres podrían diferir hasta hace muy poco de las de los hombres y, a la hora de resolver sobre determinados conflictos, el punto de vista tiene matizaciones quizás. Si has tenido que vivir esa misma situación personalmente o a través de familiares, no es posible abstraerse de esas vivencias. No quiere decir que seamos ni más blandas ni más nada.

–Se dice que el juez debe vivir cierto aislamiento social para no contaminarse a la hora de impartir justicia.

–Yo siempre he procurado que mi relación con las personas que tienen que tratar con la justicia sea lo más directa posible o, al menos, atender sus requerimientos cuando se me ha pedido para hablar e informar. Tengo mucha relación con muchas asociaciones del mundo civil y esto te permite conocer muchos problemas de la gente, no ves igual, incluso, las posibilidades de aplicar la Ley, por ejemplo en un desahucio, si no conoces la realidad social que se está viviendo. Ves que existe posibilidad de legislar de otra manera en este país para evitar determinadas situaciones, lo que no significa que, cuando hay que aplicar la ley, se aplica.

–¿Esta Audiencia ha tenido muy encuentra el aspecto humano en los casos de los desahucios en Zamora?

–Frente a esa vorágine de las entidades financieras, está el derecho a la vivienda, y es verdad que las asociaciones antidesahucios han logrado muchísimas negociaciones con bancos y cajas para llegar a conformidades que no implicaran más agravamiento para las personas, no es solo que te quedes sin casa, sino que sigues teniendo la deuda y pagando el préstamo. La Ley de Enjuiciamiento Civil da la posibilidad de que la entidad se quede con el piso a un precio por debajo de la tasación inicial y del mercado.

"La Constitución necesita una reforma en determinadas partes; en otras, es muy complicada, sobre todo, en lo relativo a derechos fundamentales y a la forma territorial del Estado"

–¿Les tocó el papel que deberían haber hecho los políticos, los legisladores?

–Muchas veces. Es verdad, que ahora existen otras posibilidades, sobre todo, desde la pandemia, el Gobierno ha hecho una labor fundamental para evitar desahucios y prorrogar contratos para que nadie se quedara en la calle, procurar soluciones de habitabilidad para dar salida a personas en situación de vulnerabilidad.

La magistrada más veterana de la Audiencia, en su despacho.

La magistrada más veterana de la Audiencia, en su despacho. / Emilio Fraile

–¿Qué tanto por cien de justicia social asumen los jueces en sus sentencias y qué tanto por cien quienes legislan?

–Esta es otra. La justicia social se debe hacer fundamentalmente en las leyes, nuestro colectivo las interpreta y las aplica, pero el marco legal nos viene dado. Podemos intentar influir para que se modifique. Yo pertenezco a Juezas y Jueces para la Democracia que, además de luchar por nuestros derechos sindicales, trabaja para que la legislación tenga ese punto de justicia social y, a veces, desespera mucho porque ni desde la sociedad se entiende ni, en ocasiones, los políticos; y, cuando estos entienden y lo hacen, la sociedad parece no estar de acuerdo.

–Se dice que la Justicia no es justa: impone penas muy pequeñas a quienes urden tramas para estafar, defraudar a la Administración; pero tiene mano muy firme con quien delinque por no poder sortear la exclusión social.

–Esa diferenciación no existe, en principio. Los delitos están regulados, pero ni la corrupción ni el resto de delitos se solucionan a golpe de código penal, es una herramienta más, y debe ser la última. Debe haber muchas más medidas: la educación; un cambio de paradigma social. La sociedad es muy laxa con la corrupción a la hora de la condena pública: “seguro que tú también lo harías”, “si no lo hiciera este, lo haría otro”... Con ese tipo de concepción de la vida pública es imposible avanzar.

"La educación y un cambio de paradigma social son necesarios para acabar con la corrupción. La sociedad es muy laxa con estos delitos a la hora de la condena pública: “seguro que tú también lo harías”. Así no avanzaremos"

–¿Se han normalizado esas conductas?

–Si justificamos la corrupción, la malversación como algo que no tiene trascendencia, “bueno, le han regalado un reloj de no sé cuanto...”, no, se lo han regalado porque ha aceptado adjudicar determinados contratos a determinadas empresas que obtuvieron un rendimiento económico y han perjudicado a otras que no pudieron acceder al contrato. Las sentencias dicen que se han enriquecido, no yo.

–Precisamente esos delitos de corrupción tardan décadas en juzgarse, en tener sentencia. En Zamora hemos tenido ejemplos muy recientes.

–No podemos decir que el Supremo y la legislación son muy garantistas, los derechos fundamentales deben garantizarse porque permiten que las personas imputadas tengan la posibilidad de presentar recursos. Puede haber diferencia, no de trato de la Justicia hacia el imputado, sino en cuanto a la posibilidad económica de contratar un equipo de abogados de un despacho especializado que ejerce ese derecho al recurso, por eso se alarga el procedimiento. La desigualdad social está ahí.

"La reforma del delito de malversación diferencia entre quienes lo cometen para enriquecerse personalmente y los que usan los fondos públicos para hacer lo no está previsto en la Ley, como el referéndum del Procés"

–La reforma del delito de malversación lleva a pensar al ciudadano que quienes se lleven fondos públicos saldrán de rositas.

–No, la ley diferencia entre quienes malversan para enriquecerse personalmente y los que lo hacen para usarlos en lo que no está previsto en la Ley, como es el caso del referéndum del Procés. Cualquier reforma de la baja de ese tipo de delitos no favorece la lucha contra la corrupción.

–¿Podría haber habido otra salida legal?

–No sé, sí que en muchos países de Europa se diferencian las figuras y unas están más castigadas que otras. A lo mejor, tendría que haber diferenciado, pero no dando esta sensación de levedad de determinadas conductas.

–¿Quizás se precipitó el Gobierno para dar una salida a un conflicto de trasfondo político?

–Creo que sí, ha sido el motivo. Hay dos opciones: una, ese tipo de conflictos solo se solventan a través de soluciones consensuadas, que creo que es hacia donde se va avanzando por parte del Gobierno; y otra, aplicar la Ley pura y dura, el 155. No sé si esta es la solución, pero la otra tampoco ha funcionado. La posibilidad de un referéndum sobre la independencia no creo que tenga cobertura constitucional.

–¿La Constitución necesita una reforma o es una cuestión pantanosa?

–Es muy pantanosa, claro que necesita una reforma en determinadas partes. En otras, necesitaría el consenso de todos los partidos políticos, la disolución de las Cortes sometimiento a referéndum..., la reforma es muy complicada, sobre todo, en lo referente a derechos fundamentales y a la forma territorial del Estado y las instituciones. Hay cuestiones en las que una modificación tampoco costaría nada y deberían de estar todos los partidos de acuerdo, como en la forma de sucesión de la corona, por ejemplo.

–¿Votar si el Estado continúa siendo monarquía parlamentaria o debe ser república?

–Eso es muy complicado porque ahora mismo no está en el pensamiento social de una mayoría de ciudadanos, hay una importante parte de la izquierda que sí, pero la sociedad, en general, creo que no.

–¿Tras las dificultades para renovar el CGPJ late el propósito del control político?

–Sí, si no, no me lo explico. La posición del PP ha sido obstaculizar. Si el argumento, desde un principio, hubiera sido la necesidad de modificar la forma de elección de vocales de abstracción judicial para que los jueces elijan, se podría fundamentar y motivar, incluso avalado por el Consejo de Europa. Pero mientras gobernó el PP no modificó la Ley Orgánica, el argumento ha ido cambiando, incluso, llega a un consenso sin cortapisas con PSOE y partidos de izquierdas, y lo rompen.

–La ciudadanía quizás no percibe la importancia de la renovación.

–Afecta a la gente directamente, ahora mismo la sala de lo Social del Supremo está en cuadros y ahí se resuelven todos los recursos de sentencias relacionadas con pleitos de los trabajadores; la sala de lo Contencioso también está en cuadros porque no hay nombramientos. El acuerdo creo que no llegará hasta pasadas las elecciones nacionales.

"El acuerdo para renovar el Poder Judicial creo que no llegará hasta pasadas las elecciones nacionales, el PP lo ha obstaculizado, incluso, rompió el acuerdo con los partidos de izquierda"

–¿Se sienten presos de los políticos?, eso se cree en la calle.

–No, yo no, una cosa es el órgano de gobierno de los jueces y otra nuestra labor, resolver los conflictos que se nos plantean. Somos un poder del Estado que imparte justicia de forma imparcial, en eso no puede influir nadie. Hay una falta de responsabilidad absoluta y en esto tiene mucho que ver cómo se están comportando los partidos políticos desde hace muchísimos años respecto del nombramiento de personas en instituciones. La Audiencia de Zamora, por ejemplo, lleva más de un año sin presidente elegido porque no hay CGPJ.

–¿La ley del “solo sí es sí” ha sido una equivocación?

–No, la Ley responde que no debe existir diferenciación entre abuso y agresión sexual, como en el Código Penal anterior. A la norma no se la ha puesto ni una pega, lo único que ha suscitado debate son las revisiones de las condenas. Ahí había dos interpretaciones: aplicar la disposición transitoria del Código Penal anterior y beneficiar al reo si esta ley no incluye una disposición transitoria propia porque es un principio constitucional, la que hemos seguido todas las audiencias.

–¿Favorece la impunidad de violadores, como sostiene Vox?

–No. Al unificar los delitos, con todas las agravantes, la horquilla de los años de cárcel que se pueden imponer es mucho más amplia, partes de una cifra más baja para calcularlos. En casos que afectan a menores de 14 años, que yo he aplicado a dos niñas, es más alta.

–¿Esta nueva Ley da armas para seguir criminalizando a las mujeres por defender el derecho a decidir sobre su cuerpo?

–No, si no quiero que alguien me toque el culo, no tiene por qué hacerlo. Pero hay personas que creen que no somos capaces de adoptar decisiones propias, que debemos tener equivocada nuestra idea de consentimiento y no lo respetan, nos quieren tutelar. Ahí estamos.

"La Ley permite el aborto, tengo mi derecho, la edad suficiente para tomar una determinación voluntaria y decida porque estoy capacitada. ¡No hay más!"

–¿Las medidas antiaborto?

–Sí, lo dice claramente el vicepresidente de la Junta: “medidas provida”. No tienen justificación de ninguna clase y, según está la sanidad, implicaría dedicar fondos públicos para algo que no tiene base médica. Quien no ha pasado por esa experiencia no puede saber lo que se siente. En definitiva, consideran que hay que asegurarse de que la decisión que tú has adoptado, y que estás exponiendo ante alguien que no conoces de nada, lo has hecho siendo consciente porque, a lo mejor, es que tu formación de la voluntad no ha sido correcta y tienes que escuchar el latido del niño para que reconsideres.

–¿Es coaccionar a la mujeres?

–Como las mujeres en esta comunidad autónoma ya lo tiene tan fácil, toma la decisión, haz todo el papeleo, recorre kilómetros porque no está garantizado el derecho en todas las provincias y busca clínica privada..., encima te someten a esas medidas. Hay quien cree que la mujer aborta como quien fuma un pitillo o toma un caramelo de menta. ¡Por favor!, es necesaria la empatía para entender y organizar los servicios públicos. La Ley lo permite, tengo mi derecho, la edad suficiente para tomar una determinación voluntaria y decidida porque estoy capacitada. ¡No hay más!.

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