Entrevista | Sergio Rodríguez López-Ros Presidente de la Gestora de los Cubicularios

“Ardía la Culebra y la cofradía pensaba en cambiar la vidriera”

“La hermandad se debe a Zamora, ciudad y provincia, para así mejor servir a la Iglesia y a la Corona en este territorio”

Sergio Rodríguez Lopez-Ros. | José Luis Fernández

Sergio Rodríguez Lopez-Ros. | José Luis Fernández / Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Con 52 años, Sergio Rodríguez López-Ros es el barcelonés de origen alistano a quien el 29 de agosto, junto con otras cinco personas, el obispo de Zamora confió temporalmente gobernar en su nombre la Real Cofradía de Caballeros y Damas Cubicularios, la más antigua de Europa en su campo. Se declara “descendiente de un héroe de la Guerra de la Independencia y otro militar declarado dos veces Benemérito de la Patria, ambos alcañizanos”. Esta tarde el obispo, Fernando Valera, firmará los nuevos estatutos Cubicularios redactados por el equipo de López-Ros.

–¿Por qué aceptó la presidencia de la Comisión Gestora?

–Un acto de obediencia al obispo y otro servicio más a la Iglesia, que como tales deben ser siempre desinteresado y temporal. Lo único que pedí a don Fernando, y le agradezco que lo aceptara, era no optar después a ningún cargo en el nuevo Consejo Capitular ni recibir ninguna recompensa por ello.

–Cesar a toda una directiva, ¿no fue una decisión demasiado drástica?

–La presidencia del antiguo mayordomo, estatutariamente fijada para un año, había durado veinte sin que nunca pusiera por escrito su cargo a disposición del obispo. Sin embargo, aun más importante, eran los trece años de retraso en la actualización de los estatutos. La Real Cofradía aun se regía por el Código de Derecho Canónico de 1917, no el de 1983. Sólo caducado el plazo se presentó una propuesta, aunque sin haber sido aprobada en asamblea.

–¿Cómo ha sido su trabajo durante estos cinco meses?

–Constante pero silencioso, al frente de un gran equipo excepcional, para no crear una división en la Cofradía. No así por parte de un pequeño sector que han divulgado mensajes de crítica continuada hacia la decisión del obispo. El Derecho canónico establece las medidas hacia quien desacata un decreto, rompe la comunión, divide a los fieles, se niega a entregar bienes e intenta lesionar la buena fama de las personas. Del antiguo Consejo Capitular todos, menos quien difundía los mensajes y se negaba a entregar las llaves, han tenido un comportamiento noble en este proceso.

–¿Se refiere a?

–No quisiera entrar en más consideraciones personales.

–¿Es verdad que los cubicularios dejan de ser nobles?

–Es totalmente falso: se abre a combinar la nobleza familiar con la nobleza personal. En los últimos 20 años, apenas un 25% de los cofrades que han ingresado procedían de familias nobles. De hecho, el acto que inició este proceso fue la queja del conde de Oricaín (Francisco Gustavo Cuesta de Reyna), el caballero más antiguo de la Real Cofradía. La nobleza, como el valor, se supone, pero hay que demostrarlo. Los nuevos estatutos, en su artículo 3.1.D, actualizan el concepto de nobleza reconociéndola en los católicos que sean personas notables, es decir, que se hayan distinguido por una vida de servicio al bien común, no sólo a la Iglesia o la Corona. Deja claro que quienes deseen ingresar deben haberlo acreditado. Y el artículo 6.3 deja claro que en la Real Cofradía pueden presentar sus pruebas de nobleza familiar de quienes consideren tenerlas. De hecho, el juramento obligará a “mantener vivos y promover los valores tradicionales de la Nobleza, tales como la generosidad, la honradez, la templanza, la austeridad, el valor, la lealtad y la discreción, con la vocación de servicio a España como bien moral”, como dice el Preámbulo. Los artículos 5 y 6 hablan de capillas familiares, tratamientos protocolarios y consideraciones heráldicas.

–¿Es verdad que acentúa su relación con Zamora?

–La Cofradía, cuya condición de real siempre fue de título y no de patronato, acentúa la vinculación con Zamora de sus miembros, para evitar la proliferación de personas que nunca vuelven a ella tras tomar posesión. La Cofradía se debe a Zamora, ciudad y provincia, para así mejor servir a la Iglesia y a la Corona. Todo ello verá la luz en el informe que al final elevaremos al obispo de Zamora. Y fortalece su relación con la Corona en su artículo 12.2.F, ya que el canciller debe comunicar la elección y ratificación del cada gobernador al Jefe de la Casa de S.M. el Rey.

–¿Y la vinculación con la Armada?

–La Real Cofradía intentó estos últimos reescribir la historia al considerar que la Armada ha sido el miembro de las Fuerzas Armadas con mayor relación histórica con Zamora, cuando en realidad lo han sido el Ejército de Tierra y la Guardia Civil. No en vano, fueron soldados zamoranos del Tercio Viejo de Zamora los que presenciaron el Milagro de Empel. Nadie duda que Cesáreo Fernández fuera un gran marino, pero Pablo Morillo fue también uno de los grandes militares de la historia. Y la nuestra es una de las provincias de más efectivos ha dado a la Guardia Civil, de naturaleza militar, entre ellos el teniente general Pablo Martín Alonso, reciente director adjunto operativo del cuerpo. Y más víctimas de ETA.

–¿Cuáles son a su juicio las principales novedades de los estatutos?

–La Real Cofradía vuelve a su esencia: comunión diocesana, carácter zamorano, vida espiritual, compromiso social, vinculación papal, mayor participación y neutralidad institucional. Hombres y mujeres notables, vinculados con Zamora, que no sólo visten un hábito, sino que desarrollan actividades de culto, solidaridad o formación en colaboración con el resto de la diócesis y la provincia. De hecho, se crea un cuerpo de voluntariado en el que muchos jóvenes podrán participar. No podía ser que la Sierra de la Culebra ardiera mientras la Real Cofradía pensaba en restaurar unas vidrieras. También se fomenta la renovación de cargos, se dificulta la personalización de la institución y se facilita poner cuotas que se adapten a los miembros que, por edad o por dificultad, puedan abonarlas. Y no se impide a quien más tiene, donar más. Efectivamente, es “el fin de la cofradía tal y como la conocemos”… en los últimos veinte años.

Suscríbete para seguir leyendo