Economía en Zamora

Los zamoranos apenas sienten la bajada del IVA alimentario y se ahogan en el IPC

La provincia cierra 2022 con una inflación del 7,1%, por encima de las medias regional y nacional | La cesta de la compra, un 19% más cara

Una mujer acude con el carro a hacer la compra en un supermercado de Zamora.

Una mujer acude con el carro a hacer la compra en un supermercado de Zamora. / Emilio Fraile

Luis Garrido

Luis Garrido

Baja el IVA. Sube el precio. La cosa está peor de lo que estaba. Esa es la sensación generalizada del consumidor zamorano. Han pasado ya quince días desde que se comenzara a aplicar la reducción impositiva sobre los alimentos de primera necesidad, pero los bolsillos siguen igual de vacíos que antes. Quienes hacen la compra habitualmente y conocen al dedillo lo que cuesta llenar el carro, han detectado cómo la mayoría de los alimentos mantienen el mismo precio. Las reducciones, si se han producido, apenas han alcanzado “uno o dos céntimos”. La solución propuesta no funciona. Y las culpas están repartidas. Los hay que apuntan directamente al Gobierno de España por ser poco ambicioso. Otros se centran en los grandes grupos que encarecen la cesta. Y otra corriente se ceba con los intermediarios, de los que dicen que “no aportan nada de valor y se lo llevan todo”.

Hablan los zamoranos.

Hablan los zamoranos.

Félix Nogueras sale del supermercado con la barra de pan para el día. Le ha costado lo mismo que en diciembre, a pesar de que el 1 de enero de 2023 el IVA de este producto pasó del 4 al 0%. “Quitaron el IVA y bajaron el precio, pero ahora lo han vuelto a subir; esto se veía venir”, razona con la baguete bajo el brazo. “Quien tiene que responder de esto es el Gobierno de España, que es el que está destruyendo la economía de las familias de este país”, se enciende. Él tenía claro que iba a producirse un efecto rebote. Lo explica, precisamente, con el producto que tiene entre manos. “Primero te quitan dos o tres céntimos de los impuestos para, a continuación, decirte que lo tienen que subir por costes de producción o lo que sea, estaba claro que no era ninguna solución”, defiende al respecto.

El Gobierno de España apostó en el último Consejo de Ministros del año por introducir una medida encaminada a paliar la tendencia inflacionista de la cesta de la compra. Desde el 1 de enero de 2023 se ha suprimido el IVA de los productos que ya tenían el tipo reducido del 4%. Esto afecta al pan común, las harinas panificables, la leche, los quesos, los huevos, las frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales que tengan la condición de productos naturales. También se ha bajado del 10 al 5% el IVA de los aceites y las pastas. Estas rebajas tributarias permanecerán en vigor hasta el 30 de junio de 2023. En el caso de que la tasa interanual de la inflación subyacente (la que excluye la energía y los alimentos no elaborados) del mes de marzo sea inferior al 5,5%, la vigencia acabará el 1 de mayo de 2023.

Pese a la rebaja, con estos precios, Tere Ramos no sabe si podrá estirar la pensión hasta final de mes. Su análisis es tajante: “Aquí no se ha notado nada”. Es más, apostaría a que algunos productos de los afectados por la medida “están ahora más caros que antes”. Pero el camino tiene una sola dirección. “¿Qué hacemos? ¿Dejamos de comer? Al final, tenemos que pagar lo que nos piden y ese es el problema que tenemos, que nadie puede meterles mano”, comenta con el carro de la compra de una mano y el monedero en la otra.

La provincia de Zamora ha cerrado el año 2022 con una inflación del 7,1%. El dato es superior a la media de Castilla y León, situada en el 6,5%, y también está muy por encima de la media nacional, que se ha anclado en el 5,7% al final del ejercicio. En el caso de los alimentos, el incremento de precios ha sido del 19,2% respecto al curso anterior, según los datos aportados en la jornada de ayer por el Instituto Nacional de Estadística. Llenar la nevera resulta más caro que nunca.

En la ley de la oferta y la demanda cada vez hay menos opciones para el consumidor final. La opinión de Tere Ramos la comparte José Luis Maíllo, que antes de entrar al supermercado a realizar la compra responde sobre la situación económica actual. “Ellos saben que nosotros vamos a seguir pagando lo que nos pidan, así que tienen vía libre para poner los precios que les dé la gana”, razona. “¿Qué va a hacer el Gobierno ahí? Nada. No puede hacer nada. Son las grandes cadenas las que tienen todo controlado, así nos va como nos va”, explica este ciudadano.

Para otros, la culpa es compartida entre los supermercados y los que se encuentran un escalafón por debajo en la cadena alimentaria. “Nosotros, que somos de Zamora, sabemos que los agricultores y los ganaderos se están muriendo de hambre porque no les pagan ni los costes. Y, sin embargo, la leche sale prohibitiva, los huevos no los puedes pagar y las verduras tampoco”, se queja Félix Nogueras. “Se lo quedan todo los intermediarios y no hay derecho a eso”, ahonda. Y es que, en una provincia con lazos tan estrechos con el sector primario, el asunto escuece como una herida abierta a la que le echan sal por encima.

La rebaja del IVA en los alimentos de primera necesidad parece no haber cumplido su cometido en los primeros días de aplicación, como así demuestra la apatía demostrada por los ciudadanos cuando se les cuestiona sobre una presunta bajada de la cesta de la compra. La respuesta es no. Ni está, ni se le espera. Incluso algunos se atreven a decir que todo es más caro que antes. O que hay trucos para que parezca que existe cierto ajuste, aunque en realidad es todo lo contrario. “Algunas cadenas lo que están haciendo es mantener el mismo precio de las cosas en el mismo envase, por ejemplo, las legumbres, pero incluyendo menos cantidad en la bolsa”, explica Alfonso Coco. “Lo que quiero decir es que tú crees que has comprado un kilo de garbanzos que además está al mismo precio, pero luego lo pesas en casa y son 950 gramos. Son trucos”, desvela.

Con el precio de la cesta de la compra más caro de la historia, una tendencia inflacionista al alza y unos sueldos y pensiones cada vez más ajustados, los zamoranos tienen que hacer maravillas para poder llegar a fin de mes. Comer no es obligatorio, pero ayuda para estar vivo, así que los ciudadanos se ven obligados a pagar lo que les piden por los productos sin derecho a réplica. Aunque, en lo más profundo de su seno, consideren que tienen razón en que la situación no da más de sí y que un futuro con estos costes se antoja insostenible. Ni con IVA, ni sin IVA.

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