La primera niña del 2023 en Zamora y en Castilla y León: "un parto estupendo" y la elección del nombre

Lía, nacida en Zamora seis minutos antes de la una de la mañana del día de Año Nuevo, midió 46 centímetros y pesó 2,820 kilogramos

Lía, en brazos de Vladilena, su madre, horas después del nacimiento.

Lía, en brazos de Vladilena, su madre, horas después del nacimiento. / Jose Luis Leal

Lía solo se perdió 54 minutos del año 2023. Al filo de la una de la madrugada del 1 de enero, esta niña zamorana se convirtió en el primer bebé del año en la provincia y en la comunidad autónoma tras “un parto estupendo, gracias a un turno de profesionales extraordinarios” en el Virgen de la Concha. Así los catalogó la madre de la criatura, Vladilena Galinova, cansada tras el parto, pero feliz por haber dado a luz a “una chica muy sanita” que llevará el García de su padre Ricardo como primer apellido y que se adelantó a todos sus quintos en Castilla y León.

Eso de ser la primera de la comunidad apenas pasa de la categoría de anécdota, pero resulta algo inédito en Zamora, donde es costumbre dejar la foto del primer bebé de Castilla y León para familias de otras provincias. En esta ocasión, los focos se posaron en Lía, que llegó poco después de las uvas con sus 46 centímetros de tamaño y sus 2,820 kilogramos de peso. Si todo marcha bien, pronto estará en su casa de Zamora capital.

De Los Bloques y de Bulgaria

Es en esta ciudad donde sus padres han decidido crear su hogar. Ricardo García es “del barrio de Los Bloques de toda la vida” y Vladilena Galinova lleva afincada en Zamora casi dos decenios. La madre de Lía llegó a esta tierra a los 16 años, procedente de su Bulgaria natal, y ya acumula 18 en el lugar de destino. Aquí ha formado una familia que, desde este día de Año Nuevo, tiene cuatro miembros. Siete años antes había nacido Juan, su primer hijo.

Precisamente, el niño es el protagonista de la historia que dio lugar a la elección del nombre de su hermana pequeña. Según cuenta la madre de ambos, Juan participó en una actividad escolar que hacía ciertas referencias a la palabra familia y se fijó precisamente en las tres últimas letras de ese término. Él mismo propuso que la niña que debía llegar en el cambio de año se llamara Lía.

“A mí me pareció bonito, me gustó que estuviera dentro de la palabra familia y decidimos que se llamara así por lo que nos dijo el niño, él lo eligió”, explica Vladilena, acompañada por su madre durante las horas posteriores al parto en el Virgen de la Concha, el hospital de referencia de una ciudad que ya es para ella un hogar por encima de su tierra de origen.

Otros primeros bebés

Después del nacimiento de Lía, el resto de las provincias de Castilla y León fueron comunicando sus primeros alumbramientos de 2023. El segundo bebé del año nació en Salamanca a las 2.13 horas de la madrugada y pesó 3,174 kilogramos. Sus padres son Lara Muñoz Gayo y Cristian Elena García.

Mientras tanto, a las 3.38 horas veía la luz en el Hospital Universitario Río Hortega la primera vallisoletana, una niña llamada Andrea Mariyanova Toshkova, hija de Fidanka Antonova Andreeva y Mariyan Toshkov Raykov, que pesó 3,3 kilos. El primer bebé del año en la provincia de León fue un niño y nació a las 4.30 horas de la madrugada, aunque sus padres no quisieron dar más información.

En Segovia, el primer bebé fue Mateo, el tercer hijo de Sara y Robert, que vio la luz a las 5.55 horas, con un peso de 3,145 kilos, y una talla de 50,5 centímetros. Unos minutos más tarde, sobre las 6.35 horas, llegó al mundo Lua Gabriela, la primera burgalesa de 2023. Hija de Laura Izquierdo y Claudio Pertrisa, pesó 3,440 kilos. Por último, el primer bebé nacido en Ávila es una niña y se llama Alexia Valeria Cotofana. En Palencia y Soria, no han trascendido alumbramientos.

Una espera de 42 horas en 2022 hasta que apareció Fernando

La llegada de Lía a toda prisa ha evitado la espera por el primer niño del año en la provincia, un lapso de tiempo que habitualmente dura apenas unas horas. Lo normal es que, a lo largo de la mañana del 1 de enero, el bebé haga acto de presencia, aunque no ocurrió así en 2022, cuando el suspense llegó a una noticia que suele tener poco misterio más allá de la identidad de los familiares o de alguna otra particularidad digna de ser mencionada.

El año pasado, el día 1 transcurrió sin nacimiento alguno en la provincia y no fue hasta las seis y media de la tarde del día 2 cuando Fernando Fuentes se asomó por fin al mundo. El niño pesó al nacer 2,810 gramos y midió 47 centímetros. Todo salió bien durante el parto, sin complicaciones, pero el retraso en la llegada del primer bebé concienció a parte de la población zamorana de una realidad que se percibe a través de los datos: la natalidad cae en picado y pronto resultará más común el avance de los días sin que haya bebé alguno.

Tan solo hay que mirar los números que arroja el Instituto Nacional de Estadística (INE) con los más que preocupantes datos de Zamora —que, por desgracia, tampoco difieren mucho de otras zonas de la España interior— para analizar que el descenso de la natalidad en este territorio es algo que se ha vuelto ya habitual. La provincia registró solamente 709 alumbramientos en todo 2021. Ni siquiera dos al día.

A esto hay que añadir que, al contrario de los nacimientos, las muertes continúan en aumento, sobre todo en el ámbito rural, donde se aglutina la mayor parte de la población de mayor edad. De hecho, en los dos primeros cuatrimestres de 2022, Zamora registró 1.400 decesos más que alumbramientos, una distancia que evidencia los problemas de crecimiento vegetativo en el territorio.