Entrevista | Francisco Guarido Alcalde de Zamora

“Creo que he cumplido un ciclo; en mayo hago los 65 años y tengo derecho a jubilarme”

“El capitalismo prima la despoblación y a nosotros nos dejan solo para poner placas solares; no inventan nada, ya lo hizo Franco con los pantanos”

El alcalde de Zamora, Francisco Guarido, en la calle de Balborraz.

El alcalde de Zamora, Francisco Guarido, en la calle de Balborraz. / Emilio Fraile

Luis Garrido

Luis Garrido

Francisco Guarido suspira primero y responde después. Pareciera que antes de contestar se repite mentalmente diez veces la palabra “paciencia”. Todo se solucionaría si hubiera una respuesta clara, pero no existe. Los zamoranos no saben, a día de hoy, si el nombre del alcalde va a encabezar las papeletas de Izquierda Unida en las elecciones del 28 de mayo de 2023. Ni tan siquiera si figurará en ellas. Él no quiere. Eso dice. Pero tiene mucha presión detrás para postularse a la reelección en el que sería su tercer mandato al frente del Ayuntamiento de Zamora. También lo dice. El trabajo iniciado requiere de continuidad, pero el regidor tiene varios nombres en su cabeza que podrían encargarse de eso.

—Sin paños calientes. ¿Se presenta a las elecciones?

—Todavía está por ver. Se están dando pasos positivos dentro de la organización. El hecho de que haya un acuerdo a nivel regional entre Izquierda Unida y Podemos para presentarse juntos y que se excluya directamente a Zamora, eso es positivo. También es verdad que todo lo que se ha hecho debe tener una continuidad en los próximos cuatro años, yo siempre lo he dicho. Ahora, con qué lista o con qué candidato, que lo decida Izquierda Unida. Mi posición ya la he explicado muchas veces. Es verdad que el tiempo va pasando y que todo el mundo me va presionando, me va empujando y me va dando en la espalda. El tiempo lo dirá.

–¿Por qué le cuesta tanto tomar una decisión?

–Porque creo que he cumplido un ciclo, tanto estando en la oposición como estando en el Gobierno de la ciudad. Uno también tiene derecho a la jubilación. En mayo de 2023 cumplo 65 años y el simulador del INSS me dice que ya me puedo jubilar. Tengo cuarenta años cotizados. Yo también tengo mis derechos sociales y laborales.

–Sus compañeros quieren que siga, como también Izquierda Unida de Castilla y León. ¿Qué le dice la gente en la calle?

–La opinión de la gente está clarísima. Y yo lo comprendo, lo más fácil siempre es continuar con la fórmula que ya existe. Pero eso es lo más difícil para mí y quiero que la gente también lo entienda. Yo comprendo a los demás, pero pido que los demás me comprendan a mí. Es verdad que los ciudadanos me están pidiendo que rematemos todo lo iniciado y todo lo que hemos hecho en los últimos ocho años, que son muchas cosas. Me lo dicen a mí y a mis compañeros concejales y militantes.

–Se dice que, sin Francisco Guarido, es imposible que Izquierda Unida siga ganando elecciones.

–Y con Guarido está por ver. En la política nada está escrito y aquí nadie regala nada. Los ciudadanos tienen derecho a opinar, a evaluar ocho años de gobierno y a votar lo que estimen conveniente. En ocho años uno se desgasta bastante. Es lógico, en el poder se hacen cosas que a veces no gustan ni a los que te han votado. Hay que convencer a la gente, machacar, hacer pedagogía. El equipo que se presente, conmigo o sin mí, no puede dar nada por ganado. Hay que luchar en el día a día como hicimos 16 años en la oposición. Eso es lo que valora la gente: honradez, respeto y tener voluntad política por hacer cosas. Yo no sé lo que pasará, la puerta está entreabierta. Me presionan muchísimo, pero yo no doy más y tenemos más gente. Miguel Ángel Viñas, Laura Rivera o María Eugenia Cabezas, que sería una buenísima candidata. Vaya quien vaya, el futuro está abierto.

–Habla de fin de ciclo. ¿Ha hecho todo lo que quería hacer?

–Nunca se hace todo. Se podía haber ido más deprisa y se podían haber hecho más cosas. Pero un aparato administrativo como el del Ayuntamiento de Zamora da de sí lo que da de sí. Creo que lo hemos exprimido al máximo. Unas cosas han salido mejor que otras, pero en conjunto yo estoy satisfecho.

–¿En qué ha mejorado Zamora bajo su gestión?

–Al margen de las obras que se han hecho o que están proyectadas y que llevaban pendientes desde hace diez o veinte años, lo que más me gusta de todo es que se ha perdido un miedo ancestral a Izquierda Unida. Antes éramos los comunistas y la gente nos tenía precaución solo por el nombre. Era algo psicológico. Se ha pasado de esa situación atávica a una situación en la que nos hemos convertido en un grupo con una gran apreciación social; se nos ve como gente honrada que trabaja y que es seria. Personas que pueden gobernar perfectamente una ciudad como la de Zamora y como cualquier otra. Es fundamental que se haya producido esa superación psicológica de miedos que se crearon en nuestros abuelos y nuestros padres. Es mucho más importante que hacer una obra más o menos.

–Por primera vez, la ciudad ha bajado oficialmente de los 60.000 habitantes en el censo. ¿Qué se puede hacer?

–Es una tragedia. La primera lectura es que es un problema nacional. La población no solo baja en Zamora, sino que lo hace en todo el oeste de España. Los datos apuntan a Galicia, Castilla y León y Extremadura. Dentro de esa parte, desciende mucho el entorno de la Raya, con las provincias de León, Zamora y Salamanca a la cabeza. Y, dentro de eso, Zamora es la peor de todas. Es un problema que hay que poner en contexto nacional. Un problema de Estado que requiere de medidas de tipo económico. Los ayuntamientos poco podemos hacer por revertir la situación. Necesitamos planes a gran escala, incluso planes europeos. Definitivamente, nosotros podemos colaborar, pero el impulso debe ser del Gobierno de España y de Europa.

–¿Y de la Junta de Castilla y León?

No tiene culpa ninguna. La excluyo. Esto es una situación histórica que se vive desde hace muchos años. Al final, todo viene de un modelo económico. Lo que estamos viviendo es la consecuencia del modelo capitalista que prima la despoblación en unos lugares y la concentración de gente donde hay más negocio, que es en el Mediterráneo, en Madrid y en el norte de España. A nosotros nos dejan para obtener materias primas y para poner placas solares. No inventan nada, eso ya lo hizo Franco con los pantanos.

–¿El Gobierno de España está tratando mal a Zamora?

–Sí. El Gobierno está maltratando a Zamora y a todos los territorios que se están despoblando. Da igual si nos dan cuatro duros más para una obra o si no nos dan nada. Lo que hace falta es política de gran altura. Ahora que están descentralizando competencias de la administración, nosotros hemos ofrecido al Estado los terrenos de Renfe. Les hemos llevado un proyecto muy interesante y estamos esperando respuesta. Son 55.000 metros cuadrados de suelo industrial al lado del AVE, que ahora es de obligación de servicio público. Tenemos también una red de autovías norte, sur, este y oeste como pocas ciudades en España. Y, sin embargo, seguimos desindustrializados. Queremos cambiar eso.

–¿Qué le han propuesto?

–Realizar un gran polígono industrial de I+D ideal para pequeñas empresas dedicadas a la investigación. Aunque es suelo industrial, estaría orientado hacia el sector servicios.

–Se cumplen siete años de conexión de Alta Velocidad entre Zamora y Madrid, que llegaba para paliar la despoblación. Y parece que no.

–Solo ha servido para que la gente siga trabajando en Madrid, pero viva en Zamora. No podemos ser una ciudad residencial, un sitio donde viene la gente a dormir. Necesitamos empleo y un sector servicios amplio. A mí me parece que en esos terrenos que he dicho antes se puede apostar por la industrialización y la creación de trabajo. Pero, insisto, la solución debe ser de conjunto.

Francisco Guarido, alcalde de Zamora.

Francisco Guarido, alcalde de Zamora. / Emilio Fraile

–¿Cree usted en la fiscalidad diferenciada?

–Es un parchecito, algo hace. Pero no es la solución. Quitar cuatro euros a la persona que pone una empresa en un pueblo, pues bueno. Es como dar 600 euros a los padres que tienen un hijo. ¿Alguien tiene un niño por 600 euros? Pues no. ¿Les viene bien a esos padres? ¿Los cogen? Evidentemente. Quitar unos durillos ayuda, es un parche y bienvenido sea, pero lo que necesitamos son soluciones drásticas para el largo plazo.

–Cierra un año 2022 marcado una vez más por la lucha contra la corrupción. ¿Quedan manzanas podridas que limpiar?

–Creo que no, que ya está todo abordado. Estamos dando pasos en los juzgados y eso lleva tiempo, pero ahora lo tenemos todo controlado tanto en contratos como en personas. Lo que estamos pidiendo ahora son las liquidaciones millonarias. Que devuelvan el dinero que es de todos los zamoranos.

–En el Pleno de noviembre dijo usted que le parecía más importante limpiar la corrupción que abordar la remunicipalización de servicios.

–Por supuesto. Eso es la voz de la calle y del sentido común. La voz del que llega a un ayuntamiento y sabe combinar ideología y realidad. Es mucho más importante combatir la corrupción y he dedicado mucho tiempo a esto porque para mí era un tema fundamental. También lo era la memoria histórica e hicimos cumplir en 2018 la ley de 2007 con tranquilidad y sin traumas porque el Partido Popular no había hecho nada. No todo es remunicipalizar. Hay cuestiones ideológicas con las que a algunos les tiemblan las piernas, pero a nosotros no. Eso de remunicipalizar creo que debería someterse a un nuevo debate. Por parte de la izquierda, digo. La derecha lo tiene claro.

–Han arrancado este 2022 importantes proyectos como el centro cívico, el Conservatorio, el Museo Pedagógico, el de Semana Santa o el Mercado de Abastos. ¿Satisfecho?

–Ha sido un buen año, pero conviene hacer un planteamiento general y explicar de dónde vienen esas obras. Por ejemplo, el Mercado de Abastos. Las licencias caducaron todas en 2005; estamos hablando de la época de Antonio Vázquez. ¿Qué hizo el Partido Popular desde 2005 hasta 2015 que entramos nosotros? Nada. Dejó pudrir la situación. Puesto que se jubilaba, puesto que se cerraba. ¿Qué hemos hecho nosotros? Con grandes esfuerzos, sacrificios, dinero y la lentitud de una administración, a la que se ha sumado la pandemia y una guerra que ha encarecido los precios, con todo eso, hemos logrado hacer un proyecto de obra que va a salir ya a contratación. Es una diferencia sustancial.

–Dice precisamente el Partido Popular que veremos hasta mayo un “paripé de fotos para aparentar que se hace algo en torno a los grandes proyectos”.

–¿Cómo pueden decir eso? Son realidades. Pero las realidades habría que ponérselas en su espejo. ¿Qué hicisteis vosotros durante los últimos diez años? Absolutamente nada. Podemos empezar a enumerar proyectos.

–Pero hay algunas obras que no terminan de salir.

–Hemos sacado muchas. Tenemos el Mercado de Abastos, el Puente de Piedra, el Museo Pedagógico, la muralla, el Banco de España. Ha sido un buen año. Nos queda el parque de bomberos, es verdad, pero creo que ha habido mala suerte. Todos los que estamos en este despacho tenemos la voluntad de hacer las cosas bien. Incluido el PP cuando estaba aquí. Nadie quiere que una obra salga mal. ¿Si sale mal es culpa del alcalde? Bueno, asumo mi parte, pero que me digan qué hemos hecho mal en el parque de bomberos. Lo importante es tener voluntad de hacer las cosas. ¿Qué hizo el PP desde 1999 hasta 2015 con los bomberos? Marear la perdiz. Que si lo hacía en el Sancho, que si la Aldehuela, que si el Alto de los Curas… Quince años sin hacer nada. Nosotros, aún con errores, tenemos un proyecto redactado que se ha quedado escaso de dinero por la situación internacional. ¿Tengo yo la culpa de la guerra de Ucrania y de que suba el aluminio un 50%? La gente en la calle lo sabe.

–¿Está Zamora preparada para estrenar la Zona de Bajas Emisiones?

–Tenemos que hacerlo, es obligación. Hemos elegido la zona por la que circulan más coches, la más comercial y la de mayores emisiones. Es verdad que los bolardos son feísimos, pero son provisionales. En cuanto pongamos las cámaras, quitaremos los bolardos. Pido a la gente paciencia. A mí tampoco me gustan, pero, si no los ponemos, tendríamos las aceras llenas de coches y todo el material roto. Esto no va a durar más de ocho meses en el tiempo.

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