Rescatada de las tinieblas del olvido por un zamorano

El escritor Juan Manuel de Prada dedica una extensa biografía a la fascinante vida de la reportera y fotógrafa anarquista catalana Ana María Martínez Sagi

Una fotografía tomada por Ana María Martínez Sagi durante la Guerra Civil Española. | Cedida

Una fotografía tomada por Ana María Martínez Sagi durante la Guerra Civil Española. | Cedida / Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

“Fue campeona de lanzamiento de jabalina y subcampeona de España de tenis, directiva del Fútbol Club Barcelona, fue la única mujer española fotógrafa en los frentes de la Guerra Civil, una pionera del feminismo y anarquista”. Así define el escritor Juan Manuel de Prada a la reportera y poeta catalana Ana María Martínez Sagi a quien dedica una extensa biografía, titulada “El derecho a soñar”, integrada por más de 1.700 páginas repartidas en dos volúmenes fruto de cinco años de investigación.

El escritor Juan Manuel de Prada. | J. L.F.

Ana María Martínez Sagi. / Cedida

El escritor la descubrió en los años 90 leyendo un libro de César González-Ruano de 1930 titulado “Caras, caretas y carotas”. Tras dar con escasos libros con su firma y algunas publicaciones periodísticas, la localizó en un pueblo catalán y le dedicó “Las esquinas del aire” en 2000. Fruto de esos encuentros ella le pidió que fuera el albacea de su obra inédita y que la publicase 20 años después de su fallecimiento para no molestar y para que las futuras generaciones tuvieran más interés hacia una mujer como ella. “Preparando esa publicación me di cuenta de que había muchas incongruencias en el relato que ella me había hecho”, relata Juan Manuel de Prada quien da visibilidad tanto a luces como a las sombras de esta compleja mujer.

Ana María Martínez Sagi en su faceta de deportista. | Cedida

Juan Manuel de Prada / J.L. F.

El detonante de su investigación fue un poema que ella escribió evocando el momento en el que cruza la frontera hacia Francia. “Ella lo data en Agullana, una localidad situada en la Junquera, y sin embargo me había dicho que había cruzado por Portbou y que allí había coincidido con Machado lo que me llamó la atención y puso en marcha mi deseo de saber”, aporta el zamorano que ha consagrado su tesis doctoral a este personaje tan apasionante.

Su curiosidad le ha llevado a visitar físicamente más de 80 archivos repartidos entre España, Francia, Estados Unidos, Venezuela o Suiza, unas pesquisas que le llevan a sentenciar que “hasta una vida anónima se puede reconstruir”.

Y es que Ana María Martínez Sagi, nacida en el seno de una familia de derechas, fue una mujer muy famosa en los años 30 y a raíz de su exilio pasa al anonimato más total y murió “enterrada en vida”, concreta el último premio de las Letras de Castilla y León.

ana maría martínez sagi

ana maría martínez sagi / Cedida

A su biógrafo le dulcificó aspectos de su vida “por el dolor personal afectivo que tiene que ver con su ansia de maternidad, su soledad y sus fracasos amorosos y porque ella participa en acontecimientos oscuros y turbulentos en la Guerra Civil y durante la ocupación alemana en Francia”. De Prada comparte que en esa Francia “es una roja anarquista que se mueve en una zona de sombra, que tiene relación con personajes que están perseguidos, como Joaquín Ascaso, que fue el presidente del Consejo Regional de Defensa de Aragón durante la Guerra Civil, un cabecilla anarquista que el gobierno de la República pone en busca y captura y hasta pide su extradición porque le acusan de robar joyas en Aragón, petición que el gobierno de Franco renueva”. No obstante cuando acabó la II Guerra Mundial, Martínez Sagi pasó a llevar una vida “totalmente francesa” .

Al zamorano tampoco le duelen prendas y afirma que se fue a Estados Unidos “engañando a la Universidad de Illinois”, donde fue profesora de español y de francés desde 1961, pues “les hace creer que tiene estudios superiores cuando ella solo había estudiado hasta los 14 años”.

Ana María Martínez regresó a España en 1978 definitivamente porque logra que se le reconozca el derecho a una pensión como jubilada por las leyes de amnistía. A su vuelta llevó una vida discreta, no mantenía relación con su madre ni con su hermana ni con los amigos que conocían de su militancia anarquista. En su faceta de escritora intentó publicar algunos libros sin éxito, lo que hizo que, desencantada, apostara por llevar una vida de mujer anónima en un pueblecito en Cataluña, en Moià, antes de trasladarse a una residencia donde falleció.

Dificultades

En su investigación el zamorano se ha topado con grandes obstáculos. “Cuando sabes que llegando al legado de unas personas puedes realizar descubrimientos pero no puedes alcanzarlo porque esa persona no ha dejado legado al morir o bien sus herederos lo han destruido o bien es ilocalizable como me sucede con las cartas y los papeles de Marie-Thérèse Eyquem, una francesa que fue secretaria general del Partido Socialista Francés con la que convivió durante 5 años y con la que estoy seguro que posteriormente mantendría luego una relación epistolar”, lamenta el autor de “El derecho a soñar”.

“Una gran poeta que merece ser recuperada”

Juan Manuel de Prada ahora ultima un libro de Sagi que verá la luz en los próximos meses y tiene en mente publicar una antología poética de la catalana. “Más allá de que su vida sea realmente alucinante y espectacular, es una gran poeta que merece ser conocida y recuperada”, confiesa el biógrafo de esta controvertida mujer que acabó sus días siendo un personaje anónimo. Con anterioridad el novelista zamorano ha impulsado la publicación de “La voz sola”, un volumen que reúne una selección de la poética de la catalana, parte de ella hasta ese momento totalmente inédito, y una antología de sus artículos periodísticos.

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