La provincia de Zamora sufre el cierre de una oficina bancaria cada trece días

Nueve pueblos han perdido este año su única sucursal financiera, en un proceso que deja a los mayores del medio rural fuera del sistema

Oficina bancaria en una localidad de la provincia de Zamora.

Oficina bancaria en una localidad de la provincia de Zamora. / LOZ

Luis Garrido

Luis Garrido

La provincia de Zamora pierde una oficina bancaria cada 13 días, dejando por el camino un importante reguero de vecinos del medio rural sin acceso físico a efectivo ni a la realización de trámites presenciales. La reestructuración bancaria no cesa y en este año 2022 han sido doce las localidades de todo el territorio que han visto cerrar alguna sucursal. En el caso de nueve municipios, su único establecimiento. Lejos de solucionarse, la exclusión financiera continúa haciendo mella entre una población envejecida que no encuentra soluciones en la banca electrónica; esto, cuando las conexiones permiten establecer contacto. La realidad de esta tierra, ahora mismo, es que el 85% de los pueblos carece de servicios financieros y sus habitantes están condenados a navegar por Internet o a viajar para realizar sus gestiones.

Una sucursal móvil presta servicios en un municipio zamorano. | Jose Luis Fernández

Una sucursal móvil presta servicios en un municipio zamorano. | Jose Luis Fernández / Luis Garrido

La crisis económica derivada de la sanitaria ha terminado por cercenar los derechos de los habitantes de nueve localidades y de los municipios de su alrededor. De la noche a la mañana, estos vecinos han visto cerrar la única oficina que daba servicio a la zona, dejándoles con una mano delante y otra detrás en materia de acceso al sistema financiero. Ferreras de Abajo, Fuentelapeña, Lubián, Manganeses de la Lampreana, Muelas del Pan, Quiruelas de Vidriales, Rabanales, Riofrío de Aliste y Santa Croya de Tera han sido los lugares que se han quedado sin un lugar de referencia para las gestiones presenciales. A ellos, hay que sumar un cierre más en Almeida de Sayago, que todavía mantiene una entidad abierta, otro más en Benavente y cinco en Zamora capital.

De las 16 oficinas que han cerrado en los primeros seis meses del año en la provincia de Zamora, de acuerdo con los datos proporcionados por el Banco de España, un total de 14 pertenecen a Unicaja Banco. La entidad andaluza continúa con su política de reestructuración tras la absorción de CEISS y a fecha actual sobrevive poco músculo del que llegó a exhibir la más que extinta Caja Zamora. Las otras dos sucursales que han cesado la actividad son de Kutxabank y de Caixabank. En el lado de las aperturas, tan solo Caja Rural de Zamora ha apostado por extender su red de servicios presenciales con un alta en este tiempo.

El reguero de oficinas que han caído en los últimos diez años es incesante. Hace exactamente una década, la provincia contaba 256 sucursales repartidas por su geografía. Hoy, los zamoranos tan solo tienen 90 puntos físicos de atención al cliente. La mayoría de ellos, además, concentrados en Zamora, Benavente y Toro. El acceso a efectivo es un privilegio que se le niega a más de 47.000 zamoranos, de acuerdo con las cifras oficiales aportadas por el Banco de España. A ello hay que añadir que el territorio presenta la menor ratio de población con un punto tradicional de acceso a dinero en un radio de cinco kilómetros y que el 85% de los municipios ni tan si quiera cuenta con una sola entidad. Más aún, los habitantes del medio rural deben recorrer una distancia media de 9,4 kilómetros hasta llegar al cajero más próximo.

El Gobierno de España tiene en marcha una iniciativa junto a las patronales bancarias para paliar este creciente problema de exclusión financiera que azota a territorios eminentemente dispersos en la ruralidad como es Zamora. El objetivo es habilitar puntos de retirada de efectivo en establecimientos no dedicados al negocio, como pueden ser las casas consistoriales o los propios comercios del pueblo, si es que queda alguno. Para los lugares donde esto no ocurra, la otra solución es que los carteros lleven una suerte de aparatos dispensadores de billetes.

El plazo de seis meses para articular estos mecanismos comenzó a correr el pasado mes de octubre, pero nada se sabe de sus avances. Mientras tanto, las entidades bancarias siguen cerrando oficinas cada trece días en la provincia de Zamora, que tiene un grave problema de vulnerabilidad financiera entre sus mayores. Personas a las que se excluye desde todos los puntos de vista del sistema, también en el de contar con su propio dinero.

Suscríbete para seguir leyendo