Entrevista | Luciano López Gutierrez Filólogo y escritor

“Reivindico el carácter literario de la copla que es una poesía cantada”

“Se pensó que era una apoyatura del régimen cuando en algunas letras hay un erotismo latente y aparecen mujeres que no seguían su norma”

Luciano López Gutiérrez con su último libro

Luciano López Gutiérrez con su último libro / Cedida

Natalia Sánchez

Natalia Sánchez

El doctor en Filología Hispánica, Luciano López Gutiérrez, acaba de publicar el libro “Poesía y universo de la copla” que cuenta con un prólogo a cargo del escritor Luis Alberto de Cuenca.

–¿Cómo surge su interés por la copla?

–En mi trayectoria profesional me he encontrado que la copla tenía muchos paralelismos con los poetas de la generación 27 e incluso que con la lírica tradicional, que tiene su arranque en la Edad Media. Creía que era necesario estudiar en profundidad esta manifestación literaria y artística que en postguerra, cuando vivió su Siglo de Oro, era el tipo de poesía más escuchada, que se aprendían de memoria y que tenía una mayor difusión.

–Gracias a la radio.

–Por supuesto. Entonces había muchos programas de música dedicada. Tuvo una gran difusión gracias al teatro y al cine. Además, es un tipo de poesía que tiene mucho paralelismo con el flamenco. Es más fácil su interpretación que el canto jondo para las voces femeninas.

Son canciones amorosas desde una perspectiva femenina que eran recibidas muy bien por las mujeres que recibían su educación sentimental a través de estas poesías

–La copla es un género interpretado más por mujeres.

–Es un género femenino en interpretación, aunque los autores son hombres. No obstante, hay alguna mujer que escribía copla, pero que son mucho menos conocida que Rafael de León o que Quiroga como músico. Las mujeres también cantaban la lírica medieval las jarchas o los villancicos, como música popular de las villas que acaba especializándose en música navideña, que eran canciones amorosas que son cantadas por mujeres y esto también pasaba con las coplas, el cuplé y las tonadillas. Son canciones amorosas desde una perspectiva femenina que eran recibidas muy bien por las mujeres que recibían su educación sentimental a través de estas poesías. También eran muy bien recibidas por el mundo de la homosexualidad que siente admiración por figuras como Rocío Jurado o por Isabel Pantoja. También Miguel de Molina, una de las pocas voces masculinas que lo ha interpretado junto a Angelillo o Rafael Farina y luego Carlos Cano y más recientemente, Miguel Poveda o Falete. Siempre ha tenido más tonadilleras que tonarilleros.

–Ha nombrado cantantes que la interpretan actualmente ¿está viviendo un buen momento?

–Sí, pero no hay autores tan buenos como Rafael de León o Ochaíta. No obstante, hay un interés y hay cantantes interesadas por la copla. Incluso Rosalía, la cantante española de mayor proyección internacional, en alguna de sus canciones canta fragmentos de la “Chiquita piconera”. Sabina es un enamorado de la copla o Serrat, que es un admirador de Concha Piquer y su “Penélope” es una recreación de la canción de “La niña de la estación” de la Piquer.

–Usted analiza minuciosamente desde las temáticas, las métricas hasta los personajes que aparecen en las letras, ¿por qué?

–Porque quería que fuera un libro que abordara el fenómeno de la copla desde diversas perspectivas. Conecto la copla con su época dorada y es una reivindicación de la copla como poesía cantada, de las palabras liberadas del papel y que se han acogido a los sones. Muchas veces la faceta literaria ha sido abandonada cuando las coplas son productos literarios que fueron despreciados.

–¿Por su vinculación al franquismo?

–Hubo un desprecio de la copla y a partir de los últimos de los 70 y durante los 80, Antonio Gala, Carmen Martín Gaite o Terenci Moix empezaron a reivindicar los grandes valores que tienen algunas coplas. Hay coplas que pueden ser retrógradas, pero otras que no. Se pensó que era una apoyatura del régimen cuando aparecen mujeres como las protagonistas como de “Ojos verdes” o “Tatuaje” que se saltan a la torera las normas que entonces intentaba inculcar la Sección Femenina. Incluso la copla tiene un erotismo latente, de hecho se intentó que en “Ojos verdes” se cambiara los primeros versos porque les parecía muy fuerte, pero Concha Piquer se negaba y pago multas por cantar la versión de “Apoyá en el quicio de la mancería”.

–El libro cuenta con un curioso apéndice gráfico donde recoge fotos de Concha Piquer o su primer contrato de trabajo en Nueva York.

–Tengo que agradecer a un amigo que es coleccionista que tiene un libro que hizo Concha Piquer con recortes de prensa. Él me ha facilitado los materiales.

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