La Opinión de Zamora

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Ana Rodríguez visita la Alhóndiga para poner el foco sobre la figura de Urraca

La investigadora sostiene que fue un personaje fascinante y único, denostado por los cronistas de la época y parte de la historiografía

Ana Rodríguez durante su conferencia en la Alhóndiga. | Emilio Fraile

Durante la tarde de ayer, la Alhóndiga acogió la ponencia de Ana Rodríguez López, enmarcada en el Ciclo de Conferencias por el 950 Aniversario del Cerco de Zamora, que promueve el Ayuntamiento de Zamora, en colaboración con la UNED.

Rodríguez es Científica Titular del CSIC y está especializada en la historia social del poder en la Edad Media, con una cronología plenomedieval y un ámbito geográfico centrado en los reinos de Castilla y León.

Así, su ponencia sobre el Cerco versó acerca de las mujeres de la familia regia leonesa de los siglos centrales de la Edad Media, que ejercieron el poder de manera directa o indirecta, desde la posición de infantas o reinas, la forma en que lo ejercieron y los problemas de legitimidad en el ejercicio de ese poder, así como sobre los testimonios documentales y cronísticos de todo ello.

La figura de Urraca se ha convertido en un hilo conductor de su obra, “varias Urracas en realidad”. Es decir, la imagen de la infanta Urraca, pero también la de la reina, “un personaje fascinante y único en época”, así como “desnotado por los cronistas de su época y por parte de la historiografía”. Situándolo en un contexto temporal, “los siglos XI y XII son los de las Urracas, luego los cambios de alianzas y nuevas líneas familiares que llevan a las Leonores a partir de las décadas finales del siglo XII y a lo largo de todo el siglo XIII”.

En lo relativo a los derechos con los que contaban las mujeres en la época del Cerco, la autora invita a contextualizar la cuestión, “porque nuestra idea moderna de los derechos no tiene nada que ver con los privilegios y las necesidades del mundo medieval”. Además, “la intersección entre género y clase era la que producía más desigualdades realmente.”

Parte de la investigación de Rodríguez sobre esta cuestión se centra en el papel que tenían las mujeres de la élite social de los reinos de Europa Occidental en la Edad Media, “un papel fundamental, activo y pasivo, en la construcción de alianzas y en la resolución de conflictos a través de las políticas matrimoniales, que eran un aspecto fundamental en el funcionamiento de los reinos”, tal y como acostumbramos a ver en las referencias históricas de las época presentes en series y películas.

En la misma línea, añade que “a veces ejercían el poder de manera directa, como es el caso de Urraca, y cuando lo hacían lo hacían con todos sus recursos y consecuencias, pero generalmente era lo que podríamos llamar un poder informal, de consejeras de sus esposos y hermanos, como sucedía con la infanta Urraca; de regentes, aunque la regencia como tal no existía como institución durante esa época; y también gobernando en unos espacios donde se acumulaba riqueza e influencia, como eran los monasterios femeninos”, cuestión sobre la que se explayó con mayor profundidad durante la charla, citando un caso específico de la provincia de Zamora.

Por otra parte, la investigadora anima a los apasionados de la historia a comprender que “las representaciones no son lineales ni son esencias inmutables, hay que situarlo todo en los contextos históricos”, por lo que la cuestión sobre la forma en que ha evolucionado la representación y forma que se ha hecho a lo largo de los siglos del poder femenino depende de una gran cantidad de matices y elementos, sin poder caer en una generalidad que contamine la progresión histórica y la forma en la que se entendía el contexto en el momento.

Las mujeres ocuparon puestos de poder durante la Edad Media

Buena parte de la investigación de la historiadora Ana Rodríguez se centra en los derechos que tenían las mujeres en épocas pasadas, los cargos que ostentaron, el poder que ejercían en la sociedad, la familia y su entorno. Además de la figura de Urraca, otra de las grandes protagonistas para la investigadora es Leonor de Aquitania (1.122-1.204), sobre quién escribió la obra “La estirpe de Leonor de Aquitania: Mujer y poder en los siglos XI y XIII”. Fue heredera del ducado de Aquitania, reina de Francia y, posteriormente, de Inglaterra.

Además, algunos de sus hijos también son especialmente reconocidos, como Ricardo Corazón de León y Juan Sin Tierra. La figura de esta mujer representa otro ejemplo de las mujeres que desempeñaron un papel muy importante en las sociedades medievales. En numerosas ocasiones, estos personajes se convirtieron en el epicentro de complejas redes sociales y en protagonistas de los acontecimientos políticos de diferentes épocas en las que los vínculos personales y espirituales no siempre eran los mismos y representaban un eje de acción en sí mismo.

De la misma forma, “la regulación de los vínculos de parentesco, las presiones eclesiásticas o la capacidad de administrar recursos” son otros de los elementos que “se suman al dibujo del escenario” en el que actuaban estas poderosas mujeres, “con un amplio catálogo de rasgos y pautas que han llegado hasta las épocas recientes” y continúan marcando situaciones del presente.

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