Carcinomas escamosos de cabeza y cuello

La tasa de supervivencia de los pacientes con carcinomas escamoso de cabeza y cuello se sitúa desde hace décadas en torno al 50%, sin que se hayan percibido mejoras significativas en este pronóstico. Eso, a pesar de los avances que sí se han registrado en los últimos años en investigación contra el cáncer. Este tumor tiene más de 800.000 nuevos casos diagnosticados cada año a nivel internacional, y apenas un 30% de pacientes responde a los tratamientos, a causa de “su alta toxicidad, la frecuente aparición de resistencias y la falta de biomarcadores”, según sostiene Mónica Álvarez, investigadora principal del proyecto Organoides derivados de pacientes como plataforma predictiva de terapia personalizada de cáncer de cabeza y cuello.

En base a las muestras de tumores y sus réplicas de laboratorio, los investigadores tratan de hallar datos que ayuden a decidir sobre la estrategia más eficaz contra la enfermedad. La idea es que así se ahorrará tiempo y se minimizarán los efectos secundarios en tratamientos cuyo resultado se sabrá con anticipación. También se evitará mucho malestar en el paciente. Así, estos enfermos pueden afrontar la cirugía en un estado físico y mental más halagüeño.

En estos momentos hay distintos programas de medicina personalizada complementarios a este, pero esta forma de predecir permitirá conocer de qué factores depende que los pacientes respondan o no al tratamiento.

Que este proyecto arrojara resultados positivos permitiría proponer ensayos a mayor escala y, en función del balance, una aplicación directa a la práctica clínica en unos tumores que tienen una alta prevalencia en la zona noroeste de España, donde se encuentra Zamora.

Sarcomas óseos

Los sarcomas son tumores muy agresivos y difíciles de tratar que afectan principalmente a niños y jóvenes. Sus tratamientos no han variado a lo largo de las cuatro décadas precedentes, y suponen cirugías invasivas y largos ciclos de quimioterapia que afectan al bienestar del paciente.

Hoy en día no existen demasiadas investigaciones orientadas a los sarcomas, y las terapias que se ensayan suelen fallar en el 95% de los pacientes, una tasa demoledora. “Los modelos actuales no representan la complejidad del tumor ni los inconvenientes de los tratamientos en hueso y cartílagos”, subraya Juan Tornín, investigador principal del proyecto Combinación de transcriptómica e ingeniería de tejidos para mejorar la medicina de precisión en sarcomas óseos.

“La medicina de precisión tiene en cuenta las alteraciones de cada paciente para diseñar terapias personalizadas, pero para poder hacer esto, los investigadores tenemos que crear “avatares personalizados” en el laboratorio y así identificar qué terapias pueden ser las mejores, y a día de hoy los modelos actuales no representan la composición ni el comportamiento del tumor original”, remacha el experto en este ámbito.

Ahora, el camino que plantean está basado en la ingeniería de tejidos, que permite diseñar y construir estructuras con materiales como el colágeno, para más tarde sembrar en su interior, en el laboratorio, células cancerosas procedentes de los pacientes y que se comporten como lo harían en el propio paciente y no en un plástico. Estos modelos abren vías de descubrimiento de marcadores, terapias y resistencias a tratamientos.

Alzheimer

Un estudio realizado previamente abrió las puertas de esta investigación. En aquel proyecto de especialistas de Estados Unidos, se inoculó líquido cefalorraquídeo (el fluido que baña el Sistema Nervioso Central) de ratones jóvenes en ratones más viejos, lo que mejoró su memoria. “Se evidenció una mejora de la mielinización neuronal, un proceso que disminuye con la edad y patologías neurodegenerativas como puede ser el Alzheimer”, recuerda Manuel Menéndez, investigador principal del proyecto Administración intratecal de FGF17 como tratamiento para la Enfermedad de Alzheimer: estudio piloto en modelo murino.

La mielina es la capa que protege y aísla una parte de las neuronas y facilita las transmisiones nerviosas. En el estudio se percibió que el fluido de esos ratones jóvenes favorecía la generación de un tipo de células productoras de esa capa de protección. Además, identificaron una molécula como principal proteína causante de ese efecto.

Este equipo lleva tiempo trabajando en estrategias de tratamiento de enfermedades neurodegenerativas desde el líquido cefalorraquídeo. En base a ese primer estudio, investigan la administración de la proteína directamente en el líquido cerebral de los ratones enfermos de Alzheimer para prevenir e incluso revertir la pérdida de esa protección de las conexiones neuronales y sus consecuencias devastadoras, como puede ser la pérdida de memoria.

Paragangliomas y feocromocitomas

Este experimentado grupo lleva años profundizando en los mecanismos de desarrollo de los paragangliomas y feocromocitomas. Se trata de tumores muy poco frecuentes en la población general que en un 45% de los casos pueden transformarse en un cáncer agresivo para el que, por desgracia, no existe tratamiento.

“Existe un conocimiento bastante exhaustivo de la base genética de estas enfermedades, pero los mecanismos implicados en el desarrollo de los tumores metastásicos siguen siendo desconocidos. Tampoco se dispone de guías que permitan orientar qué tipo de tratamiento sería más eficaz para detener o revertir el avance de la enfermedad.”, defiende Maria Dolores Chiara, investigadora principal del proyecto Modelos ex vivo de paragangliomas y feocromocitomas para el avance en las terapias antitumorales. Es por ese motivo que este grupo está desarrollando modelos que expliquen de qué modo se produce y cuál será la respuesta a los tratamientos presentes en el mercado. En colaboración con cirujanos, oncólogos y endocrinólogos del HUCA y del Hospital de Cabueñes, se usan tejidos tumorales y sanos procedentes de pacientes intervenidos. Estos tejidos son cultivados para elaborar herramientas con las que identificar los mejores tratamientos.

Microbiota y envejecimiento

Tanto el sistema gastrointestinal como el inmune se ven afectados por el envejecimiento y los cambios y pérdidas de funciones orgánicas. La microbiota intestinal es un factor clave en estos cambios y se sabe que la dieta puede modularla. El objetivo de este equipo es la identificación del papel de los microorganismos intestinales en el envejecimiento para encontrar distintas estrategias dietéticas que sirvan de prevención.

Las muestras para el estudio se han obtenido a lo largo de más de diez años de trabajos previos y evaluarán, además, los efectos sobre el sistema inmune y en microbiota de la administración regular de un producto lácteo probiótico. “Podremos analizar y comparar todas esas situaciones y cambios con el envejecimiento y su interacción con el probiótico administrado”, explica Miguel Gueimonde, investigador principal del proyecto Estrategias Dietéticas para la modulación de la Microbiota y la promoción de un Envejecimiento Saludable. “Este proyecto es una buena oportunidad para utilizar nuevas técnicas en las muestras y ver cómo la dieta afecta a la microbiota y el estado inmune en distintos momentos temporales”, resalta Gueimonde.

Estamos hablando de un estudio particularmente importante por las mejoras directas que puede causar en la población y el conocimiento arrojado sobre el envejecimiento, pero también de manera indirecta, por los gastos sanitarios que se pueden prevenir mediante la mejora de la salud en una población con una esperanza de vida cada vez mayor, como recuerdan todos los datos demográficos.

La Fundación Alimerka ha convocado su primera línea de ayudas a la investigación en Ciencias de la Salud. El objetivo es impulsar el trabajo en Oncología, Neurología, Enfermedades Raras y Salud Mental a través de expertos pertenecientes al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), la Universidad de Oviedo, Hospital Universitario Central de Asturias e Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC). Los equipos seleccionados podrán avanzar en la generación de conocimientos aplicables a la práctica médica y, en consecuencia, en la mejora de la vida de las personas enfermas y de toda la sociedad.