La Opinión de Zamora

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Las demandadas conexiones entre Zamora y Portugal “robustecerán” la cooperación bilateral, según los Gobiernos

La A-11, la carretera entre Braganza y Puebla y la unión con Miranda por Sayago entran en los planes marcados tras la cumbre hispanolusa

Costa y Sánchez, durante la cumbre hispanolusa celebrada este viernes. | Agencias

La cumbre hispanolusa celebrada este viernes en la localidad portuguesa de Viana do Castelo no solo dejó conclusiones importantes para la provincia en lo relativo al corredor verde que debe atravesar Zamora. También resultó de interés desde otros puntos de vista, como el de las conexiones entre ambos países por carretera. El repaso a la estrategia común de desarrollo transfronterizo puso sobre la mesa la importancia de ejecutar seis proyectos de estas características a lo largo de toda La Raya entre España y Portugal, y tres de ellos afectan a las comarcas occidentales zamoranas o a la propia capital.

Las tres conexiones clave

El documento sellado al más alto nivel por ambos Gobiernos señala concretamente la importancia de las conexiones entre Braganza y Puebla de Sanabria; Miranda do Douro y la capital por Sayago; y la ciudad y Quintanilha a través de Aliste. El compromiso que aparece por escrito reza lo siguiente: “Los dos países robustecerán la cooperación en la promoción de los territorios transfronterizos, con el objetivo de fijar población y atraer nuevos perfiles demográficos, desde luego a través de los accesos por carretera previstos por la estrategia común”.

Es en ese punto donde el texto firmado por los máximos responsables de España y Portugal cita estas tres carreteras que llevan tiempo en la agenda, pero cuyos avances distan de cumplir las expectativas depositadas por los municipios afectados y, de algún modo, también por el Gobierno luso, que ha dado más pasos hacia delante en los últimos años para cumplir con sus conexiones.

Los detalles de los planes

El caso más evidente es el de la A-11, la autovía que, en su parte más occidental, ha de conectar Zamora capital con la frontera portuguesa. Hace un buen puñado de años que los portugueses pueden conducir por una vía de dos carriles por sentido hasta su frontera, en Quintanilha, pero a partir de ahí se topan con la realidad de una Nacional con elevada siniestralidad que incrementa el riesgo y ralentiza el tráfico para los viajeros.

En los últimos meses, el Gobierno ha dado pasos adelante para ejecutar los primeros tramos, pero las partidas previstas para 2023, con cinco millones en los Presupuestos Generales del Estado, siguen lejos de lo esperado para un avance real. Algo similar ocurre con la carretera de Puebla a Braganza. Portugal financiará su parte con los fondos Next Generation y la tendrá terminada en 2025. Castilla y León ha previsto 50.000 euros para el proyecto en el próximo ejercicio, lejos de las demandas.

Estas dos vías parecen tener una cierta prioridad sobre la que unirá Miranda do Douro y Zamora por Sayago, aunque lo cierto es que las tres aparecen más en las declaraciones de intenciones que en los presupuestos de las instituciones responsables de ejecutar las obras. Su presencia en la cumbre hispanolusa revela, en todo caso, el interés que ambos países tienen por acabar solventando los problemas y por unir de un modo más veloz sus territorios a través de la frontera, con la provincia en el centro.

La frontera tendrá más zonas de carga para los coches eléctricos

Una de las conclusiones que pudieron extraer ambos Gobiernos después de la cumbre celebrada en Viana do Castelo tiene que ver con el impulso al transporte eléctrico. España y Portugal se comprometieron a “dar prioridad a la movilidad sostenible y, en particular, a la puesta en marcha de una infraestructura común de puestos de carga”. La idea es establecer una coordinación con la vista puesta en facilitar el tránsito de este tipo de vehículos y “el crecimiento de la movilidad eléctrica”. Los mandatarios lusos y españoles entienden que resulta “prioritario” el desarrollo de infraestructuras de carga en corredores viarios “de una forma coherente a ambos lados de la frontera”. De ahí que se estén llevando a cabo “esfuerzos para concretar la disponibilidad de un mapa integrado de los puntos de carga eléctrica de acceso público en la península ibérica”. En esa línea, la idea es “garantizar la continuidad de los trayectos para vehículos eléctricos” tanto en el territorio luso como el español, por lo que se presume que Zamora pueda tener varias zonas estratégicas para desarrollar esa estrategia, dada la amplitud de su frontera. Cabe destacar, además, que el pasado 28 de octubre se celebró en Portugal la primera reunión del grupo de trabajo para el desarrollo de un clúster hispanoluso del vehículo eléctrico. El objetivo final de ese proyecto es “coordinar incentivos a la investigación, avalar apoyos a las iniciativa empresariales comunes y cooperar en el ámbito de la regulación”.

Los dos países apuestan por unir fuerzas para luchar contra las sequías

Uno de los puntos críticos de la cumbre celebrada este viernes entre España y Portugal tuvo que ver con el agua, la sequía y la vigencia del Convenio de Albufeira. Los Gobiernos abordaron este asunto y subrayaron la pertinencia de unir fuerzas para paliar las consecuencias de unas sequías que se hacen especialmente frecuentes a consecuencia del cambio climático. El objetivo de los responsables políticos es liderar las actuaciones en este ámbito también a nivel comunitario. Todo ello, después de un año hidrológico que ha sido “el más seco de las últimas décadas”. El documento firmado por ambos Gobiernos reconoce esa realidad y añade la inquietud por “reforzar los mecanismos de diálogo, tanto a nivel político como técnico, en el sentido de hacer frente a esta situación de extrema gravedad” para el territorio. Concretamente, en el ámbito del Convenio de Albufeira, “los dos países han fortalecido los mecanismos bilaterales de acompañamiento de los caudales, al pasar de trimestral a mensual. Además, ambas partes han trabajado “de forma conjunta para armonizar los indicadores de sequía y escasez utilizados por ambos Estados y, en particular, los que caracterizan las excepciones previstas en el tratado”. El objetivo común de España y Portugal es “reforzar la coordinación con la vista puesta en resolver los problemas estructurales que perjudican el cumplimiento de los objetivos establecidos en el Convenio de Albufeira”, sobre todo en lo tocante al abastecimiento de la población.

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