Una llamada informó a una zamorana de que la compañía con la que tenía contratado el servicio de telefonía móvil le iba a devolver el importe de unos recibos mal cobrados. Al otro lado de la línea, un hombre le indicaba que para recuperar ese dinero debía facilitarle los códigos que le llegaran al móvil del banco con el que tenía domiciliado el pago de las facturas, junto con la firma digital con la que ella realizaba las operaciones en la banca online, por Internet.
“Se los di”, confesaba la mujer al declarar en juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal. La estafa estaba ya en marcha, el ladrón había conseguido el acceso directo a la cuenta de la víctima sin que esta hubiera percibido la trampa en la que había caído.
La Fiscalía pide 18 meses de prisión
La Fiscalía exige 18 meses de prisión para el único imputado, un varón con acento latino, así como una indemnización equivalente al dinero que perdió la víctima más los intereses legales desde que tuvo lugar la estafa, en marzo de 2020.
Las operaciones realizadas en esa fecha fueron de importantes cuantías, dos movimientos para quedarse con los 3.513 euros de los ahorros de la zamorana. Los ladrones no tuvieron tiempo de más gracias a rápida reacción de la entidad, “me llamaron del banco porque se habían realizado dos transferencias” de cantidades elevadas, apuntó la mujer.
La anulación inmediata de la tarjeta y el bloqueo de la cuenta impidieron que el supuesto trabajador de telefonía móvil no pudiera extraer más dinero. La investigación policial, con el rastreo del "itinerario" del dinero sustraído, dirigió la acusación hacia un ciudadano latinoamericano, acento que tenía el imputado por la Fiscalía de Zamora, de iniciales E.S.M., quien negó ante la magistrada haber efectuado la llamada a la vecina de Zamora y haber llevado a cabo los movimientos bancarios.
Para reforzar su argumento, el procesado se remitió a quien aparecía como titular de la línea de teléfono con la que se había efectuado la llamada, de iniciales D.S., a quien la policía judicial descartó durante la investigación porque “se comprobó que esta persona no tenía nada que ver con ella”, declaró uno de los agentes que participó en las pesquisas al ser interrogado en el juicio.
El imputado manifestó que nunca había trabajado en una compañía de telefonía móvil y que la línea desde la que se realizó la llamada a la víctima de estafa se la había dado D.S., un conocido. Si bien el procesado, sin antecedentes penales, recibió un ingreso en su cuenta, parte del dinero estafado, más de 1.000 euros.
El procesado justificó, al ser preguntado por la Fiscalía, que esa operación con el hecho de que “me debían un dinero de mi trabajo en la construcción y que dijeron que una gestora me haría la transferencia”. La otra extracción fue de 2.500 euros.
La defensa solicitó la absolución porque la mujer no pudo identificar el país latinoamericano del que procedía el acento del acusado, al que se le pidió que le hablara.
