La Opinión de Zamora

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Pablo Alcántara Historiador. Autor de “La Secreta de Franco”

“Villarejo estuvo en la Brigada Político Social en los años 70”

“Los miembros del cuerpo represor del franquismo no solo no fueron depurados, sino ascendidos, como el famoso Conesa”

Pablo Alcántara, en el Museo Etnográfico, con su libro. ANA BURRIEZA

La Brigada Político Social del franquismo fue un instrumento del Régimen para reprimir a cualquier movimiento opositor sin reparar el métodos como la tortura y sin embargo la Transición dejó sin juzgar a sus miembros, que se integraron en la nueva Policía democrática, pero sin depuración alguna, lo que llevó a que personajes como el comisario Villarejo pudieran estar en las cloacas del Estado antes, durante y después de la Transición. Es lo que relata el doctor en historia Pablo Alcántara en su libro “La Secreta de Franco”, presentado recientemente en el Museo Etnográfico de Zamora, en unas jornadas organizadas por el Foro de la Memoria de Zamora.

–¿De qué trata su libro?

–Se basa en mi tesis doctoral y es un relato sobre lo que fue la Brigada Político Social, que fue la policía política durante la dictadura franquista. Como decía el escritor Vázquez Montalbán, la guardia pretoriana de Franco.

–¿Cuándo se crea la Brigada Político Social y qué objetivo persigue?

–Hay unos antecedentes en la Dictadura de Primo de Rivera, pero la Brigada Político Social se crea de forma oficial en 1941 con la Ley de Policía. En el año 40 Himmler que era el jefe de la Gestapo viene a España y se entrevista con varios jefes policiales, miembros de la Dirección General de Seguridad y Serrano Suñer, el cuñado de Franco. Tiene mucho que ver la Gestapo en la creación de la Brigada Político Social que se forma básicamente para detener a todos aquellos que hacían frente a la dictadura, ya fueran guerrilleros, estudiantes, obreros, intelectuales…todo aquel que se oponía a la dictadura caía en las garras de esta policía política.

–¿Cuál fue su época de mayor apogeo?

–Hay una historiografía revisionista que habla de una mayor actividad en la postguerra, cuando es verdad que hubo hambre, miseria, pero luego en los 60 fue algo más “dictablanda”. Es una visión que critico porque fue con las huelgas mineras en Asturias y la oposición en las universidades, en los años 60 y 70 cuando la Brigada Político Social tiene un papel fundamental en reprimir a todos estos movimientos de oposición y de hecho los últimos fusilamientos del franquismo se produjeron dos meses antes de la muerte del dictador Franco. Y utiliza la tortura, la delación y la infiltración a lo largo de todos estos años. La represión cumplió un papel fundamental para mantener 40 años la dictadura franquista.

Tuvo mucho que ver la Gestapo en la creación de la Brigada Político Social

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–¿Hay documentación para indagar en lo ocurrido estos años?

–Es bastante difícil porque no se puede acceder a los archivos por la ley de patrimonio histórico que impide ver documentación policial de personas que hayan muerto hace menos de 25 años y por tanto expedientes de algunos miembros de la brigada no se pueden consultar. Y luego está la ley de secretos oficiales famosa, que ahora se está hablando de reformar. Pero sí he encontrado expedientes para documentar la táctica de la infiltración en los movimientos de oposición.

–¿Cómo es el proceso de disolución de la policía política?

–Hasta hace pocos años se nos vendía el mito de la Transición pacífica, de consenso, pero mi investigación y otras desvelan la violencia política y policial en ese periodo o la actuación de la extrema derecha. La Brigada Político Social se disolvió en 1978 pero sus miembros pasaron de la dictadura a la democracia sin ningún tipo de depuración ni de juicio por sus actuaciones durante el franquismo. Y no solo no fueron purgados sino que incluso ascendieron en la policía democrática.

–¿Por ejemplo?

–Hablo por ejemplo del famoso Roberto Conesa, que estuvo en la detención de las Trece Rosas en el año 1979 y luego lo vemos en el 79 dirigiendo una brigada antiterrorista. Fueron utilizados no solamente por la UCD sino también por el PSOE en los años 80 para intentar mantener el orden público, el tema del terrorismo y demás. Se habla de la Transición como “lo que se pudo hacer”, pero ahí está el caso de Portugal donde sí se juzgó a los miembros de la policía política de Salazar, y creo que en España se podía haber hecho algo parecido, como sucedió también en Argentina.

–¿Qué lo impide, la Ley de Amnistía?

– La amnistía, que fue una lucha de la izquierda durante estos años, al final fue utilizada para mantener impunes los crímenes del franquismo. En su artículo 2 dice que los delitos cometidos por jueces, fuerzas de orden público durante el franquismo quedan totalmente amnistiados. Y ha sido una ley utilizada en los años posteriores para que no se juzguen los crímenes del franquismo, ni en nuestro país ni fuera: en la querella Argentina que se intentó extraditar a Martín Villa se utilizó esta ley para decir que bueno no son crímenes de lesa humanidad, no se pueden juzgar y que la ley de Amnistía ya perdonó esos crímenes. En los años 80 hubo gente que denunció a miembros de la Brigada Político Social por malos tratos y torturas, incluso hubo juicios y gente que estuvo a punto de entrar en la cárcel, pero la ley de Amnistía lo cortó de raíz.

En lugar de depurar a los miembros de la policía política del franquismo, a muchos de ellos les ascendieron en la democraia

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–¿Las cloacas del estado de Villarejo y compañía tiene algo que ver con esto?

–Tiene bastante que ver. En estos últimos años hemos visto casos como el de la policía patriótica. Villarejo estuvo en la Brigada Político Social en los años 70 y ahora lo vemos todavía por ahí. Con todo el tema del terrorismo de Estado y los GAL vemos que hay como un hilo. Obviamente la mayoría de los miembros de la Brigada están jubilados o han muerto, pero sus métodos y formas de actuar siguen ahí en muchas ocasiones. Y lo vemos también con el aumento de la extrema derecha dentro de la propia policía, con los sindicatos policiales. Aquí vemos que hay un hilo fruto de la impunidad de la policía del franquismo.

–¿No ha llegado la democracia a este cuerpo?

–No llegó. Lo hemos visto como muchos de estos policías fueron ascendidos e integrados en brigadas antiterroristas o incluso en brigadas anti golpe de Estado. Es curioso porque hubo policías implicados en el 23-F y los mandan a trabajar a las brigadas anti golpe. En los GAL aparecen miembros de la Brigada Político Social. Y el caso de Villarejo es clamoroso, cómo no sólo no fue purgado sino que sigue participando de estas cloacas del Estado. Al no depurarse este aparato su ideología y formas de actuar, siguen plenamente. No ha llegado la democracia. De hecho hubo un sindicalismo policial en los años 70 de policías demócratas que abogaba por el respeto a los derechos humanos, una policía más democrática que no solo no fueron ascendidos sino que algunos de ellos, por escribir contra el golpismo, fueron expulsados de la propia policía. Hubo una oportunidad de cambiar eso, pero se prefirió seguir utilizando a los policías franquistas, que sabían “contener” el orden público y el terrorismo que policías demócratas que querían un cambio.

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