La ciberdelincuencia está desatada en Zamora. En lo que va de año ya se han presentado 720 denuncias por delitos relacionados con el uso de Internet y tarjetas de crédito, la mayoría de ellos estafas. Los ciberdelitos suponen ya un 28% de las denuncias presentadas en la capital y un 11% de las de la provincia, según los datos analizados por el subedelegado del Gobierno, Ángel Blanco, el comisario jefe Guillermo Vara, el teniente coronel Héctor David Pulido y los responsables de la unidad de delitos cibernéticos de la Policía Nacional, Santiago Requejo y del equipo @ de la Guardia Civil de Zamora, David Martínez.

En la capital han sido 470 las denuncias presentadas por ciberdelitos, un 75% de ellas estafas y el resto otras modalidades como extorsiones, contacto con menores o suplantación de estado civil. En el caso de la provincia la Guardia Civil ha recibido 250 denuncias por ciberdelitos, un 85% de ellos estafas. Se esclarecen en torno a un 35% de estos casos, es decir, uno de cada 3.

No facilitar el número ni la fotocopia del carnet de identidad, tampoco las contraseñas del banco o de tarjetas de crédito y operar con páginas web seguras son factores que pueden prevenir el aumento de las víctimas de delitos cibernéticos, aunque dentro de las modalidades de estafa las hay desde las más burdas, como vender un producto o servicio por Internet que luego no se entrega a las sofisticadas, entre las que se encuentran las estafas amorosas que pueden estar gestándose durante años.

Santiago Requejo detalló algunas de las estafas habituales, como al compra de un producto en una página web legal que se paga pero nunca llega a su destinatario. O alquilar un apartamento en la playa y cuando la familia llega al lugar con las maletas, incluso al otro punto del país allí no hay nada. Hay también páginas web falsas, en las que está suplantado el servidor y los productos, préstamos online muy ventajosos que en realidad son una excusa para cobrar tasas sin que nunca llegue el importe al destinatario, mensajes de un familiar o un supuesto hijo que está en apuros y pide una transferencia inmediata o el mensaje de Correos o alguna empresa de paquetería que advierte de un envío retenido y pide un ingreso de 1,75 euros para liberarlo que en realidad es una excusa para hacerse con las claves de la tarjeta o bancarias.

Hay estafas más sofisticadas como las amorosas, en las que se requiere una labor de investigación sobre la víctima a la que escribe un presunto amigo de buen ver (por ejemplo un marine americano) y le hace creer que tiene una relación a distancia, que en realidad en una excusa para sacarle dinero. O la del falso bróker que engaña a sus víctimas haciéndoles creer que invierten en criptomonedas. Les facilita extractos con las ganancias, pero cuando quieren sacar el dinero es cuando se dan cuenta de la realidad. El "man in the middle" consiste en interceptar la comunicación entre dos empresas para cambiar el número de cuenta de abono de las facturas.

David Martínez incidió sobre todo en el phishing de una entidad bancaria. Los estafadores envían un SMS en el que advierten al usuario de un problema con su cuenta del banco y le proporcionan un enlace para solucionarlo, que lleva a una página idéntica a del banco. Completan las estafa con una llamada de una persona que aparentemente llama desde el número de teléfono del banco. El objetivo, hacerse con las claves de la cuenta o tarjeta y el número de seguridad de la operación que llega al teléfono móvil para así completar la estafa. Por eso no se debe desvelar este tipo de claves a nadie, ni siquiera al propio banco.