“Se habla de que la leche engorda, que es una expresión genérica que se utiliza con bastante ligereza porque lo que engorda no es la leche, sino la cantidad de productos energéticos que tu consumes a lo largo del día y lo que seas capaz de consumir. Entonces, no se trata de culpabilizar a determinados alimentos de una afectación sobre la salud sino del balance general que tu haces de esos alimentos y en tu actividad cotidiana”. Es el razonamiento de Ignacio Bernáez, director de calidad de Lactalis-Forlasa, encargado de impartir una conferencia sobre la leche y el queso, productos “muy equilibrados nutricionalmente”, ricos, integrantes de la cocina mediterránea (sobre todo los de oveja y cabra) y que encajan “perfectamente” en la mayoría de las dietas.

Desmontar los mitos que circulan en torno a la leche y sobre todo al queso fue el empeño del conferenciante que analizó algunas de las principales falsas creencias que afectan a este producto que es algo más que un alimento, también una comida social y cultural.

Mito: El queso no es apto para los intolerantes a la lactosa

Por ejemplo, resulta que al contrario de lo que ocurre con la leche, el queso es un alimento apto para las personas intolerantes a la lactosa, ya que tiene muy poca cuando no carece de ella en absoluto. La razón es que maduración del queso transforma este azúcar.

Mito: la leche contiene calcio, el queso no

Otra falsa creencia es la de que la leche contiene calcio, pero el queso no, cuando resulta ser uno de los alimentos con mayor cantidad de calcio, “estupendo para el fortalecimiento de los huesos y los dientes”, junto al fortalecimiento muscular y del funcionamiento del sistema nervioso.

Mito: El queso aumenta el colesterol

Se dice que queso aumenta el colesterol cuando no es cierto. El experto indica incluso que ayuda a reducir la tensión arterial según un documento de la Federación Española de Nutrición. Tampoco es cierto que el queso no contenga minerales. “Hay muchos tipos de queso, con valores nutricionales distintos, pero todos tienen en común una importante cantidad de minerales, como el calcio, el fósforo, el manganeso o el potasio” importantes para el metabolismo y el esqueleto.

Mito: El consumo de leche puede provocar diabetes adquirida

El consumo de leche tampoco provoca diabetes adquirida, ya que su índice glucémico es bajo. “Los estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo de padecer diabetes tipo 2 es un 67% menor que los individuos que consumen leche y sus derivados” respecto a los que no lo hacen.

Mito: El consumo de leche provoca exceso de mucosidad y asma

“El consumo de leche provoca exceso de mucosidad y asma” dice otro falso axioma que desmiente Bernáez: “Los estudios ciegos, donde el paciente no sabe si consume leche o un placebo, indican que ni el aumento de la mucosidad ni la incidencia del asma están asociados al consumo de leche”.

“Los lácteos desnatados no son más saludables que los enteros”

La mayoría de los estudios no encuentran diferencias significativas entre los lácteos enteros o desnatados. Los enteros “siempre han tenido mala fama por tener más calorías, pero por otro lado mejoran la cantidad de vitaminas liposolubles y pueden ayudar a mejorar algunas enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, hipertensión o cáncer colorrectal”. Para los niños, por ejemplo, “es preferible leche entera que, además, tiene un buen poder saciante, evitando el consumo de otros alimentos menos saludables”.

Mito: Es mejor la leche recién ordeñada que la del súper

Y ¿es mejor la leche recién ordeñada que la del súper?. Pues Ignacio Bernáez defiende que la del supermercado no es peor y tiene la ventaja de que ha pasado por más controles sanitarios. “La leche tratada térmicamente es tan buena nutricionalmente que la cruda y mucho más segura”.

Mito: Las bebidas vegetales son como los lácteos

Ataca el experto también la asimilación de las bebidas vegetales como si fueran variedades de leche. “Según los productores la introducción en el mercado de las bebidas vegetales representó el inicio de estas “fake news” sobre la leche que ahora intentan combatir y lamentan que durante mucho tiempo se haya permitido llamarse leche a productos que no lo son”. De hecho ahora mismo sólo se puede llamar leche a la leche propiamente dicha y a la leche de almendra, ésta por razones históricas, ya que se le conocía por ese nombre desde hace tiempo.