Sentimientos encontrados, pero, sobre todo, un elevado grado de tristeza se palpó en el cierre definitivo del Museo de Semana Santa de Zamora, el primer paso necesario para la construcción del ansiado nuevo centro.

El ir y venir de público ha sido constante en las últimas semanas, de hecho, alrededor de un millar de personas lo han visitado en septiembre. El goteo de visitantes, tanto turistas como zamoranos, se ha intensificado del viernes y a la mañana del domingo, última oportunidad para contemplar reunidos los grupos escultórico.

Y es que el 18 de septiembre era la fecha acordada por el Consejo Rector para echar el cierre al centro de la Pasión, creado tras hacerse patente en 1948 la necesidad de disponer de un espacio adecuado para la custodia y guarda de los pasos y que abrió sus puertas el año 1964 con un proyecto del arquitecto Salvador Álvarez Prado.

Un grupo de visitantes minutos antes de la clausura. | E.F.

Los últimos turistas que pasaron por las dependencias correspondieron a un grupo de amigos de mediana edad venidos desde Galicia que se deshacían en halagos hacia la Feria Internacional del Queso, la belleza de la ciudad y el Museo. “Es sorprendente que hayamos venido y tengamos la suerte de haber descubierto la belleza de este impresionante patrimonio artístico”, decía uno de ellos al concluir la visita.

Muchos han sido los semanasanteros que han querido despedirse de “su Museo” en las últimas fechas. Así lo atestiguan las cifras, puesto que más de 600 zamoranos han pasado por el centro para poder despedirse del conjunto de los pasos.

Uno de quienes ha acudido hasta en seis ocasiones este mes de septiembre y que volvió cuando restaba menos de una hora para el cierre del espacio es un joven semanasantero que se confiesa “habitual” del Museo de Semana Santa de Zamora. “Venía con bastante asiduidad para admirar el arte y porque es un lugar que me relaja y también para hacer fotografías”, explica Víctor.

Mientras que habla con este medio en la zona de la recepción del museo, donde aguarda a un amigo, la cara de este semanasantero refleja una mezcla de sentimientos. “Todos sabíamos que este día iba a llegar, pero en parte no te crees que vaya a pasar...” comenta. “Somos conscientes que estaremos unos años sin poder volver a ver todos los pasos en su conjunto, pues, aunque estén en iglesias, no va a ser lo mismo”, certifica este hombre mientras que el responsable del centro sigue repartiendo entradas.

ULTIMO DIA Y CIERRE DEL MUSEO DE SEMANA SANTA ANTIGUO EMILIO FRAILE

Entre quienes han paseado por el museo el día de su cierre se encuentran muchos integrantes de la Asociación Luz Penitente, entre ellos su presidente Óscar Antón, con rostro muy serio, acompañado de otros miembros del colectivo que aprovecharon la última visita para inmortalizar los pasos en un recorrido lento por los pasillos.

Cuando resta media hora para cerrar la puerta cruza el umbral Antonio de la Higuera. El abad de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Espíritu Santo saluda a unos y a otros. “Me da mucha pena, pero no puede de ser de otra manera. Es necesario el nuevo museo. Tenemos que mirar al futuro” subraya.

Restaban pocos minutos para las dos de la tarde, la hora fijada para el cierre definitivo, cuando llegaron la presidenta de la Junta pro Semana Santa, Isabel García Prieto, y el Hermano Mayor de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente, Dionisio Alba.

Visitantes interesados en acceder al centro EMILIO FRAILE

La presidenta de la Real Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, como una semanasantera más, confiesa. “Tengo sentimientos encontrados”, apunta al tiempo que menciona a “tantas personas que hicieron posible que este museo, a quienes han trabajo en él” y “los muchos esfuerzos, llamadas y reuniones para llevar a cabo el nuevo centro” que cuenta con el respaldo de la Junta de Castilla y León, la Diputación de Zamora y el Ayuntamiento de Zamora. “Estoy convencida de que se ha hecho lo que se debía porque el nuevo edificio museístico será también una referencia como lo ha sido este que ha cumplido su función”, aseveró.

La apertura del Museo de Semana Santa fue revolucionario

La apertura del Museo de Semana Santa fue revolucionario. “El patrimonio estaba disperso, las procesiones antes salían de distintas iglesias y fue centrar todo. Fue el primer Museo de Semana Santa de España que hubo y fue revolucionar la Semana Santa”, explica Dionisio Alba. El semanasantero añade que su ubicación, en el centro histórico, ayudó a que “no tuvieran que modificarse itinerarios y las tradiciones que venían celebrándose y eso lo vamos a respetar con el nuevo museo”.

Para Dionisio Alba, que recuerda cuando en el solar que todavía ocupa el inmueble había “unos perales impresionantes y una huerta espectacular”, que conoció la construcción del museo y cuando en 1972 la Junta pro Semana Santa adquirió un local anexo, y que en los 1990 otros dos solares que permitieron ampliar la institución con nuevos espacios para ubicar oficinas, salón de juntas y taller de restauración así como la reinauguración de 1994 sin olvidar la remodelación de cubiertas y las instalaciones que vivió como presidente de la Junta de Cofradía, asiste ahora a su cierre “con una satisfacción porque he podido vivirlo gracias a Dios y hoy podemos una piedra muy importante para el nuevo Museo de Semana Santa”, dice con emoción acordándose de “mucha gente”.

Visitantes el último día de apertura del Museo de Semana Santa de Zamora EMILIO FRAILE

“Será un museo completamente distinto al actual y será el mejor legado que le podemos dejar a la Semana Santa y a Zamora”, sentencia mientras que observa a los jóvenes que recorren con pena el museo. “Es una gran satisfacción ver que existe una continuidad, ver que la Semana Santa de Zamora sigue”.

Y si significativo fue la presencia de un nutrido grupo de jóvenes semanasanteros que pierden un poco su referencia física constante con la Semana Santa de Zamora también llamaba la atención la estampa de un abuelo y un nieto conversando animadamente delante de los pasos de la Real Cofradía del Santo Entierro.

Todo hacía pensar que el adulto quien había llevado al niño. “O venimos hoy (por ayer) o nos volvemos locos porque sabía que era el último día. El niño quería y quería venir”, afirma con rotundidad Virgilio Antón que ha acudido medida docena de veces al Museo de Semana Santa de Zamora con su nieto Iker, de once años. El abuelo se reconoce “semanasantero”, pero Iker, que pertenece a Esperanza, a la Vera Cruz, La Mañana y a Nuestra Madre, “lo es todavía mucho más”. “He arrastrado yo al abuelo”, testimonia el menor que “está muy contento y emocionado” por vivir este momento histórico.

Ya en el tiempo de descuento, se suceden los abrazos y palmaditas en la espalda. “¡Qué tengamos salud para poder abrir el nuevo Museo de Semana Santa!”, se dicen unos a otros.

Ahora quedan por delante jornadas de mucho trabajo. Hay que sacar la totalidad de los elementos que contiene el museo. Vaciar las vitrinas, descolgar los cuadros de los carteles... aunque la tarea más visible tendrá lugar el primer fin de semana de octubre, si no se produce un nuevo cambio de fecha, con el traslado los 36 pasos a los templos elegidos y a la panera de la Cofradía de Jesús Nazareno una vez realizadas numerosas mediciones para evitar que se produzcan “sustos”.

Las cofradías quieren seguir con visitas al patrimonio

La Junta pro Semana Santa de Zamora ha apoyado la realización de visitas al Museo de Semana Santa por parte de colectivos sociales y grupos de escolares, una actividad que con el cierre del centro se antoja complicada por la disgregación del patrimonio a lo largo de diversos templos y la panera de Congregación. “Vamos a trabajar para que la juventud, los niños y colectivos, en esta etapa en la que no tengamos un museo, puedan seguir conociendo la Semana Santa” en la iglesia de San Andrés, donde se concentrarán la gran parte del patrimonio, o en el templo de Santa María La Nueva, que “será un pequeño exponente de lo que la Semana Santa”, afirmó Isabel García, donde se exhibirán pasos desmontados como, entre otros, La Verónica o La Despedida, sin sus mesas.