Alberto Ballestín (Zamora, 1987), un veterinario dedicado a la investigación y experto en microcirugía, sobre todo de tumores cerebrales en humanos, acaba de obtener el contrato posdoctoral más prestigioso de la Unión Europea, el Maríe Sklodowska Curie Posdoctoral Fellowship. Su trabajo, que sigue con la línea de investigaciones anteriores, consiste básicamente en encontrar una cirugía más eficaz para los tumores cerebrales y que evite los problemas derivados de trabajar en esta zona tan delicada del cuerpo humano.

–¿En qué consiste el contrato de investigación?

–Me han dado el Maríe Sklodowska Curie Posdoctoral Fellowship, que financia la Comisión Europea y es el principal contrato que hay para investigadores posdoctorales en Europa, el más prestigioso, por así decirlo. Me lo propuso mi jefe de grupo, Giorgio Seano y lo eché, honestamente, por aprender a pedir proyectos europeos, no tanto porque pensara que me lo fueran a conceder.

–¿Ha sido algo en cierta medida, imprevisto?

–Bueno, cambió los planes de mi vida totalmente, porque me venía ya a España porque había conseguido un contrato competitivo que se llama María Zambrano, atracción del talento internacional para incorporarme en la Facultad de Ciencias de Badajoz, de la Universidad de Extremadura. Pero claro, llegó esto y la vida por los aires.

–¿Dónde va a investigar?

–En el Instituto Curie de París, donde estaba actualmente y el Instituto de Investigación del Cáncer de Holanda, The Netherlands Cáncer Institute NKI de Amsterdam. El estudio va a estar entre las dos instituciones, la líder va a ser el Instituto Curie, pero por ejemplo el año que viene tengo que estar medio año viviendo en Amsterdam y posiblemente algún mes más al año siguiente.

–¿El nuevo proyecto va en la línea de su trabajo anterior?

–Hice el doctorado en Cáceres, en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón, con una estancia en la Columbia University de Nueva York. Una vez defendí la tesis, me quedé los dos primeros años de posdoctorado en la misma institución y luego me mudé al Curie. He estado estudiando durante este tiempo con el grupo de investigación la implicación que tiene en el entorno tumoral del glioblastoma para las células que quedan del tumor tras el tratamiento de radio y quimioterapia. Y este estudio que vamos a hacer ahora está más enfocado a la tercera pata del tratamiento que es la resección quirúrgica, la cirugía.

Realicé el doctorado en Cáceres, en el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón

–¿Qué relevancia tienen los tumores cerebrales?

–Al año en todo el mundo hay en torno a 250.000 tumores cerebrales. El más común es el glioblastoma y es el más letal. La supervivencia a cinco años de una persona diagnosticada con glioblastoma, que es un tumor primario, es decir, que te aparece en el cerebro, es menor al 3%. En mama, por ejemplo, la supervivencia es del 89%.

–¿Qué tratamiento se utiliza?

–Cirugía, para quitar el tumor y de inmediato tratamiento con un agente quimioterápico que se llama temozolomida y radioterapia fraccionada, es decir, atacamos al tumor por todas las vías posibles. Sin embargo, pese al mejor tratamiento que se le puede dar a estos pacientes de media, entre el mes 8 y 9 se da una recurrencia del tumor, es decir, vuelve a aparecer, casi siempre en la misma zona más o menos donde estaba, a veces con otros nodulitos en otras zonas. También vamos a estudiar otro tipo de tumores cerebrales que son secundarios, metástasis. Se estima que de todos los cánceres el 20% de los pacientes va a acabar desarrollando tumores cerebrales derivados de estos cánceres primarios, sobre todo melanoma, mama, pulmón y colorrectal. Si se puede también se hace resección, cirugía, de estas metástasis.

–¿Y cuál es su labor en ese campo?

–Estudiar la resección quirúrgica de los tumores y ver qué impacto tiene en las células restantes esa neuroinflamación que estamos causando debido a la cirugía necesaria para quitar el tumor. El objetivo es ver de qué manera podemos coadyuvar para mejorar el tratamiento para los pacientes.

—Es una cirugía en una zona muy delicada del cuerpo.

—El problema de la cirugía es la localización del tumor, no es lo mismo que esté en una de las zonas que se llaman elocuentes es decir, que afectan al habla, a la cognición o la función motora más esencial. Hay zonas en las que no podemos quitar el tumor.

–¿Le gusta vivir fuera?

–Estoy ambientado vivir en un avión y me encanta estar fuera porque te permite no ya solo el conocimiento científico, sino conocer países y otras culturas. Pero evidentemente hay algo que me ata a la tierra, que tengo mi pareja, zamorana también con la que estaba viviendo en Cáceres, con lo cual estamos teniendo una relación entre dos países.