La Opinión de Zamora

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Turistas en busca de la esencia de Zamora

El vino y el queso triunfan en las tiendas de recuerdos mientras que el arroz a la zamorana lo hace en los restaurantes

Varias personas en un restaurante. Jose Luis Fernández

Entre los atractivos de Zamora, más allá de ser la ciudad con más arquitectura románica del mundo, se encuentra el turismo gastronómico. Este, se ha convertido en uno de los reclamos que ofrece tanto la capital, como otros municipios de la provincia. Por este motivo, los restaurantes tratan de contar con una oferta gastronómica que pueda unir los productos de cada zona para disfrute de los comensales.

Si bien son varios los establecimientos que optan por especializarse en un sector concreto de la alimentación zamorana, otros prefieren disponer de una carta que recoja platos más surtidos y tradicionales como “el arroz a la zamorana”, la típica “ternera de Aliste”, diferentes recetas a base de perdiz, la demandada panceta, diferentes guisos con casquería, figones o rebojos.

Entre los restaurantes del centro de la ciudad, los hosteleros se muestran orgullosos de que “los platos más demandados sean precisamente los de la tierra, los que se han hecho siempre, siendo el arroz a la zamorana y la perdiz las estrellas de la carta”. En restaurantes como “La Baraka”, los clientes alaban principalmente “el bacalao en todas sus formas, el solomillo en salsa y el arroz a la zamorana”. Mientras que en otros como el “Bar La Herrería”, para los turistas triunfa “la posibilidad de comer tapas, arroz, cocido y un buen postre a base de tarta de queso, en un mismo local”.

A izquierda y derecha, turistas y zamoranos en restaurantes. |

Los establecimientos premiados con títulos de renombre gastronómico también se han convertido en un atractivo turístico durante los últimos años. En la provincia zamorana pueden encontrarse varios establecimientos que cuentan con Estrella Michelin o están recomendados por la Guía. “El Ermitaño”, situado en Benavente, pertenece a los hermanos Pedro Mario y Óscar Manuel Pérez, que ofrecen una experiencia gastronómica basada en la comida tradicional, pero con un toque de creatividad y productos de temporada. El “Restaurante Lera”, en Castroverde de Campos, ha estrenado este 2022 una Estrella Michelin. Además, la Guía lo ha premiado con una Estrella Verde Michelin por su oferta gastronómica y sostenibilidad. El chef del restaurante, Alberto Lera, se ha convertido en un referente en la cocina de caza, habiendo sido reconocido con el Plato Michelin en otras ediciones por el éxito de su cocina cinegética, que mezcla lo tradicional con la vanguardia. Los guisos, los escabeches y el pichón bravío de Tierra de Campos son las especialidades que más triunfan entre los comensales. Entre los locales de la ciudad, la Taberna Cuzeo, que destaca por sus platos de temporada de cocina tradicional renovada, ha recibido el reconocimiento “Bib Gourmand”, que premia la mejor relación calidad-precio de la Guía. Por otra parte, Lasal también se ha incluido debido a “sus productos estacionales y de proximidad, donde las verduras y presentaciones tienen un gran protagonismo”.

Refranero popular

Algunos de los platos tradicionales de la provincia forman parte de su seña de identidad, por lo que han contribuido a engrosas el refranero popular. Muestra de esto es el dicho “ser más zamorano que un figón”. La tapa compuesta de chorizo tierno, cubierto por jamón york y queso, rebozado en masa “orly” y frito, es una de las enseñas de la provincia, aunque, denominada de diversas formas. En la ciudad es conocido como figones, en Toro como calandracas y tubos en Fermoselle. Sea como fuere, es una de las peticiones más escuchadas en las barras de los bares de tapas de la ciudad. Establecimientos como el bar Caballero o el Mesón El Maestro, son dos de los preferidos por los clientes para degustarlos.

Turistas en busca de la esencia de Zamora

Uno que sí, dos que no

La gastronomía se ha convertido también en una experiencia, en las anécdotas que los turistas cuentan al llegar a casa. Todo amante de la cocina que se preste y que haya visitado la ciudad, conoce a qué hace referencia la expresión “uno que sí, dos que no”, independientemente del número que aparezca en ella. No solo hay recetas que se han convertido en patrimonio de la provincia, sino establecimientos que, con el paso de los años, y el boca a boca, son destinos fijos en la lista de “lugares a visitar” por los viajeros. “El Lobo El Rey de los Pinchitos” es el lugar donde pedir pinchos morunos por excelencia, picantes o no. Aunque cuenta con más productos en su carta, esto es lo más pedido.

El entorno como atractivo

Algunos establecimientos se decantaron por la ubicación a la hora de elegir su negocio. Es el caso de restaurantes como Las Aceñas, en el que la clientela destaca “la belleza del entorno, sobre todo la tranquilidad de la terraza, que brinda a los comensales el contacto con la naturaleza, con un paisaje privilegiado”. Otro habitual de la ciudad, Los Pelambres, bajo el formato de “merendero”, también destaca entre los turistas por el emplazamiento, “a orillas del río, con vistas a la muralla” y donde, en lo que a lo gastronómico se refiere, vuelve a triunfar “el arroz a la zamorana, las mollejas o el morro”.

Turistas en busca de la esencia de Zamora

Producto local

La vanguardia en la cocina ha llegado para quedarse y, por ello, varios restaurantes han apostado por modernizar sus recetas, pero con las mismas materias primas de calidad. La Taberna Gastronómica La Flaca se ha convertido en uno de los lugares más reconocidos por su variedad de tapas, que “se imponen a la hora de elegir entre ellas y el menú por parte de los comensales”. Entre la oferta tienen disponibles opciones veganas y vegetarianas, así como recetas que “bien podrían ser platos asiáticos, pero elaboradas con productos locales, como las gyozas o los tallarines con verduras”. En la misma línea, el Restaurante Ágape atrae de forma continua a visitantes por su variedad en estos aperitivos que llaman la atención tanto de los turistas nacionales, como extranjeros. Clientes japoneses, franceses, ingleses y de otras nacionalidades, se han dejado deleitar por “su combinación de sabores”.

Para llevar

No solo los hosteleros “aprovechan” del auge del turismo gastronómico. Los comercios destinados a los productos de alimentación también son visitados por los turistas que recorren Zamora. Entre los bienes más adquiridos destacan el vino, el queso, la miel y las pastas. En gran medida esto se debe a la gran cantidad de productos zamoranos que se han hecho con la denominación “tierra de sabor”. Entre los quesos que más se llevan los turistas a sus casas está el “Vellón de Fuentesaúco”, tarros de queso de leche cruda en Aceite de Oliva Virgen Extra; el Campoestrella, un queso de oveja de leche cruda curado, con la peculiaridad de que es sin lactosa, así como otras variedades de la misma línea; el de Consorcio, un queso viejo de leche cruda de oveja; o el de Platería, elaborado por Quesos Revilla. De la misma forma, la miel ha ganado protagonismo y los visitantes tienden a adquirirla tanto en frascos individuales como en pequeños lotes que reúnen miel de flores clara, oscura y lavanda, por ejemplo, la de Mielegante, un producto elaborado de forma artesanal.

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