La Opinión de Zamora

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Recompensa a una vocación

Horas de estudio y esfuerzo, pero también dosis de ilusión, han sido fundamentales para lograr una de las 685 plazas de maestro que se ofertaban este año en Castilla y León

Opositores de Magisterio esperan a ser llamados en la convocatoria de este pasado junio. JOSE LUIS FERNANDEZ

Beatriz, Miguel, Diana y Vanesa comenzarán en unos días un nuevo curso, como tantos otros maestros. Todos ellos tienen en común el ser zamoranos y estar en la lista de oro de los 685 opositores que este año han conseguido una de las plazas convocadas por la Consejería de Educación para Castilla y León, gracias a la constancia y dedicación al que consideran uno de los trabajos que más satisfacciones devuelve.

“Soy maestra por vocación, es una de las profesiones más bonitas, difíciles e importantes, porque no es solo que nosotros enseñemos a los niños, sino que también aprendemos mucho de ellos. Además, son el futuro, estamos formando a los profesionales de las siguientes generaciones”, destaca Beatriz Morán González, maestra de Educación Infantil.

Aprobados sin plaza

Su periplo por las oposiciones de Magisterio pasa por sendos aprobados en las dos últimas convocatorias, aunque sin plaza. En su caso, se podría decir que a la tercera va la vencida, pero nada se debe a una cuestión de azar. “Lo más complicado de este camino ha sido compaginar trabajo, casa y estudio”, enumera la maestra, quien agradece sobre todo el apoyo de su marido en este tiempo, además del de sus tres hijos, familia y amigos.

Beatriz Morán, maestra de Infantil Cedida

Un apoyo que incluso lo ha tenido en otros compañeros opositores, como su amiga Raquel. “Es cierto que, de algún modo, ambas competíamos por la misma plaza, pero nos ayudábamos. Cuando yo flaqueaba, ella me levantaba y yo hacía lo mismo”, agradece.

Intentarlo hasta el final

Con la plaza ya en su poder, aconseja a los futuros maestros que “si de verdad es lo que quieren, lo intenten hasta el final. Yo estoy en esto por pura vocación, pero es cierto que hay momentos en los que no ves las cosas claras. Lo importante es tener ganas de trabajar en una profesión que, aunque complicada, también es preciosa”, describe. “Tienes que dedicar muchas horas a prepararte y eso hace que sacrifiques tiempo de pasar con tu familia. A corto plazo parece que no hay recompensa”, añade.

Sin embargo, ahora sabe que sí la hay y que le llevará este año a repetir en el colegio en el que ya estuvo el curso pasado como interina, en la localidad leonesa de Pobladura de Pelayo García. “Es un centro muy pequeño, pero estoy encantada de repetir destino. Los compañeros son maravillosos y también los alumnos y las familias, que me trataron genial”, recuerda.

Preparador y sindicato

Aparte del esfuerzo personal y del apoyo de la familia, Beatriz sugiere buscar un buen preparador. “El trabajo lo tienes que hacer tú, pero si a tu lado hay alguien que te apoya y te enseña —porque, aunque seamos maestros, nosotros seguimos aprendiendo cada día—, es algo primordial”. Tanto como tener a un sindicato cerca que resuelve todas las dudas que surgen y guía sobre la documentación que hay que presentar. “En este sentido, ANPE me ha ayudado siempre que lo he necesitado”, reconoce.

Aspirantes a maestro, a las puertas del IES Maestro Haedo. JOSE LUIS FERNANDEZ

Echando la vista atrás, asegura que el proceso de oposición para maestro es muy duro, pero no por ello hay que tirar la toalla, ni siquiera cuando se suspende la prueba. “El no aprobar no significa que lo hayas hecho mal. Eso es algo que tienen que tener en cuenta todos los aspirantes”, remarca. “Se trata de un proceso subjetivo que valoran cinco compañeros que están en el tribunal, a los que puede que les guste o no lo que les expones”, explica. Por ese motivo, reivindica una prueba algo más objetiva, “al menos, en la primera parte del proceso”, apostando por exámenes tipo test, como se realizan en otras oposiciones. “Sería lo más acertado, para que fuera más equitativa para todos”, justifica, al tiempo que añade que puede llegar a ser frustrante el no saber en qué se ha podido fallar para no haber logrado la plaza. “Para un opositor es algo muy duro, porque lo que quieres es mejorar y saber qué has hecho mal para mejorar en la siguiente convocatoria”, alega.

De la frustración al éxito

Esa frustración la sintió Vanesa Domínguez García, maestra de Primaria, tras su primera oposición, en 2019, después de un año entero de preparación. “Había dado todo de mí, había salido muy contenta de los exámenes, pero la nota no se vio reflejada”, lamenta. “Todos los que nos hemos presentado alguna vez a este proceso sabemos lo injusto que es y que el factor suerte, por desgracia, también juega un papel importante”.

Vanesa Domínguez, maestra de Primaria,el día de su graduación. Cedida

Sin embargo, decidió dejar toda esa rabia apartada y centrarse en seguir formándose. Tras un máster en Psicopedagogía y nuevas menciones en Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje, en marzo de 2020 arrancó su etapa de interina. “Desde entonces, no he parado de trabajar”, señala. León, Burgos y Zamora han sido algunos de sus destinos en este tiempo en el que se ha dado cuenta de que “aunque ser interina esa duro, porque no tienes estabilidad y no paras de rotar por diferentes colegios, es muy enriquecedor. Me ha permitido conocer a muchos compañeros con los que he entablado muy buena relación y de los que he aprendido mucho”, valora.

Estudio y trabajo

Fue este pasado junio cuando volvió a intentarlo, después de compaginar estudio y trabajo a media jornada en un colegio de Toro. Y en esta segunda ocasión ha logrado su objetivo, con un diez en los dos primeros exámenes —redacción de un tema y resolución de un caso práctico— y un 9,6 en la defensa de la programación. “En la oposición no vale con hacerlo bien, tienes que destacar y ser el mejor entre los mejores”, advierte.

Esos magníficos resultados le han permitido elegir su destino, decantándose por el colegio Sancho II de la capital. “El proceso es duro, la oposición es una carrera de fondo, pero lo más importante es no rendirse nunca”, aconseja, olvidándose de “esos momentos de angustia, de no saber si tus esfuerzos se verán recompensados, descartando planes que te encantaría hacer y renunciando a pasar tiempo con tu pareja, familia y amigos. Por eso es importante rodearte de personas vitamina, que te apoyen y te animen”, indica.

Afiliada a ANPE nada más terminar la carrera, asegura que fue lo mejor que pudo hacer. “El sindicato te informa de todas las novedades en el ámbito educativo, desde leyes hasta convocatorias o cursos de formación y, en mi caso, también me ha resuelto muchas dudas a la hora de los trámites de la oposición y del nombramiento como funcionaria en prácticas”, señala.

A la primera

Morales de Toro será el destino de Diana Crespo Urones, quien ha logrado aprobar la oposición a la primera, después de un intenso año dedicado exclusivamente al estudio y trece más de experiencia como maestra de Inglés, once de ellos en el colegio San José. Precisamente, el cierre de este centro el pasado curso fue el empuje necesario para dar el paso a opositar. “Pensé que, si no salía bien, al menos entraría en listas y trabajaría de interina”, se propuso.

Diana Crespo Urones, de visita en Londres. Cedida

Se afilió al sindicato ANPE, buscó un preparador en Valladolid —al que acudía todos los sábados— y canceló todas las citas de su agenda. “Ha sido un proceso largo, porque no tienes vida social, te dedicas solo a estudiar y preparar una programación original y diferente. Pero para mí lo más duro ha sido no poder estar dando clase, echaba mucho de menos a los alumnos y estar en el aula”, confiesa. A los que todavía no han obtenido su plaza les aconseja, ante todo, que no se desanimen. “Seguro que en la próxima convocatoria lo consiguen. Quien es maestro lo lleva dentro y al final lo van a terminar demostrando”.

Educación en el mundo rural

Objetivo conseguido también para Miguel Fernández Peña, maestro de Educación Física que este curso se repartirá por los diferentes colegios que conforman el CRA de Villarrín de Campos. “Trabajar en el mundo rural es muy agradecido, será una experiencia diferente y gratificante”, augura.

Miguel Fernández, en un aula. Cedida

Tras estudiar en la Escuela de Magisterio de Zamora, continuó formándose en León, con el Máster en Actividad Física: Creación, Recreación y Bienestar. “Después, comencé a preparar la oposición y compaginarlo con el trabajo en hostelería para poder pagar mis gastos”, relata. Cuando supo que había aprobado, “lo primero que me vino a la menta fue lo que me había costado llegar, el sacrificio diario. Todo eso había merecido la pena”, aplaude.

Esta segunda ocasión —se presentó en 2019 por vez primera— la suerte sí ha estado de su lado. “Me había quedado a las puertas, aprobando sin plaza, así que ahora quería dar el doble de lo que podía para conseguirlo. Contaba también con la experiencia de la primera vez”, agrega.

Aprovecha también para alentar a los que todavía lo están intentando. “Todo sacrificio normalmente da sus frutos y, aunque a veces ocurren injusticias, hay que luchar por lo tuyo y defender tus ideas con ilusión y confianza”, anima.

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