Cuando los herederos del hombre que le había arrendado una entreplanta quisieron poner al día las cuentas del alquiler, cobrarse la deuda de varios meses, la inquilina dio rienda suelta a su imaginación y desplegó su audacia: acababa de ganar el premio Nescafé, 2.000 euros brutos mensuales que le permitirían salir del bache económico.

El vehículo de la Policía Municipal junto al local ocupado. | LOZ

Los nuevos dueños del inmueble solo tenían que esperar los trámites que la conocida marca tenía que realizar para que el sueldo vitalicio la libraran de los números rojos de su cartilla. Sus caseros decidieron ser pacientes, pero, seis meses después, la arrendataria continuaba sin abonar un solo euro, el sueldo no acababa de llegar y las excusas de la mujer terminaron por desquiciar a los titulares de la entreplanta, situada en el número 45 de la avenida de Cardenal Cisneros de Zamora capital.

El cabreo aumentó cuando pudieron comprobar que, sin haber tenido autorización de ningún tipo, la ocupante, de profesión yesista, había transformado el local en un coqueto apartamento de unos 50 metros cuadrados donde disfrutaba de un salón, la cocina y un baño. El sabio refranero español ya lo advierte: “la mentira tiene las patas muy cortas” y el engaño terminó en los juzgados.

Ayer, un funcionario del Ministerio de Justicia y dos agentes de la Policía Municipal procedían al desahucio de esta persona de mediana edad. Ha pasado un casi año desde que los titulares del flamante "apartamento patera" emprendieron las acciones judiciales para recuperar los más de 6.000 euros de rentas impagadas tras un año y medio sin realizar ni un abono mensual. A las 10.45 horas de este 29 de julio, puntuales, una de las herederas, su abogado, los agentes y el funcionario acudieron a la cita. Quien se había confundido de día era la ocupa que, convencida de que el lanzamiento sería en septiembre, se quedó petrificada al ver el despliegue. En menos de cinco minutos, se cumplió la orden judicial.

La sagacidad de esta zamorana le permitió, incluso, engañar con la misma milonga a un abogado que le había llevado otros asuntos judiciales, quien no vio ni un euro del famoso sueldo Nescafé y se quedó colgado con sus minutas.

Un buen marrón

La insolvencia de esta persona, condenada por morosa, dejará a los propietarios de la entreplanta con el marrón de un piso que podría traerles dolores de cabeza, dada su dudosa ilegalidad, o afrontar un derribo de las divisiones realizadas para convertirlo en un apañado loft. Y sin los 6.000 euros que deberían haberles reportado las rentas de un año entero durante el que no lograron zanjar el asunto. Tampoco verán la posible indemnización que pueda imponer el Juzgado a la ocupa.

Aunque los actuales dueños del inmueble intentaron llegar a un acuerdo para evitar el desahucio, el mismo día en que debía firmarse, un familiar de la inquilina se puso enfermo y no pudo acudir a cumplir con su compromiso. ¿Casualidades o más trolas?