La Opinión de Zamora

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Juguetes con historia viva

Los anticuarios zamoranos guardan en sus almacenes los sueños de infancia de generaciones pasadas, que mantienen a la venta en sus locales

Hombre enseñando un juguete holandés en la tienda Claudia Mobiliario. | Jose Luis Fernández

Zamora tiene una tradición juguetera que logra unir a las generaciones pasadas que disfrutaron de juguetes como los clásicos coches de payá y a las nuevas que los heredan y, sin embargo, algunos se han convertidos en verdaderas joyas de coleccionista que son sumamente codiciados y que solo se encuentran en pocos anticuarios.

Si hay una fábrica trascendental en el mundo de los juguetes zamoranos, esa es Pico Pao, creada por los hermanos Bermejo, quienes lograron llevar sus artículos hasta el MOMA de Nueva York y el British Museum de Londres, además de la boutique de la famosa Louis Vuitton en la plaza Vendôme de París. La mayoría de su catálogo es en madera, en un momento en el que este material se ha revalorizado en el mercado juguetero a cuenta del “método Montessori”. Algo que caracteriza los pasatiempos de estos hermanos es la forma del juego, el abandono de la rivalidad entre compañeros. Es decir, con su colección Ludus Ludi, la forma de jugar se centró en competir con uno mismo, un cambio absoluto en la dinámica vista hasta el momento.

Tiendas en Zamora: Chachi&Chachi

Tiendas de antigüedades como “Chachi&Chachi”, de Guillermo, en Zamora, que se definen como “apasionados por la cultura, el arte, el interiorismo y el diseño del siglo XX”, cuentan con un nutrido y diverso catálogo de juguetes antiguos. Entre ellos pueden adquirirse algunos ejemplares auténticos de la mítica empresa Payá, fundada en 1905, que llegó a ser una de las más importantes a nivel nacional. Entre estas piezas, “los coches están muy demandados por los coleccionistas”. Además de esta marca española, “otros de los juguetes más demandados son los de marcas japonesas”.

Momentos inolvidables

Una de las guías más utilizadas por los coleccionistas es “La historia del juguete”, un libro escrito por Taschen, en el que el autor hace un recorrido por las piezas más significativas en este contexto. Entre las que aparecen, la tienda zamorana expone orgullosa un ejemplar del cohete japonés “Moon Rocket”, de Masudaya, fabricado en 1960, envejecido por sus sesenta años de historia, pero sumamente bien conservado. “Japón se convirtió en un gran exportador de juguetes tras perder en la Segunda Guerra Mundial, durante los años cincuenta y sesenta, al no permitirle Estados Unidos fabricar industria armamentística. Con la llegada de los americanos de vuelta a casa hubo un aumento bastante alto de la natalidad y en ese momento el país nipón se convirtió en su fábrica de juguetes”.

Cohete japonés Moon Rocket de la tienda Chachi&Chachi. | LOZ

A esta fase histórica se le suma otra de gran repercusión comunicativa, la carrera espacial. La llegada de esa etapa y las corrientes fueron las que generaron el auge en la creación de juguetes dedicados al espacio y por el motivo por el que ahora continúan siendo emblemáticos. Sin embargo, también realizaron juguetes de otros tipos como los trenes, que ahora son de los más cotizados, junto a otros juguetes fabricados en la zona del Levante, como la tienda Ibense, que traía los juguetes de la localidad de Ibi. En lo referente a épocas anteriores, “los más demandados son los trenes alemanes, de principios del siglo XX, que cuentan con gran valor”.

La historia detrás de los juguetes

Entre las características que dan valor añadido a las piezas está la historia que se esconde tras ellos. Guillermo muestra especial cariño por una serie de juegos que le compró a una señora, “cuyo tatarabuelo había sido cónsul en Pekín, tenía mucho dinero y compraba juguetes de la época para los niños”. Se trata de puzzles formados por cubos que incluían una ilustración de alto valor artístico a modo de patrón. “Todo estaba introducido en una caja de madera, lo que ha ayudado a que perdure en el tiempo con tan buena conservación”.

Puzzle que se forma a través de cubos y una ilustración. | LOZ

El sueño de los niños: un Cinexin

En el norte de España también de fabricaron juguetes que se hicieron muy conocidos y codiciados en Zamora. Por ejemplo, los proyectores producidos en Industrias Saludes. Estos, fueron pioneros en los artículos utilizados para la reproducción de películas en súper ocho. “Aunque se elaboraban con un aspecto muy sofisticado y materiales elegantes, realmente eran juguetes de niños, aunque hoy en día son adquiridos por coleccionistas y también como decoración por los amantes de la decoración vintage”. En el momento en el que salieron al mercado, “eran artículos extremadamente caros, casi nadie tenía acceso a ello, por lo que otras industrias comenzaron a fabricar proyectores para públicos más populares, siendo el más famoso el Cinexin, que empezó a estar en todos los hogares en torno a la década de los ochenta”. Otros que también se han revalorizado son los coches de juguete que “se vendían para los niños y ahora los compran los adultos. Si están en su caja y en buenas condiciones, es un artículo de colección óptimo”.

Proyector para películas de súper 8 LOZ

Réplicas en Claudia Mobiliario

No obstante, existen tiendas como “Claudia Mobiliario”, situadas en la ciudad, que venden réplicas de coleccionista de los clásicos payá a precios más asequibles. Se trata de nuevas fabricaciones y pueden adquirir por alrededor de quince euros y, según indican, “se venden tanto para niños pequeños, como para niños grandes”. Incluyen en su oferta otros procedentes de Holanda con forma de globos aerostáticos y otros móviles. Además, en su oferta disponible pueden encontrarse las clásicas ranas saltadoras que muchos recordarán de su infancia. La mayoría de sus artículos se los compran a una fábrica especializada en elaborar réplicas con un aplicado envejecido que contextualice la época que ilustran y trasladen al momento.

Los jugueteros zamoranos mantienen la ilusión de que estos artículos se revaloricen, no solo como piezas de colección para los que un día jugaron con ellos, sino para los pequeños que en los últimos años tocaron más una pantalla.

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