La preferencia entre el campo y la ciudad ha cambiado desde el año 2018, imponiéndose lo rural frente a lo urbano. Entre las causas que han generado esta modificación en la tendencia se encuentra la pandemia, que llegó acompañada del teletrabajo y de la necesidad de disponer de espacios verdes en la vivienda propia ante la imposibilidad de salir a las calles. Desde entonces, 222.229 personas en el país han decidido empadronarse en municipios con un número inferior a los 5.000 habitantes.
Castilla y León, solo superada por Andalucía, ha sido una de las comunidades que ha liderado la compraventa de fincas rústicas durante junio de 2022, con un total de 1.957, y la primera en la lista durante el mes de mayo, con 2.534. De la misma forma, León encabeza la lista de provincias con más fincas vendidas, 353, seguido por Zamora, con 284.
Durante el primer semestre de 2022 la tendencia se ha mantenido estable, volviendo a las cifras que se manejaban durante 2008, incluso mejorando el dato. Durante 2021 ha habido un incremento del dieciséis por ciento en la compraventa respecto a 2019 y según los datos del año presente, se prevé que los resultados sean similares y mayores a estos.
El teletrabajo traslada a los jóvenes al campo
El teletrabajo ha acercado a los jóvenes de entre treinta y cincuenta años que no necesitan desplazarse a la oficina para desempeñar su jornada laboral. Esta modalidad ha generado cambios en la forma de vida. Los integrantes de este rango de edad también pertenecen al grupo de los que buscan oportunidades de autoempleo, adquiriendo o alquilando explotaciones agrarias para obtener rentabilidad de determinados cultivos como emprendimiento en el medio rural.
Segundas residencias rurales
Además, existe un segundo grupo de interesados en los terrenos rurales de la provincia. Se trata de personas que buscan tranquilidad para su segunda residencia. Según los estudios de Idealista, generalmente “ciudadanos con poder adquisitivo de entre cuarenta y cincuenta años que desean adquirir una casa de recreo cercana a su vivienda habitual y que les permita conectar con la naturaleza y disponer de espacios verdes en los que pasar otro posible confinamiento”.
Vendedores: personas mayores y herederos
El perfil de los vendedores también se divide en dos sectores habitualmente. Por una parte, personas mayores que ya han disfrutado de sus terrenos, de los que en ese momento de sus vidas no pueden hacerse cargo y por los que la familia tampoco siente un gran interés. Así, con la venta disfrutan de una jubilación más tranquila en lo que al aspecto económico se refiere. Por otro lado, una gran número de las compraventas se realizan a partir de las fincas heredadas por las familias. En Zamora, durante el mes de junio se realizó la tramitación de 301 fincas rústicas heredada, número que supera incluso al de las compraventas. En León la dinámica se repite, 391 se heredaron. Los herederos pueden no tener interés en mantenerlas o disfrutarlas, al dedicarse a sectores muy diferentes o vivir lejos y optan por venderlas como solución.
La cercanía con Madrid atrae a los compradores de la capital
Poblaciones cercanas a la capital madrileña, como la comarca de Lozoya-Somosierra, han crecido en torno a un treinta y uno por ciento en los últimos quince años. Sin embargo, los elevados precios de las zonas colindantes a los núcleos urbanos de la ciudad imposibilitan el acceso a una vivienda de muchos de los jóvenes que desean vivir en un medio “más rural”. Por este motivo, son muchos los que se decantan por provincias cercanas a Madrid, que estén alrededor de una hora de distancia para trasladarse.
Se espera que con la llegada de los bonos gratuitos de Renfe aumente el número de madrileños en Zamora
Entre los destinos elegidos está la provincia de Zamora que, tras la llegada de la alta velocidad, cuenta con conexión directa a la capital en poco más de sesenta minutos. En este aspecto, se espera que con la llegada de los bonos gratuitos de Renfe esta situación mejore al tener precios que sean más asequibles para los clientes recurrentes de la ruta ferroviaria.
Por otra parte, hay un sector de los compradores de fincas rústicas madrileños que se decanta por iniciar negocios en la provincia y la distancia les permite seguir en contacto con su ciudad. Entre estos empresarios destacan los dedicados al sector agroalimentario, y otros que no están tan vinculados pero que desean diversificar su actividad en otros sectores diferentes. En muchos casos se trata de vecinos de la capital que mantienen sus negocios en la ciudad pero que trasladan sus explotaciones a zonas rurales para abaratar costes y disfrutar de un ritmo de vida más pausado. Además, hay también grandes corporaciones que buscan ampliar el mercado.
La diferencia de precio entre las comunidades incrementa el atractivo
Los precios de las fincas rústicas de la provincia oscilan en un rango de precios muy amplio. Pueden encontrarse desde fincas de dos mil cuatrocientos metros cuadrados por algo menos de tres mil euros, a otras de varios millones. Aunque, estas últimas suelen corresponder a grandes explotaciones agrícolas en funcionamiento o bodegas de vino con viñedos. De la misma forma, que sean urbanizables o no, también influye notablemente en el precio. Mientras que algunas no lo son, y solo podrán destinarse a las explotaciones, otras ofrecen la posibilidad de construir una gran vivienda, se venden con ella o con alguna construcción que puede utilizarse como una pequeña casa de recreo.
En los últimos años se ha incrementado el número de fincas que se encuentran a la venta para el disfrute del propietario, con piscinas, barbacoas, zonas para comer o incluso hacer acampadas. El coste de una finca de las mismas características en la provincia de la capital es muy superior, aumentando de la misma forma que en Zamora, cuanto mayor tamaño y prestaciones, mayor precio, lo que supone un desembolso ecónimo mayor para un empresario o propietario.
