La Opinión de Zamora

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El comercio local de Zamora ve mermadas sus ventas a causa de la subida de los precios

La inflación, la luz y el combustible amenazan las “cuentas” de los comerciantes y hosteleros durante una “fallida” temporada veraniega

Turistas en un comercio de Zamora. | LOZ

Las ventas del comercio local de Zamora se están viendo reducidas este verano por la inflación que sufre todo el país. De la misma forma, los hosteleros de la ciudad también aprecian una bajada de los ingresos y un menor número de turistas que, aunque llenen sus terrazas, no consumen como en temporadas estivales anteriores.

El puente de la Asunción ha traído consigo un incremento del número de visitantes a la ciudad. Sin embargo, los comerciantes con más trayectoria tras el mostrador han observado que “el número es significativamente menor”. Afirman que “en mañanas como la del quince de agosto lo habitual era ver las calles del centro llenas, hileras de gente paseando, comprando en los comercios o pensando el restaurante en el que comer”. Además, el volumen de compras que realizan es menor, por la subida de los precios, “si antes compraban una botella de vino, un queso y una caja de pastas, ahora solo compran esto último”. Los últimos días festivos han apreciado “un incremento de las ventas respecto a los fines de semana anteriores, pero comparado con el puente del año anterior, los resultados son muy inferiores.

Los comerciantes suben los precios

Los comerciantes están preocupados, pero comprenden a los clientes. La mayoría ha tenido que incrementar el coste de sus productos para obtener una mínima rentabilidad con su venta. Sostienen que “está pasando lo mismo en todos los bienes, una caja de pastas, por ejemplo, ha subido de precio. Por una parte, las materias con las que se hacen han subido, el embalaje nos cuesta ahora diez céntimos más, y lo mismo con el transporte a raíz del precio de los combustibles”.

Horarios a gusto del consumidor

De la misma forma, varían sus horarios para intentar ajustarse lo máximo posible al de los clientes. El precio de la luz hace que los comercios tengan que “hacer cuentas” sobre qué horas abrir y seleccionar el horario más adecuado para que la factura a final de mes no sea más alta que los beneficios de sus ventas. En varios casos, están abriendo y cerrando más tarde, tras observar que, por el calor, los turistas no suelen salir a las calles hasta, al menos, las seis de la tarde. “Si abrimos antes estamos perdiendo dinero al tener las luces encendidas, nos vemos obligados a buscar un equilibrio y, muchas veces, a no tener un horario, a no cerrar si vemos que la cosa se anima para poder salvar un poco el día”. Pese a la situación, recuerdan la crisis del 2008 y se muestran optimistas, “salimos de aquella y saldremos de esta, haciendo malabares, si, pero sin perder la ilusión por el trabajo que hacemos”.

Es necesario que los precios desciendan, o al menos se estabilicen, para que la situación no se torne insostenible

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Turistas extranjeros: la solución para Zamora

Entre las soluciones por las que se inclinan, una de ellas es la de atraer un mayor turismo extranjero familiar, “que esté interesado en el turismo de calidad, cultura y gastronomía”. Esta temporada estival han visto a familias francesas en la ciudad y creen que “ha sido algo positivo para los negocios”. Aunque, “ven necesario que los precios desciendan, o al menos se estabilicen, para que la situación no se torne del todo insostenible”.

Terrazas llenas, pero menos consumiciones en la ciudad

Los hosteleros zamoranos continúan viendo el “lleno total” de sus terrazas, pero sin que esto se traduzca en resultados a final de mes. De la misma forma que los comerciantes, los bares y restaurantes de la ciudad también aprecian “una bajada en el número de turistas” y, al mismo tiempo, en lo que consumen en sus establecimientos. Afirman que entre los clientes hay “ganas de disfrutar y salir, pero con un presupuesto notablemente más ajustado”, lo cual genera que el número de “rondas” sea menor y que se “estiren” las consumiciones.

Los hosteleros no han puesto un tiempo máximo por consumición, ni planean hacerlo, pero algunos si entienden los beneficios que podría tener al poder aumentar el número de clientes. Con los desayunos, comidas y cenas aprecian una tendencia similar. Buena parte de la clientela ha pasado de consumir los “desayunos completos” a un café, mientras que en la comida se decantan por el menú del día, y si consideran este elevado, sobre todo al ser fin de semana o festivo, se inclinan más por las tapas y en algunas ocasiones por los platos combinados.

En el caso de los que siguen prefiriendo los platos de la carta, aprecian que “hay una mayor tendencia a compartir, a pedir raciones, menos de las que se pedían en otros periodos vacacionales, o a pedir un menor número de platos individuales, prescindiendo, por ejemplo, de las ensaladas, un básico que siempre se había pedido en cualquier comida”. Respecto a los postres, también afirman que “los clientes se inclinan por compartirlos entre dos personas, o a pedirlos como parte de la comida”, no como el punto de colofón con el que era habitual cerrar una buena comida en temporadas anteriores. Las cenas “también se notan, hay clientes que toman alguna bebida y piden algo para picar, pero no una cena como tal” o también se encuentran con los casos en los que “los clientes cenan en casa y acuden a la terraza solo para tomar algo”.

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