LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, el reflejo del paso del tiempo transcurrido desde la fundación del periódico y la propia evolución de la sociedad zamorana hasta hoy. La calle las Damas, parte trasera de la entrada principal del periódico es dónde ocurría la magia. El “hogar” donde los trabajadores hacían posible que todos los zamoranos leyesen al día siguiente las cuatro páginas iniciales de noticias con las que empezaron.

Visita a la exposición por el 125 aniversario del periódico. | Ana Burrieza Cristina Gil

Contaban con 12 máquinas, que revolucionaron la imprenta en el siglo XIX. La linotipia, “un gran adelanto a su tiempo”, que permitía la edición de las páginas, ya no letra a letra, si no mediante un sistema, explica Jose Manuel Martín, uno de los linotipistas del periódico durante la época dorada de la prensa.

En estas máquinas se trabajaba sobre plomo fundido, sobre el que se ejercía una presión al texto a través de un teclado para componer las noticias realizadas por los periodistas. El plomo también tenía el inconveniente de que desprendía mucho calor y esto no facilitaba el trabajo con las altas temperaturas, se volvía agotador, sobre todo en el verano. Y este no era el único problema del plomo, este material era muy tóxico por los que a los operarios se les recomendaba beber mucha leche como una forma de prevenir intoxicaciones, a esta enfermedad se le conocía como saturnismo.

El surgimiento de este gigante del plomo revolucionó la composición tipográfica y la forma de editar los periódicos, que pudieron ampliar paginación. Fue una auténtica revolución, que ayudó mucho en el ámbito de la difusión de la lectura de las noticias, en general.

“Trabajábamos al contrario de todos”

Los linotipistas solamente podían comenzar su trabajo una vez los periodistas hubiesen redactado las noticias, por lo que llegaban al correo sobre las ocho de la tarde, cuando atardecía, algo que recuerda Jose Manuel con mucho añoro. Entre los compañeros existía una buena relación, que se reconfortaba día a día en su descanso de media hora en el Bar Charly, mientras almorzaban un bocadillo.

Las jornadas de trabajo se extendían hasta la madrugada, aunque algunos días, cuando surgían noticias importantes de última hora, estas se alargaban hasta las tres o cuatro de la mañana, porque antes no era tan sencillo rediseñar una página como lo es ahora. “Cuando hubo atentados y había que cambiar alguna página para darle la mayor prioridad a este tipo de noticias estábamos muchas más horas en el trabajo, debido a la complicación de volver a rehacer desde el principio”, confesó Jose Manuel. La conciliación familiar era algo mucho más complicado que ahora, casi “no existía” debido a las horas de trabajo totalmente contrarias al resto de la redacción.

Tras 17 años dedicado a este oficio, se vio inverso en un profundo cambio en la década de los 90 con la llegada de la composición, un sistema que no se basaba en el plomo, pero el cuyo proceso era idéntico. Consistía en un cliché fotográfico, por el que se pasaba a papel y este hacía un pirograbado con relieve, se utilizaba una plancha de un material plástico, PVC, que era el que imprimía el periódico y este cambió supuso aún tiradas mucho más amplias. Poco después llegó Apple, el impulsor de todo el diseño gráfico, que se basó mucho en la edición. Los primeros Mac inundaron todas las redacciones, por lo que se informatizaron y esto supuso un gran ahorro de personal, se redujo la plantilla en tres cuartas partes, es decir, al 25%.

Otro de los factores que fue cambiando a lo largo de la historia del periódico, es que se dividió la redacción de la impresión, pasó a hacerse en plantas de impresión para ahorrar esfuerzos y costes económicos. “El olor a tinta es lo que realmente se extraña en la redacción de un periódico”, confesó anhelando el linotipista del periódico de la capital zamorana.

El diario mantuvo durante años las maquinas que revolucionaron la imprenta del siglo de oro de la prensa, hasta que se comenzó con una nueva técnica: la litografía offset. El Museo Guardianes de la Memoria hace volver atrás, dando un repaso por todos los momentos más importantes de la historia del periódico y la de Zamora. Las portadas de los momentos más icónicos, teletextos, los primeros ordenadores con disco duro y el antiguo laboratorio de revelado fotográfico, que se usó durante décadas en el periódico en la que se producía la magia pasando un negativo a una imagen real, son algunos de los viajes al pasado que se pueden observar a los pies de la redacción, en la calle las Damas.

Junto a la linotipia, el Museo Guardianes de la Memoria con motivo de los 125 años del periódico expone a mayores de la del 120 aniversario, un espectáculo visual y sonoro sobre el recorrido de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, a través de toda la historia hasta la actualidad. Ampliada a su vez con nuevas secciones, como las portadas más importantes de la trayectoria. La exposición permanecerá abierta de 19 a 21.30 horas durante todos los viernes, sábados y domingos de agosto.