El número de licencias de armas ha descendido un 18,5 por ciento en Castilla y León, estabilizándose en los últimos años. En el año 2012 se recogieron un total de 142.909, mientras que actualmente se cuenta con 116.000. La caída se explica a través de las armas utilizadas para la caza menor, escopetas de cartuchos que suponen seis de cada diez armas de fuego en la comunidad y que mantienen su tendencia a la baja, acumulando desde 2018 un descenso superior al seis por ciento. En total hay 70.872, mientras que los rifles de caza mayor representan el 31,4 por ciento y, en tercer lugar, las concedidas al personal privado de seguridad, un 2,1 por ciento que suma 2.388.

Además, las armas de tiro olímpico representan un 1,4 por ciento, 1.646 armas en total. Este descenso, según el teniente José Blanco, interventor de armas y explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de León, responde a una falta de relevo generacional entre los cazadores y a la avanzada edad de los propietarios, que cada vez se acercan más a depositar las armas sin uso.

Datos por provincias

Los datos de las provincias indican que León está a la cabeza, con un total de 30.522 licencias, seguido de Salamanca, con 17.076, Burgos (14.467), Valladolid (12.026), Zamora (11.570), Segovia (6.548), Soria (7.150), Palencia (7.309) y Ávila (9.774).

Obtención de licencias

Los programas para la obtención de las licencias han pasado a celebrarse cada dos meses con una media de veinte aspirantes, mientras que hasta hace cinco años se realizaban mensualmente y acudían al menos cuarenta personas interesadas.

Subastas

Por otra parte, las subastas anuales organizadas por las comandancias de la Guardia Civil, donde podían adquirirse armas a muy bajo coste, han dejado de celebrarse tras la transposición de una normativa de la Unión Europea aprobada en agosto de 2020 a raíz de unos atentados terroristas con armas reutilizadas.