La Opinión de Zamora

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Luislo: Una historia de superación

Dalmiro Gavilán escribe “Luislo: la fuerza del coraje”, una semblanza del fallecido pintor Luis Lorenzo Navarro

Dalmiro Gavilán y Luislo Cedida

Un hombre con un inmenso coraje. Así define Dalmiro Gavilán Santos a Luis Lorenzo Navarro “Luislo”, conocido por todos los zamoranos por pintar con la boca, tras sufrir un derrame medular que le dejó en una sillas de ruedas, una circunstancia que le condicionó la vida, pero no logró borrarle de la cara su permanente sonrisa.

El periodista ha escrito una semblanza del pintor cumpliendo una promesa tácita con el deseo de que el ejemplo de Luislo ayude a quienes se encuentran en un pozo. “Si él con lo que le pasó, consiguió lo que consiguió ¡qué no podemos lograr el resto!... realmente todo lo que nos propongamos”, sentencia el periodista.

LUIS LORENZO NAVARRO , PINTOR QUE PINTA SUS OBRAS CUADROS CON LA BOCA DAVID RODRIGUEZ

El proyecto del libro surgió en una serie de conversaciones entre estos buenos amigos que se conocieron gracias a que sus hijas estudiaron juntas en el colegio. “Me dijo que le gustaría tener algún recuerdo de sus vivencias, dado que podría servir de ejemplo de superación”. Ese planteamiento el periodista y escritor no lo dejó en saco roto. Comenzó a recopilar grabaciones y muchas notas escritas para llevar a buen puerto la empresa de la biografía de este luchador.

Una historia de superación

La publicación arranca con su infancia y su pueblo natal, Abezames. Un bosquejo de esta primera parte la leyó Luislo antes de fallecer de manera repentina en marzo de 2017. “Le enseñé un borrador y todavía tengo grabada una frase que me dijo: Te repites más que la cebolla”, comenta esbozando una sonrisa Dalmiro Gavilán quien, confiesa, con un tono más serio, que “tras su muerte me costó mucho retomar la escritura de la biografía pero... fue casi una promesa y lo acabé, aunque él no llegó a leerlo”.

Luislo acompañado de autoridades durante la inauguración de una de sus muestras L.O.Z.

Luislo, la fuerza del coraje”, que fue el regalo de bodas que Dalmiro Gavilán le hizo a la hija de Luislo y de cuya primera edición quedan escasos ejemplares a la venta en las librerías Siris, Mil Hojas y Jambrina, cuenta con dos partes claramente diferenciadas por el episodio que cambió la vida a Luislo y de su familia.

Las primeras páginas aproximan a la niñez y juventud de Luis Lorenzo Navarro, su primer contacto con la pintura o su primera exposición en Toro, donde vendió todas las obras. También relata cómo conoció a Paqui su mujer, cómo la pareja vivió en la distancia. Él trabajando en Madrid y ella en Zamora, finalmente Luislo logra trabajo en Zamora. Llega el nacimiento de su hija... una joven familia feliz hasta la noche fatídica.

Lo que vivió él, su mujer y sus padres, cuando recibieron la llamada a las dos de la mañana, fue francamente muy duro”, remarca el escritor para quien dar forma a ese capítulo de la vida de su amigo “fue complicado”, pero lo presenta desde un gran respeto y alejado de sensiblerías. “Fue muy complicado escribirlo y yo he querido recrearlo de un lenguaje cercano para que la gente lo comprenda”.

Un dibujo realizado por el pintor cuando comenzó a pintar con la boca

En plena desgracia “la vida a veces es amable porque en la sala de espera del hospital de Zamora una pareja de San Miguel de la Ribera le facilita el contacto de una enfermedad de la Fundación Jiménez Díaz” de Madrid, a donde trasladaron a Luislo, y posteriormente al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

En la ciudad de las tres culturas le animaron a desarrollar alguna distracción. Primero probó con el Inglés e incluso le hablaron de pintar, una afición que había desarrollado tiempo atrás. Empezó a pintar cuando sin poder mover ni brazos ni piernas, la cabeza no la sujetaba y con un respirador artificial. No podía estar más de cinco minutos pintando con la boca, pero final de su vida despachaba un cuadro con una buena calidad artística en diez o doce días cuando al principio invertía un mes de trabajo”, subraya el escritor.

De la lectura de la semblanza se extrae que la pintura fue la tabla de salvación al igual que su mujer. “Eran un tándem Luis-Paqui, Paqui-Luis, donde Luis era el pensante y ella era es la que siempre le daba el último empujón”, certifica el periodista.

Ya en Zamora Luislo, tras mucho esfuerzo, logra ser becado por la Asociación de Pintores con la Boca y el Pie, antes Artis Mutis. “Se le abre una ventana a la esperanza”.

Comienza a pintar y remitir a la organización doce cuadros al año y realizar exposiciones en Zamora. “En una ocasión le devolvieron unos 40-50 cuadros, ¡ya teníamos material para la muestra”, recuerda con alegría el amigo. Fue en Caja Duero.

Portada de la publicación Cedida

Tras ella vino otra en el Palacio Pimentel de Valladolid y colectivas en el Colegio Universitario o la Alhóndiga de pintores con la boca y el pie. Estas muestras para él “eran pura adrenalina”, aporta el periodista quien también nombra la realización del cartel anunciador del novenario de Nuestra Madre de las Angustias. “Fue un encargo muy especial para él. Creo que llegó al alma y se sintió muy orgulloso”.

Luislo logró “ascender” dentro de la asociación a la que pertenecía. Consiguió ser miembro del colectivo tras superar la valoración de dos jurados, uno de ellos independiente, y estaba pendiente de ser nombrado socio de pleno de derecho, lo que le hubiera hecho asistir a asambleas. “Él en su silla viajó y en la medida de sus posibilidades tuvo una buena calidad de vida gracias a los cuidados de su mujer y al Hospital de Toledo” certifica su amigo.

Luislo Cedida

Y qué sentiría Luislo si hubiera visto y leído el libro, ahora pendiente de una nueva reedición, es interpelado su autor. Se hace un silencio durante unos segundos. Dalmiro, gran conversador, toma aire y responde con una amplia sonrisa: “Me imagino que más adrenalina”.

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