La Opinión de Zamora

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Plan de ahorro energético del Gobierno

Junta y Gobierno, aún sin plan para controlar si se cumple el plan de ahorro energético

A tres días de la entrada en vigor de la norma, nadie conoce quién vigilará a los negocios | La ley permitirá a la hostelería climatizar los locales a 25 grados

Interior de un restaurante. | Jose Luis Fernández

El martes entrará en vigor el plan de ahorro energético aprobado por el Gobierno el pasado lunes y aún hoy, a solo tres días de su puesta de largo, nadie sabe quién se encargará de garantizar su cumplimiento. El Estado, como aseguró el propio Gobierno en su rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, descarga la responsabilidad en las comunidades autónomas. La Junta, según la información recabada por este diario, no tiene aún un plan definido para vigilar el cumplimento de la ley.

Fuentes jurídicas destacan que se trata de una ley transversal, en la que el Gobierno define un marco general y cada comunidad lo aplica, por lo que puede surgir un conflicto de competencias. Las comunidades autónomas pueden recurrir la norma al Constitucional y el Gobierno, si ve incumplimiento, puede enviar un requerimiento y recurrirlo. Esto significa que el Ejecutivo no tendría capacidad para multar directamente a las comunidades. Además, algunos juristas aseguran que se hace referencia a la Ley de Industria de 1992, que podría haber quedado obsoleta por la transferencia de algunas competencias a las autonomías. Por si fuera poco, algunos ayuntamientos —como el de Madrid— ya han anunciado que asumen la garantía del cumplimento de la ley. En Zamora, de momento, nada.

La hostelería, la excepción

Y, entre tanto, el Gobierno anunció ayer que la hostelería se “libra” del límite al aire acondicionado a 27 grados y podrá climatizar sus negocios a 25 grados. “Una cuestión lógica”, asegura el presidente de la Asociación Zamorana de Empresarios de la Hostelería —Azehos—, Óscar Somoza. “A día de hoy muchos locales están climatizados a 23 grados, incluso algo menos. Comer a 27 grados de temperatura no tiene sentido, porque hace calor. 25 nos parece una medida más acertada”, asegura el representante de la hostelería zamorana.

Con todo, Somoza recuerda que existe una ley que indica que en todo caso se debe velar por la seguridad laboral de los trabajadores, es decir, “no exponer al personal a temperaturas elevadas o muy bajas”. Para el empresario, la climatización de un local de hostelería debe tener en cuenta que el trabajo que se realiza en su interior es muchas veces intenso, que los empleados manejan platos con comida caliente y que “muchas veces vamos casi corriendo de una mesa para otra”. Condicionantes, explica, que “obligan” a una climatización más intensa para que los trabajadores desempeñen su función con seguridad y bienestar.

Con todo, los hosteleros ven en esta legislación “los mismos fallos que sucedieron con la aplicación de leyes para luchar contra el coronavirus: que se hace todo improvisado y sin consenso con las personas y con los negocios afectados”. Para la hostelería, “si se hubiera hablado antes con los negocios, el Gobierno se habría ahorrado los bandazos y las contradicciones de los últimos días y habría presentado una ley más afinada”.

La inflación, principal enemigo de la temporada turística

“Julio ha sido un mal mes en relación al año pasado y agosto comienza con malas expectativas”. Así se expresa Óscar Somoza al ser preguntado sobre la marcha del turismo durante las últimas semanas, con Zamora en plena temporada alta y con comarcas como Sanabria “a reventar”. Llenas de gente, sí, pero de “hijos del pueblo”, asegura el empresario. “Personas que veranean aquí porque tienen una vivienda o porque su familia es de aquí. Que hacen gasto en los restaurantes pero no en los hoteles”, resume el empresario. La explicación que Somoza da a esta situación se apoya en varios pilares. Primero, en el hecho de que el año pasado, con el COVID aún en boca de todos, el turista huyó de los lugares más masificados y se atrevió con destinos de interior tradicionalmente más olvidados, como Zamora. “El año pasado tuvimos un verano muy bueno, este año no vamos a llegar a ello”, asegura el empresario. Algunas restricciones aún vigentes el año pasado para luchar contra las masificaciones también empujaron al turista hacia Zamora. Este año, además, se suma la inflación, que afecta a todos los bolsillos y que hace que el turista “tenga más miedo a gastar y opte por otro tipo de vacaciones”. Aquí entra la figura de la “casa familiar” y “el hecho de llevar la comida hecha de casa para no tener que comer en un restaurante”. El combustible, que también ha subido de precio de una forma importante, hace el resto. “Este verano no creo que cumplamos las expectativas”, concluye Somoza.

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